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La nueva era Trump condiciona las perspectivas de un crecimiento pendiente también de los tipos

Para el FMI, la mayoría de países presentan previsiones positivas. Se sigue apostando básicamente por la Bolsa estadounidense, sobre todo ‘small caps’

2025 RMB and Euro Cooperation
wenjin chen (Getty Images)

Donald Trump, tipos de interés, inflación, aranceles, China o riesgos geopolíticos son las palabras más repetidas entre los expertos a la hora de compartir sus previsiones para este 2025. Aunque con moderación, las expectativas son positivas para los mercados y el crecimiento económico mundial. Repasamos lo que esperan las grandes gestoras internacionales y españolas lo que cabe esperar del nuevo año.

“Pensamos que 2025 va a ser un año positivo para todas las grandes regiones geográficas”, indica Fernando Fernández-Bravo, director de fondos de Invesco para España y Portugal, que recuerda que hace unos días el FMI revisaba sus previsiones de crecimiento globales para 2025 y 2026 “y los niveles de países con perspectivas positivas alcanzaban los más altos en décadas, por encima del 85%. Por regiones, creemos que Asia volverá a ser la región que más crezca, incluyendo a China e India”.

Pero ese crecimiento no va a estar exento de riesgos de diferente índole. El principal se refiere a los planes del nuevo presidente de Estados Unidos. “Una aplicación plena de las políticas negativas de Trump, como aranceles del 60% a importaciones chinas, 20% al resto del mundo y antiinmigración, pueden ocasionar importantes perjuicios económicos en EE UU y el extranjero en su primer año. Así que un riesgo extremo que el mercado subestima es una guerra comercial global, con impulso estanflacionista y giro de los bancos centrales hacia subidas de tipos”, detalla Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM.

El responsable de fondos de Invesco añade otros factores que pueden penalizar el crecimiento como los aspectos geopolíticos, “ya que el nuevo Gobierno de EE UU puede provocar cambios significativos en los diferentes conflictos y crisis de los últimos años (Rusia-Ucrania, Oriente Medio…)”. Y China, ya que “el gigante asiático está embarcado en un programa de estímulo para revitalizar su economía y un potencial fracaso de sus políticas también podría tener un fuerte impacto económico a escala global”.

Sin embargo, Andrea Conti, responsable de análisis macroeconómico de Eurizon, afirma que el mayor riesgo que ven para 2025 es, por el contrario, un recalentamiento de la economía norteamericana, “si la política fiscal se vuelve demasiado expansiva y si los aranceles comerciales espolean la inflación. Esto provocaría un aumento de los rendimientos de los bonos, desestabilizaría los mercados de renta variable y, por último, perturbaría el crecimiento económico. Pero creemos que la nueva Administración estadounidense es muy consciente de este riesgo y actuará de forma comedida para, al final, prolongar el ciclo global”.

Respecto a la zona euro, “parece correr el riesgo de sufrir otro año de relativo estancamiento económico”, comenta el estratega jefe de mercados de Lazard, Ronald Temple, que ve probable que el BCE responda a los retos del comercio y el crecimiento recortando los tipos de forma más agresiva en 2025. Eso, “combinado con una menor relajación de tipos en EE UU se traducirán probablemente en un euro más débil, lo que podría llevar a una mayor inflación de los bienes importados en la región”.

Ranking de los mejores fondos nacionales e internacionales en 2024

Rentabilidades

El año pasado la categoría de fondos de renta variable fue la que más creció, un 18,57%, junto a Sectoriales, con el 15,45%, siendo los productos centrados en el sector financiero (31,94%), en RVI USA Crecimiento (31,56%) y en tecnología, medios y telecomunicaciones (30,90%) los que mejores resultados presentaron. De hecho, los fondos más rentables en 2024 son de esas categorías, superando en los mejores casos retornos superiores al 65% tanto en estrategias nacionales como internacionales.

¿Se mantendrán esos rendimiento en 2025? Si nos centramos en las previsiones para los mercados, la primera conclusión es que la Bolsa está subida de precio y muestra signos de inestabilidad. Ali Dibadj, consejero delegado de Janus Henderson, asegura que en las numerosas conversaciones que mantienen con clientes de todo el mundo, una cosa está clara: “La mayoría espera ver un aumento de la volatilidad en los mercados en 2025 y más allá. Compartimos esa opinión y reconocemos la complejidad de posicionar las carteras en función de los factores macroeconómicos que configuran el mundo”.

A tener en cuenta en las inversiones

Dividendos. Las 10 principales acciones en Estados Unidos cotizan a más de 30 veces sus beneficios, “niveles que solo se han visto hacia finales de 2021 y a finales de la década de 1990, durante la última burbuja del Nasdaq. Por el contrario, las acciones con dividendo están baratas y cotizan con un descuento del 50% respecto a los valores sin dividendo. La última vez que estuvieron tan baratas fue, nuevamente, a finales de los años noventa”, indica Jon Bell, gestor de carteras en Newton IM, parte de BNY Investments.  

Inteligencia artificial. En el caso de la IA, la oportunidad más atractiva a corto plazo podría seguir estando en los líderes del mercado, “pero posiblemente se desplazará cada vez más hacia las empresas que desplieguen de forma eficaz la IA en sus operaciones de manera que genere rendimientos significativos de la inversión”, analiza Ronald Temple, estratega jefe de mercados de Lazard.

