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Las claves de la inversión en 2024, el año en que jugar la baza de los recortes de tipos

Se prevé un año positivo en Bolsa, y más aún en deuda, si bien los analistas aconsejan cautela ante un entorno de desaceleración y menores beneficios empresariales

Nuria Salobral
pcess609 (Getty Images)

Los inversores ya han escrito el guion para 2024 antes de que empiece. La fuerte apuesta por la bajada de tipos de interés ha acelerado las ganancias en la recta final de 2023 en Bolsa y, sobre todo, en la renta fija, hasta el punto de que los precios de los bonos han terminado el ejercicio en los niveles que las previsiones de los analistas calculan para bien entrado 2024.

El mercado adelanta acontecimientos a gran velocidad y el gran desafío para la inversión de cara al año próximo es que los pronósticos de los inversores se cumplan. Todo un reto si se echa la vista atrás a lo sucedido en los últimos tiempos, en los que los mercados financieros han atravesado una pandemia, un rebote posterior de la economía que creó una enorme espiral inflacionista, unas subidas de tipos de una rapidez e intensidad sin precedentes y, más recientemente, un auge febril por la inteligencia artificial y el estallido nada menos que de dos guerras, Ucrania y Palestina.

El año que ahora acaba arrancó con enorme cautela, casi pesimismo. Necesariamente iba a ser mejor que el aciago 2022 para los mercados pero se esperaba que las alzas de tipos de interés terminaran por provocar la recesión económica. La contracción de la economía no ha llegado y el año termina con optimismo entre los inversores. El pronóstico generalizado es que 2024 será el año de la confirmación del aterrizaje suave para la economía tras las subidas de tipos y del tan esperado descenso de la inflación, gracias a lo que comenzará un nuevo ciclo de rebajas del precio del dinero sin que el crecimiento haya quedado dañado en exceso. La cuadratura del círculo. Será por tanto un año positivo para la Bolsa y la renta fija, aunque lleno de matices.

También será el ejercicio en el que el efecto de las subidas de tipos se revele con toda su intensidad, en especial en los primeros meses, y en el que habrá un menor crecimiento. Sin olvidar los permanentes riesgos geopolíticos, cada vez más acuciantes en un año que va a estar plagado de consultas electorales, con especial foco en las presidenciales de Estados Unidos.

El mercado apuesta de forma rotunda por el giro de la política monetaria, hasta el punto de haber consumido ya parte del potencial previsto para 2024

La gran sorpresa de 2023 ha estado en la continuidad de las subidas de tipos sin que ello se haya llevado por delante la economía. Para 2024, la gran sorpresa puede estar en que los tipos tarden en bajar más tiempo de lo que ahora descuenta el mercado, que apoya en esta idea su expectativa de ganancias en renta variable y renta fija en los próximos meses. Frente a la contención que muestran los bancos centrales, los futuros sobre tipos de interés están apuntando a una rebaja del precio del dinero en Estados Unidos y Reino Unido de 150 puntos básicos durante 2024. Y para la zona euro, la apuesta es aún más rotunda, de una bajada de nada menos que 175 puntos básicos a lo largo del próximo año. Las oportunidades de revalorización van a estar por tanto rodeadas de volatilidad y amenazas y sujetas a que la predicción del mercado se cumpla.

BlackRock, la mayor gestora de fondos del mundo, cree que el escenario actual “es demasiado complaciente”. Y advierte contra la rapidez con que se espera que baje la inflación, la clave de bóveda para que puedan bajar los tipos. “Hay algunas fuerzas estructurales, como la transición energética, las tensiones geopolíticas o el envejecimiento de la población, que son eminentemente inflacionistas. No va a ser tan fácil volver a un crecimiento de precios estable en el 2%”, señalan en sus perspectivas para 2024. De hecho, en BlackRock infraponderan ligeramente la Bolsa estadounidense y europea y concentran su apuesta para la renta variable en Japón y en los valores relacionados con la inteligencia artificial. En deuda, mantienen la prudencia y creen que aún es pronto para apostar por la deuda soberana a más largo plazo. Si se cumple el pronóstico de BlackRock de que los tipos van a estar elevados más tiempo de lo que parece, hay que estar sobreponderado en deuda estadounidense a corto plazo.

El momento en que los bancos centrales giren el rumbo de su política monetaria va a ser sin discusión el eje que mueva al mercado en 2024. En Julius Baer creen que no será hasta el último tramo de 2024 cuando los bancos centrales mostrarán todas sus cartas sobre las bajadas de tipos, inaugurando un nuevo ciclo para la economía mundial. Será en la parte final del ejercicio cuando se cosechará la mayor parte de la rentabilidad esperada para 2024 que, en opinión de la firma suiza, debería ser un buen año en general para la renta variable de los mercados desarrollados. “Mientras tanto, la actividad económica puede seguir desacelerándose, lo que implica que los inversores harán bien en mantener su exposición a acciones defensivas y de crecimiento de calidad”, explica Christian Gattiker, jefe de análisis de Julius Baer. Y pese a las cautelas, al igual que BlackRock, la firma sigue recomendando los títulos ganadores de 2023, las acciones de tecnología de la información y las comunicaciones.

