Golf y ciclismo, los aliados para alargar la temporada en la costa española
Estos dos deportes ayudan a desestacionalizar el turismo en lugares como Baleares, Cataluña y Cádiz. Los golfistas gastan de media 4.189 euros durante su estancia en España


Rodar por la Sierra de Tramontana junto a un campeón de ciclismo como Juan Antonio Flecha y recuperar fuerzas con los platos de José Pizarro, uno de los chefs españoles más aclamados en Londres. Es el plan del que disfrutan este fin de semana 35 ciclistas, que están alojados en Son Bunyola Hotel & Villas, en Banyalbufar (Mallorca), uno de los nueve establecimientos de Virgin Limited Edition, la cadena hotelera de lujo que pertenece a Richard Branson. La actividad está organizada por la empresa de eventos LeBlanq y cuesta alrededor de 4.800 euros con tres noches de alojamiento y comidas.
“Este tipo de actividades nos ayuda a desarrollar la imagen de que hay otro tipo de turismo posible en Baleares más allá del sol y la playa en verano. Y hacen que las temporadas se alarguen más”, asegura Vincent Padioleau, director de Son Bunyola, que este año permanecerá abierto desde marzo hasta noviembre.
Cuenta Padioleau que no hay un perfil concreto de clientes que utilizan su hotel como punto de partida para hacer recorridos en bicicleta, pero que sí tienen en común el interés por descubrir la zona a la que viajan, “no solo quedarse tumbados al sol en la piscina”. Durante sus salidas, se paran en los pueblos de la zona, “que han ido poniendo facilidades como pueden ser zonas para dejar las bicicletas o señalética específica para hacer rutas”.
De que la isla de Mallorca se ha convertido en los últimos años en un referente para los cicloturistas da buena cuenta Silvia Tur, gerente de experiencia de huéspedes en Grand Hotel Son Net, en Puigpunyent, que cada mañana se encuentra con varios ciclistas durante su camino al trabajo. Entre las actividades que propone a los clientes ofrecen varias opciones de salidas, ya sean enfocadas a un perfil con más experiencia en este deporte o simplemente a aquellos que quieran conocer los alrededores montados en bicicletas eléctricas que tienen de cortesía en el establecimiento. “Antes no era tan común este tipo de turistas. Ahora solemos tenerlos en primavera y en otoño”, explica. En su opinión, “podría servir para desestacionalizar el turismo” en la isla, aunque tiene dudas sobre si hoy en día el volumen de estos viajeros es suficiente para lograrlo.

Sí se muestra más confiado el mallorquín Antonio Bauzá, director global de comunicación de Iberostar Beachfront Resorts, cadena con fuerte presencia en la isla. “Mallorca tiene llanura y montaña en una corta distancia. Hay seguridad para salir a descubrir la zona por tu cuenta y ofrece buenas instalaciones hoteleras a precios más competitivos que durante la temporada alta”. Defiende que la llegada de los cicloturistas en primavera y otoño hace que los hoteles abran antes y cierren más tarde y que son el complemento perfecto para el turismo de sol y playa que se concentra en verano. Destaca también, como Padioleau, que este tipo de viajero complementa sus salidas en bicicleta con visitas a restaurantes u otras actividades culturales, y que dan vida, y beneficios, a pueblos del interior de la isla donde se paran a descansar. En palabras de Bauzá, “las administraciones públicas han sido activas para tratar de desestacionalizar el turismo de sol y playa con la apuesta por diferentes competiciones deportivas, no solo relacionadas con el ciclismo”.
Mientras que Mallorca ya se ha convertido en un destino para aquellos a los que les gusta rodar por las carreteras, en el Priorat, Tarragona, se ve el cicloturismo como otra forma de atraer visitantes, explica Jordi Ferré, director de Operaciones de The Stein Group, empresa propietaria de Gran Hotel Mas d’en Bruno, situado en la comarca tarraconense. “Es una zona segura para el ciclismo y tenemos más de 100 kilómetros de carreteras para practicarlo. Aún es poco conocido, no está quemado”. En el hotel se ofrecen diferentes packs para alquilar bicicletas y el equipamiento necesario, incluso se pone a disposición del huésped un guía que los acompañe en la salida.

