La volatilidad se adueña del mercado: dónde invertir en el nuevo escenario de sacudidas
Las recomendaciones de los analistas oscilan desde las grandes empresas de consumo para las carteras más conservadoras a tecnológicas a buen precio tras las últimas caídas
Al inversor que se marchara de vacaciones dejando sus posiciones abiertas, y tras unos días de feliz desconexión digital optara por consultar el inicio de semana de las Bolsas desde la hamaca, posiblemente se le atragantara el mojito. El disgusto (siempre y cuando se trate de un inversor alcista y no a corto, de los que se lucran cuando todo cae), ha ido perdiendo fuelle, hasta casi dejar lo ocurrido en un mal sueño. Pero la montaña rusa emocional ha vuelto la mirada sobre algunos de los miedos que viene arrastrando el mercado desde hace meses y que hasta el momento había optado por ignorar, entre ellos la posible recesión en Estados Unidos o el estallido de una supuesta burbuja de valores tecnológicos ligados a la inteligencia artificial. Pese a la intensidad de la sacudida, los bandazos no han afectado apenas a las ganancias del año, todavía muy positivo para los parqués, pero han actuado de recordatorio de que las subidas no son infinitas, y abren la puerta a un nuevo escenario: el del comienzo de una era de alta volatilidad.
El índice VIX, la principal medida de volatilidad de las Bolsas mundiales, repuntó el lunes a niveles cercanos a los de la pandemia, y aunque desde entonces se ha derrumbado a la mitad, continúa en cifras históricamente altas. ¿Es negativo que haya movimientos pronunciados al alza y a la baja? No necesariamente. En verano, cuando la negociación suele ser menor por el descanso estival de los operadores, es más sencillo que se produzcan sustos, a veces amplificados por programas automatizados que compran y venden acciones sin intervención humana, lo cual alimenta pánicos y euforias bursátiles sin relación con el estado real de la economía o las empresas.
“Este tipo de volatilidad puede crear atractivas oportunidades de negocio”, afirman los analistas de la gestora de activos Pimco, que en un entorno de elevada deuda soberana, altos tipos de interés y elecciones en Estados Unidos esperan nuevos sobresaltos en lo que resta de año. “Los bonos de países como el Reino Unido, Canadá y Australia nos parecen atractivos debido a los riesgos a la baja del crecimiento económico, a la mejora de las perspectivas de inflación y a la forma en que los tipos de interés afectan más directamente a la economía a través de las estructuras hipotecarias”, añaden. La búsqueda de oportunidades tras la tormenta es la consigna de los gestores cuando no se prevé, como es el caso, un cambio profundo de rumbo en el mercado, si bien los expertos también aconsejan incorporar elementos de protección a la cartera ante nuevas convulsiones.
ASML, entre los favoritos
Para protegerse de los vaivenes, el banco suizo UBS cita entre sus valores favoritos a la firma de chips holandesa ASML, el proveedor británico de información y análisis RELX, y utilities (empresas que custodian y explotan infraestructuras de servicios públicos como pueden ser agua, electricidad, gas o telecomunicaciones) europeas como Redeia, E.On, Engie, Enel, Iberdrola o RWE, que además suelen repartir altos dividendos.
“Los largoplacistas no deberían preocuparse en exceso”, sostiene Leopoldo Torralba, economista de Arcano, ante una economía estadounidense que todavía crece a tasas más que aceptables (del 2,8% anual en el segundo trimestre), y una Reserva Federal con margen de actuación para reducir tipos si las cosas empeoraran repentinamente. En su opinión, no es momento de virar hacia los valores tradicionalmente considerados como defensivos, caso de farmacéuticas, utilities, empresas de educación y consumo básico, porque lo peor puede haber quedado atrás. “Las caídas fuertes ya se han producido, y uno puede perderse una buena subida a medio plazo. Yo apostaría por una recuperación, y a corto plazo, aleatoriedad incontrolable”.
SAP y Capgemini
Las tecnológicas han estado entre las grandes señaladas por sus altas valoraciones, pero los analistas de Deutsche Bank creen que hay motivos para que la corrección llegue a su fin, por lo que ha elevado de vender a neutral su recomendación sobre el sector. “Consideramos que las valoraciones actuales son justas y las estimaciones de beneficios son más realistas, pero hay que mantener la cautela ante nuevas reducciones de beneficios, ya que se espera que su crecimiento para el año fiscal 2025 sea elevado (33%)”. La entidad germana ve oportunidades de compras selectivas, y cita tres nombres: ASML, la segunda mayor empresa del Eurostoxx 50 por capitalización (más de 313.000 millones), vuelve a aparecer, y le atribuyen un potencial de revalorización del 50%, junto al desarrollador de software para empresas SAP (20% de recorrido al alza) y la consultora francesa de servicios informáticos Capgemini (40%).
UBS comparte el optimismo renovado hacia el sector. “Los fundamentales de las tecnológicas siguen siendo sólidos, mientras que las valoraciones ahora se han reiniciado a la baja”, señalan en un reciente informe. La situación les recuerda a la de 2015, cuando una corrección del 10% en el Nasdaq fue seguida de grandes ganancias en los seis meses siguientes. Para evitar nuevas sorpresas negativas, considera que los inversores deberían poner el foco en empresas con balances sólidos y un historial de crecimiento de las ganancias, así como en aquellas expuestas a segmentos de crecimiento estructurales, como la inteligencia artificial. Además, llama a ampliar horizontes y estudiar posibles inversiones en firmas de IA chinas, sin citar nombres.