Zona euro. Atendiendo a la asignación de activos, los expertos de CBNK apuestan por la bajada de tipos en la zona euro lo que afecta tanto en los activos de renta fija como en los de renta variable. “Esto implica alargar duraciones y ser muy selectivos en la asignación sectorial. No obstante, los riesgos geopolíticos y las tensiones comerciales podrían aumentar la volatilidad”, resumen. 
Deuda pública. Andrea Conti, jefe de análisis macro de Eurizon, considera que los mercados de renta variable y los títulos de crédito presentan rentabilidades estimadas interesantes. Sin embargo, “la cartera debería incluir también una buena proporción de deuda pública, cuyos rendimientos son positivos en términos reales, y que compensará la volatilidad de los activos de riesgo en caso de que el crecimiento mundial se ralentice inesperadamente”, racalca.

Bonos. Andrew Balls, de Pimco, responsable global de inversiones en renta fija, opina que “los bonos están preparados para desempeñar un papel crucial en las carteras en 2025. Creemos que los rendimientos de los bonos son atractivos en un momento en que las valoraciones de la renta variable y los diferenciales de crédito no lo son. La renta fija simplemente necesita que se mantengan las tendencias históricas para generar rentabilidades atractivas”.

“En términos generales, los mercados de renta variable están caros, con más del 65% de las acciones cotizando a un PER superior a 20 veces, frente a un promedio de 25 años del 40%. Sin embargo, esto se ve distorsionado en gran medida por la valoración de los grandes valores estadounidenses de gran capitalización”, indica Jon Bell, gestor de carteras en Newton IM, parte de BNY Investments. En su opinión, con las tensiones geopolíticas aún elevadas y los tipos de interés que probablemente se mantendrán altos durante más tiempo, sus valoraciones las hacen vulnerables. Por ello, “los valores estadounidenses de crecimiento de gran capitalización, que han dominado los mercados durante la mayor parte del período pospandemia, deben evitarse en 2025″.

Pero no todos los analistas comparten esa visión, Rosa Duce, directora de Inversiones de Deutsche Bank España, por ejemplo, cree que EE UU es donde hay que estar, “porque es la región que anida mayores perspectivas económicas tanto a corto (menos regulación, impulso fiscal, solidez doméstica), como a medio plazo (ganancias de productividad derivadas de la IA y las nuevas tecnologías)”.

Ante ese escenario, los especialistas barajan que 2025 pueda suponer “el inicio de una rotación hacia las acciones de pequeña capitalización”, augura Martina Álvarez, directora de ventas para Iberia de Janus Henderson. Entre las razones clave para su atractivo está “su capacidad de generar crecimientos superiores. Además, el entorno macroeconómico está jugando a su favor ya que históricamente han tendido a beneficiarse de bajadas de tipos de interés. Este contexto, junto con sus valoraciones actuales, las posiciona como una apuesta atractiva en 2025″, añade.

También Víctor de la Morena, director de inversiones de Amundi Iberia, menciona que el mercado de Estados Unidos podría sufrir un giro desde las siete magníficas hacia compañías de mediana y pequeña capitalización y más locales. “Podrían encontrarse oportunidades con potencial de revalorización de forma selectiva, ya que muchas están infravaloradas y han quedado relegadas en un entorno dominado por los gigantes del mercado”, afirma.

“Tras años de rendimiento inferior, el sector se ha revitalizado después de las elecciones del pasado 6 de noviembre gracias al optimismo de que las empresas más pequeñas podrían beneficiarse de la desregulación y de unos tipos impositivos más bajos, al tiempo que son menos vulnerables a las consecuencias negativas de una guerra comercial mundial”, explica el estratega jefe de mercados de Lazard, quien “abogaría por una estrategia que tenga en cuenta la calidad”.

España se convertirá en el motor de la eurozona

Hay unanimidad entre los expertos consultados: España va a ir bien en 2025, incluso se espera que sea el motor de toda la UE. De hecho, el FMI espera que el crecimiento de la economía de nuestro país este año alcance el 2,3% y un 1,6% en 2026. 
Detrás de esas cifras está un aumento en las exportaciones, situándose en niveles récord, y el crecimiento del consumo público impulsado por la demanda interna. “A ello sumamos el turismo, con un nivel de 94 millones de visitantes”, apunta Fernando Fernández-Bravo, director de fondos de Invesco para España y Portugal, quien destaca “la mejora en la dependencia del sector energético, donde el 55% de la producción de electricidad en España proviene de energías renovables, que está ayudando a reducir esta dependencia y a ser exportadores netos a excepción de petróleo y gas”.

En Santander Asset Managment son constructivos con España. “Los fundamentales siguen siendo sólidos, prevemos crecimiento de beneficios en línea con el mercado y además, en general, se mantienen buenas políticas de retribución al accionista, todo con unas valoraciones atractivas tanto en términos absolutos como relativos”, añade Jacobo Ortega, director de inversiones en Europa de la gestora.
Víctor de la Morena, director de inversiones de Amundi Iberia, también cree que el mercado español presenta un crecimiento que destaca sobre sus homólogos europeos, “situándose por delante de economías como Francia, Alemania e Italia en crecimiento y con déficits similares a estas. En el ámbito sectorial, en el Ibex 35 destaca por su peso el sector financiero y una significativa exposición servicios y consumo, sectores con fundamentos sólidos”.

Por su parte, Rosa Duce, directora de inversiones de Deutsche Bank España, espera que nuestro país tenga un comportamiento en línea con el resto de Europa, resaltando que “la solidez del crecimiento económico español sigue atrayendo la inversión extranjera. Además, el Ibex tiene un fuerte sobrepeso en el sector financiero, que es uno de nuestros favoritos”.

En cuanto a Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, cree que España puede superar al resto de grandes economías de la eurozona, aunque en menor medida que en 2024. Según su visión, “el crecimiento se moderará en el sur de Europa, pero puede ser más resistentes a shocks externos, dado el mayor peso del sector de servicios que en los países más manufactureros del norte de Europa, más expuestos a las tensiones comerciales y la competencia de China”.


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