Más allá de la pedalada
Además del ciclismo, el golf es otro de los deportes que ayudan a alargar la temporada en la costa más allá del verano. Y la provincia de Cádiz es un ejemplo de ello. “Es un destino vacacional de verano principalmente para el turista nacional. A medida que va llegando septiembre comienzan a llegar los internacionales a jugar al golf, atraídos por el buen clima y días más largos que en sus países de origen”, comenta Bauzá. La cadena para la que trabaja deja abierto todo el año uno de los dos establecimientos que tiene en Chiclana de la Frontera, en concreto el Iberostar Selection Andalucía Playa de cinco estrellas y 247 habitaciones. Y ofrece a sus huéspedes la posibilidad de jugar en sus dos campos de golf, “que fueron diseñados por Severiano Ballesteros”.
En la provincia andaluza también se encuentra uno de los destinos de golf más reconocidos de España, Sotogrande. “Nuestro caso es particular. Llevamos recibiendo este tipo de turista desde hace 60 años. Y frente a otros lugares en los que durante el verano cae, aquí se juega al golf todo el año”, asegura Rita Jordao, directora de marketing y ventas de Sotogrande. Entre las instalaciones del complejo turístico y residencial, propiedad del fondo Orion Capital Managers, se encuentra el hotel SO/ Sotogrande, cuyos huéspedes “son en un 80% golfistas”, fuera de Semana Santa y verano. “Pero incluso en esas épocas, muchas de las familias que vienen practican golf, aunque sea solo alguno de sus miembros”. Campos para hacerlo no les falta, tienen a su disposición cuatro: Real Club Valderrama, el Real Club de Golf Sotogrande, La Reserva Club y Almenara Golf. En el hotel ofrecen diferentes opciones de paquetes para jugar en todos o solo en algunos.
Una de las novedades de este año en Sotogrande es una academia de golf que abrirá en verano. “Con ella vamos a poder incrementar los grupos que vienen a aprender. De hecho, ya estamos cerrando algunos para los próximos meses”, explica Jordao, quien confía en atraer también a los jugadores nórdicos en los meses de invierno “cuando los campos en sus países están bajo la nieve”.
No muy lejos de Sotogrande, acaba de abrir sus puertas el hotel de cinco estrellas Fairmont La Hacienda, en San Roque (Cádiz). Aunque su director, Juan Manuel Losada, no quiere definirlo como un resort de golf, a buen seguro que muchos de sus clientes llegarán buscando el campo de 18 hoyos que tienen con vistas a la playa de La Alcaidesa. “Nuestra estrategia fuera de la temporada alta es atraer al cliente de golf, pero no limitado a eso. Por eso hemos construido un spa de 1.800 metros cuadrados y ofrecemos otras actividades deportivas y visitas a los pueblos de alrededor”. En su opinión, más que “desestacionalizar la demanda, que va seguir siendo muy alta en los meses de verano”, a lo que ayuda el golf es a que crezca en temporadas más bajas.
La idea de turismo complementario que sostenía Bauzá con el ciclismo la expone con el golf David Plana, consejero delegado del resort Camiral Golf & Wellness, en Girona. “Para nosotros, las temporadas están bastante marcadas. Desde febrero a mayo y luego de septiembre a noviembre vienen golfistas. Muchos de ellos ingleses, alemanes y nórdicos. Se compagina bien con el turismo de costa del verano”. El gasto por persona de los primeros, asegura, es mayor que el de los segundos y hace referencia al II Estudio sobre el Impacto Económico del Golf en España, realizado por IE Foundation, en colaboración con la Real Federación Española de Golf, y presentado el pasado septiembre. En el mismo se estima que, en 2022, el gasto medio de este tipo de turista fue de 4.189 euros, lo que equivale a 352 euros al día, ya que las pernoctaciones medias son de casi 12 días, frente a los 7,5 del viajero medio. En total el gasto directo de los turistas de golf alcanzó los 5.872 millones de euros en 2022, un 27,6% más que en 2019.
Al hablar sobre pernoctaciones, Plana saca a colación uno de los temas candentes en el sector de turismo. “Este tipo de viajeros no contribuye al desplazamiento de viviendas hacia el alquiler turístico. No hay ese fenómeno, por lo que no impacta negativamente en los ciudadanos”. Y es consciente de que al ver cómo se riegan los campos de golf en épocas de sequía, “la gente pueda pensar que se está desperdiciando agua”. Defiende que toda la que se usa en Camiral es reciclada de aguas residuales, tanto del resort como de municipios cercanos. Y que se están cambiando el tipo de césped por uno que necesite menos riego. Como también se está llevando a cabo en Sotogrande, donde Jordao, recuerda “que ya en los 70 se instaló una de las primeras depuradoras de España para cuidar el uso del agua”.
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