Los gestores insisten en los plazos cortos para protegerse del rally de los bonos
Aunque los tipos están próximos a tocar techo creen que es pronto para rotar las carteras a los plazos largos
El endurecimiento del tono por parte de los bancos centrales marcó el pulso del mercado en septiembre. Las expectativas de tipos más altos durante más tiempo se tradujeron en pérdidas para las Bolsas y la renta fija. A diferencia de otros momentos en el que el alza de las rentabilidades se circunscribía a los países con mayores desequilibrios económicos, esta vez el ascenso ha sido generalizado, un hecho que complica la tarea a los gestores, que consideran que es demasiado pronto para invertir en deuda a largo plazo.
En la recta final de septiembre el bono español superó la barrera del 4% por primera vez desde 2013 mientras la deuda alemana el mismo plazo ronda el 3%, máximos de 2011. Más exagerado es el comportamiento de la deuda EE UU. La prórroga de un mes y medio para evitar el cierre de la administración pasa de puntillas por el mercado. Desde que en la pasada reunión la Reserva Federal dejara la puerta abierta un nuevo incremento de las tasas antes de fin de año y rebajara la intensidad de un eventual recorte en 2024, los bonos a diez y dos años rondan máximos de 2006 al situarse en el 4,6% y el 5,17%. Cristina Gavín, responsable de renta fija de Ibercaja Gestión, sostiene que el repunte de las rentabilidades registrado a la vuelta de las vacaciones ha sido el mayor desde el pasado mes de marzo coincidiendo con la crisis de Credit Suisse y las turbulencias de la banca regional de EE UU.
La duda ahora es hasta dónde puede continuar el repunte de los rendimientos y la consiguiente caída en precio de los bonos. Gavín considera que el mercado ha puesto en precio el peor escenario, pensando incluso que podríamos seguir viendo subidas de las tasas. “Vemos difícil que el repunte visto en las últimas semanas se siga intensificando y creemos que en estos niveles estaríamos cerca de los máximos”, remarca.
En la misma línea se mueve Antonio González, responsable de gestión de activos de Renta 4, que considera que los tipos han tocado techo o están próximo a hacerlo, lo que crea las condiciones propicias para que las rentabilidades estén cerca de sus máximos. Para que las rentabilidades sigan subiendo, González afirma que los datos de crecimiento tendrían que sorprender positivamente y la inflación continuar por encima del 2%. “Nos parece difícil que el crecimiento aguante, ahora que las políticas monetarias restrictivas empiezan a tener su efecto en las economías. Si acaso, vemos más posibilidades de que esto suceda en EE UU que en Europa”, remarca.
Hasta el momento la agresiva subida de tipos acometida por la Fed apenas se ha dejado sentir en la primera economía del mundo. En el segundo trimestre el PIB de EE UU avanzó un 2,1% mientras la tasa de paro se sitúa en el 3,8%. Aunque el desempleo es el más alto en 18 meses, el mercado laboral y el consumo continúan siendo resilientes. Es decir, hay margen para que la Fed mantenga una política monetaria restrictiva. Larry Fink, consejero delegado de BlackRock cree incluso que ante la actual persistencia de la inflación, el bono de EE UU a 10 años podría subir al 5%. El gurú considera que la transmisión de la política monetaria a la economía tarda mucho. Esta fortaleza contrasta con la debilidad de la eurozona. Tal como señaló Christine Lagarde el mes pasado, la eurozona se enfrenta ahora a su momento más difícil. El BCE prevé un estancamiento en el tercer trimestre.
Aunque los gestores consideran que los rendimientos están próximos a tocar techo, todavía es pronto para aumentar la duración de las carteras. Es decir, no se dan las condiciones para apostar por los vencimientos largos. Las presiones inflacionistas continúan siendo elevadas y más ahora que resurge el fantasma de los precios energéticos. Las restricciones puestas en marcha por la OPEP y sus aliados acercan al Brent a la barrera de los 100 dólares, lo que complica el objetivo de los bancos centrales de devolver la inflación al 2%. Esto aleja la bajada de los tipos y es de esperar que se mantengan altos más tiempo de lo esperado. Desde Renta 4 apuntan a que gracias a que mantienen las carteras con baja duración, el reciente repunte de las rentabilidades apenas les está afectando. “Estamos sopesando incrementar la duración, pero todavía no tenemos visibilidad suficiente como para dar ese paso. Pensamos que aún no compensa asumir este riesgo porque es probable que los tipos continúen altos por más tiempo”, subraya González.
Rafael Valera, CEO y gestor de Buy & Hold, sostiene que alargar el vencimiento de las carteras no tiene prácticamente prima alguna con unas curvas planas en Europa e invertidas en EE UU (los plazos cortos pagan más que los largos). “Para aumentar la exposición a los vencimientos largos habría que tener clarísimo el cuadro macroeconómico para los próximos meses y no es el caso”, remarca. Desde BlackRock sostienen que su estrategia de infraponderar bonos del Tesoro estadounidense a largo plazo les ha resultado muy útil ante el repunte de las rentabilidades. “Todavía hay poca prima por plazo. Preferimos bonos del Tesoro a corto plazo”, indican en su último comentario.
Las letras a 12 meses de EE UU, en niveles del 2000
Rendimientos. El repunte de las rentabilidades es generalizado sin discernir ni los plazos ni las regiones. Mientras la deuda a 10 años ronda máximos de 2006, las letras a 12 meses en EE UU cotizan entorno al 5,49%, niveles que no se registraban desde diciembre del 2000. La inversión de la curva de deuda, entendida esta como el hecho de que los plazo cortos pagan más que los largos, está siendo una constante en el último año y medio. Tradicionalmente este hecho ha sido una señal de recesión, escenario que EE UU ha logrado esquivar. Las últimas proyecciones de la Fed contemplan una desaceleración, pero no una recesión. El presidente de la Fed, Jerome Powell, rehusó ayer dar pistas sobre los próximos pasos y se limitó a decir que su objetivo es lograr una economía sana. Más agresiva se mostró la gobernadora Michelle Bowman que considera que ante las crecientes presiones inflacionistas el banco central tiene margen para prolongar la subida de los tipos. El mercado concede una probabilidad del 32,6% a que esto suceda en la reunión de noviembre.
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