Cuando se habla de tecnológicas es inevitable referirse a los llamados siete magníficos. Ninguna de ellas ha sido inmune a la corrección veraniega. Y pese a la recuperación de las últimas jornadas, todavía cotizan por debajo de máximos: Nvidia vale en torno a un 20% menos respecto al pico al cierre de una sesión, alcanzado el pasado 18 de junio; Amazon y Alphabet el 16%; Microsoft un 13%; Apple el 10%, y Meta un 5%. Tesla, con un modelo de negocio más distinto, tuvo su mejor momento hace más tiempo, en noviembre de 2021, y se deja casi un 20% este año. Es decir, quienes crean que todavía no se ha visto todo el potencial de este grupo de acciones y apuesten por que serán capaces de monetizar la inteligencia artificial, pueden tener ahora un punto de entrada más atractivo que semanas atrás.
Aun así, y vista la fuerte concentración del mercado entorno a estos gigantes tecnológicos, y el riesgo que ello entraña, la diversificación de carteras es una de las lecciones que deja la reciente sacudida. “La euforia desbordante en torno a la Inteligencia Artificial, que ha explicado casi en exclusiva la subida de los índices bursátiles estadounidenses en los últimos nueve meses, ha sufrido un primer revés. Los inversores están empezando a redescubrir la vieja, pero no obsoleta, virtud de la diversificación”, afirma Björn Jesch, director global de inversiones de DWS.
Gigantes del consumo para carteras conservadoras
Las elecciones estadounidenses del 5 de noviembre son otro elemento de desestabilización. Y Bank of America espera que el entorno de volatilidad continúe antes de la cita con las urnas: recuerda que en años electorales el VIX suele experimentar subidas de aproximadamente un 25% entre julio y noviembre, replicando así el mercado la creciente incertidumbre política. “La mejor cobertura es poseer acciones de alta calidad. Utilizamos la estabilidad de las ganancias y los dividendos como nuestra medida clave”, señalan.
Para hacerle frente, han lanzado su propia lista de 42 acciones recomendadas para ayudar a los inversores “a dormir bien por las noches”. Entre ellas hay grandes del consumo como las cadenas de hipermercados estadounidenses Costco y Walmart, los fabricantes de bebidas Coca-Cola y Pepsi, las firmas de productos para el hogar Procter & Gamble y Colgate, las pizzerías Domino’s o las cafeterías Starbucks. También compañías de salud como ResMed, West Pharmaceutical, Quest Diagnostics o Medtronic, y REITs (empresas que invierten en propiedades inmobiliarias) como Digital Realty o Essex Properties.
En el informe, titulado Hola volatilidad, los analistas del banco estadounidense alertan de que es arriesgado tratar de comprar y vender acertando el timing del mercado. Y utilizan un dato muy revelador para apoyar su visión: mientras que invertir en el S&P500 y vender al día siguiente tiene una probabilidad de pérdidas del 46% (prácticamente como lanzar una moneda al aire), mantenerse invertido reduce esas posibilidades al 5%. “Vender en pánico puede ser una mala idea, porque los peores días van a menudo seguidos de los mejores”, advierten. Tiran de otra referencia histórica para calmar a los inversores: desde 1930 el S&P ha sufrido 98 correcciones superiores al 10%, lo cual no ha sido obstáculo para que el retorno desde su concepción sea del 25.000%.
El horizonte de la inversión se antoja clave a la hora de optar entre tomar decisiones ahora o abstraerse del ruido desatado por la breve tormenta financiera. Uno de los mesías del largoplacismo, el célebre inversor Warren Buffett, ha sido uno de los que ha contribuido a elevar la inquietud al desprenderse Berkshire Hathaway de la mitad de las acciones de Apple que poseía. Todavía le queda la otra mitad, y no parece que sea de los que se asustan por una desbandada bursátil puntual: en una de sus famosas cartas a los accionistas, la de 2015, aludía al peligro de confundir volatilidad y riesgo. “Están lejos de ser sinónimos. Es cierto, por supuesto, que poseer acciones durante un día, una semana o un año es mucho más arriesgado que dejar fondos en equivalentes de efectivo. Sin embargo, para la gran mayoría de los inversores, que pueden —y deben— invertir con un horizonte de varias décadas, las caídas de las cotizaciones no son importantes”.
No solo no son relevantes: para muchos inversores son la mejor oportunidad de compra, aunque como recuerda Robert Kiyosaki en su libro Padre rico, padre pobre, para otros no es tan obvio sumergirse en las aguas del mercado cuando están revueltas, y su lado más emocional les traiciona. “¿Por qué algunos pequeños inversores siempre serán pobres? Cuando el supermercado tiene una oferta, digamos de papel higiénico, el consumidor corre a aprovisionarse. Cuando el mercado de valores tiene una oferta, más comúnmente llamado crash, el inversor huye. Cuando el supermercado incrementa sus precios, el consumidor se va a comprar a otra parte. Cuando el mercado de valores incrementa sus precios, el inversor comienza a comprar”.
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