Los tipos de interés van a ser el eje del mercado en 2024 aunque, una vez descontadas con tanta fuerza las rebajas, los resultados empresariales van a ofrecer una imagen reveladora de cómo queda el paisaje económico tras la ola alcista del precio del dinero. “Prevemos un debilitamiento significativo del ciclo de beneficios, con un descenso previsto de las expectativas de beneficios por acción del Stoxx 600 de más del 15% a finales de año en respuesta al debilitamiento del impulso macroeconómico”, explica Sebastian Raedler, estratega de inversiones de BofA Research. En paralelo a esa caída de beneficios, el Stoxx 600 descendería el 15% a mediados de año, para remontar en la parte final del ejercicio.

En Barclays prevén en la Bolsa europea un año alcista con discreción, con subidas de un solo dígito. “Todavía se espera un camino lleno de baches en un contexto de crecimiento mediocre y elevada incertidumbre geopolítica, mientras que la renta fija sigue ofreciendo valor. Mantenemos una cartera equilibrada entre valores cíclicos y defensivos”, señalan en el banco británico. Su previsión es de un mayor crecimiento en el beneficio por acción en EE UU, del 12%, que en Europa, del 7%. Y su posición es neutra para la Bolsa estadounidense frente a la europea, más barata aunque menos competitiva que Wall Street por la ausencia de los gigantes de la inteligencia artificial.

Los denominados siete magníficos (Apple, Microsoft, Alphabet, Tesla, Meta, Nvidia y Amazon) han sido la revelación alcista de 2023, disparados por el potencial que ofrece la inteligencia artificial, y nadie se atreve a augurar su caída en Bolsa en 2024. Sí surgen voces que alertan de la excesiva dependencia del S&P de estos valores, aunque sin renunciar a ellos. También es difícil resistirse al canto de sirena de las bajadas de tipos, según reconocen en Axa IM. “Es probable que el mercado se haya movido demasiado en términos de expectativas de relajación monetaria. Ya se sabe que la próxima fase del ciclo se caracterizará por la relajación monetaria. El impulso del mercado será difícil de cambiar, lo que hace que 2024 sea un poco más complicado desde el punto de vista de la inversión”, señala Chris Iggo, director de inversiones de la gestora francesa.

Una de sus principales recetas para el nuevo año es la recuperación de la cartera 60/40 –60% en Bolsa y 40% en deuda–, desterrada de las estrategias de inversión en la larga etapa de tipos de interés cero. “Para 2024, un enfoque equilibrado de renta fija y renta variable debería resultar atractivo para los inversores”, añade Iggo.

Después de las fuertes subidas en Bolsa de 2023, la expectativa de ganancia para el nuevo año es más modesta, más aún ante un panorama de desaceleración económica y resultados empresariales más débiles. Para la renta fija los augurios sí son positivos de forma generalizada: las subidas de tipos ya permiten una ganancia real con el cobro del cupón, y la perspectiva de recorte del precio del dinero, aunque ya descontada en gran medida, augura el alza de precios de estos activos. En Santander Wealth Management & Insurance destacan que “en 2024 se abren oportunidades atractivas en estrategias a más largo plazo en renta fija soberana y bonos corporativos con grado de inversión”. En BBVA Asset Management también coinciden en que “la clásica cartera que incluye un 60% de renta variable y un 40% de renta fija podría comportarse muy bien”.

Una vez más, deberá cumplirse el guion ya escrito de las bajadas de tipos de interés para el próximo año. “Uno puede preguntarse si el mercado se está adelantando a sí mismo. Un recorte tan masivo de los tipos solo se producirá si la economía estadounidense tiene problemas, lo que no sería una gran noticia para el mercado de renta variable, o si la inflación se desploma aún más, lo que consideramos poco probable”, advierten escépticos desde DNB Asset Management. Y a la espera de esos recortes del precio del dinero, la apretada agenda electoral de 2024 bien puede ser fuente de inesperada volatilidad. Se celebrarán elecciones en el nuevo año en Gran Bretaña, la India, la UE (al Parlamento Europeo) y EE UU, en la recta final de 2024. “Si bien la geopolítica no es el gran impulsor del mercado, es poco probable que dé respiro a los inversores: el 45% de la población mundial está convocada a elecciones en 2024, al tiempo que continúa la guerra en Ucrania y Gaza”, añaden desde Barclays.

Frente a los sobresaltos, el oro resurge como activo valioso y seguro en las carteras. Le favorece la debilidad del dólar y el apetito por su compra de los bancos centrales, lo que servirá de sostén para su avance más allá de la zona actual de récord.

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Sobre la firma

Nuria Salobral
Es jefa de la sección de Inversión en el fin de semana y redactora especializada en temas financieros y política monetaria. Trabaja en Cinco Días desde 2006, donde ha cubierto la quiebra de Lehman Brothers, el rescate a la banca española o las decisiones del BCE. Nacida en Madrid, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.
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