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¿Qué pasará con la renta fija en 2025? Equilibrios para mantener el optimismo en su rentabilidad

El inversor puede esperar retornos positivos pero de menor cuantía. Se prevén mayores bajadas de los tipos de interés en Europa que en Estados Unidos

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MirageC (Getty Images)

En los últimos años, arropada por retornos atractivos con moderados niveles de riesgo, la renta fija ha tomado un protagonismo en las carteras de inversión mucho más importante que tiempo antes, pero ¿qué pasará en 2025?

Parece que este será un año en el que los inversores tendrán que aceptar unos rentabilidades más bajas pero que seguirán siendo positivas. “El crédito de alta calidad ofrece rendimientos en torno al 3,5%, y el de menor calidad se acerca al 5,5% de media. Esto es menos que en el máximo del año pasado, pero sigue siendo muy atractivo en un horizonte de tres a cinco años”, resume Erick Muller, director de estrategia de mercados de Muzinich & Co.

También Daniel Loughney, director de renta fija de Mediolanum International Funds Ltd, es optimista. “Dado el incremento de los retornos actuales, el panorama de oportunidades es posiblemente más atractivo de lo que ha sido en más de una década. Los rendimientos de los bonos estadounidenses, por ejemplo, se han más que duplicado, pasando del 2,0% hace diez años al 4,7% en la actualidad. Un fenómeno similar se ha observado en Italia, donde los BTP [bonos vinculados a la inflación] a 10 años han pasado del 1,7% al 3,7%, en línea con el aumento registrado en España”, opina.

La gestión activa de las carteras tendrá más sentido aún si cabe, opinan en Renta 4 Gestora

Por su parte Carmen García, gestora de fondos de Renta 4 Gestora, resalta que “hay muchos acontecimientos, tanto políticos como macroeconómicos (Francia, Alemania, Trump, inflación, tarifas, Ucrania, etc.), que al menos en la primera mitad del año generarán algo más de incertidumbre y volatilidad, como ya estamos viendo. Esto nos hará ver cómo el mercado dará oportunidades de entrada para obtener rentabilidades por encima de los activos libres de riesgo. Es por ello que creemos que la gestión activa de los portafolios tendrá más sentido aún si cabe”.

En cuanto a qué regiones pueden funcionar mejor, la visión sobre Europa y Estados Unidos no es unánime. Para Marco Giordano, director de inversiones de Wellington Management, la incertidumbre y el sentimiento negativo en torno a la economía europea han nublado las perspectivas para los inversores, que están descontando una mayor debilidad, especialmente si la próxima Administración Trump impone un arancel del 10%-20% a las exportaciones europeas a EE UU. Del mismo modo, “los desarrollos políticos en Francia y Alemania han acaparado titulares, sin embargo, el panorama subyacente puede no ser del todo negativo, ya que el impacto de los recortes del BCE comienza a sentirse en el alivio de las condiciones financieras, un euro más débil y unos fundamentos sólidos para los consumidores”, añade.

Lars Conrad, director de carteras de renta fija en Flossbach von Storch, explica que en el ámbito de los bonos corporativos “analizamos todo el espectro de opciones. Según nuestra evaluación de riesgo y rentabilidad, mantenemos una posición prudente en el segmento de alto rendimiento, centrándonos en emisores de buena calidad crediticia. Sin embargo, nos mantenemos flexibles en cuanto a regiones y plazos”.

Desde Flossbach von Storch mantienen una posición prudente en el segmento de alto rendimiento

En lo que sí coinciden los especialistas es en resaltar las expectativas divergentes entre la Reserva Federal y el BCE. “Las expectativas de nuevas medidas en EE UU son muy comedidas: se esperan 25 puntos básicos para el verano, debido, por un lado, a un crecimiento todavía robusto y, por otro, a un posible sesgo reflacionista con la política arancelaria de Donald Trump. Por otro lado, el escenario macroeconómico más aletargado, con un crecimiento flojo en Europa, llevará muy probablemente al BCE a recortar su tipo de referencia otros 100 puntos a lo largo del año”, estima Alain Krief, responsable de renta fija en Edmond de Rothschild AM.

Por su parte, Ángel Vela, del equipo de gestión y asesoramiento de carteras de A&G, cree que en 2024 se partía de una situación muy diferente. “El mercado descontaba unas excesivas bajadas de tipos que al final se terminaron corrigiendo. En 2025, nos encontramos en el otro lado de la balanza. A pesar de que los bancos centrales ya han comenzado con las bajadas de tipos, el mercado sigue siendo escéptico sobre la viabilidad de las mismas, y las expectativas están en mínimos para este año”, considera.

Otras visiones


Fondos. Josep Maria Pon, director de renta fija y activos monetarios de Creand AM en Andorra, cree que para un inversor conservador “los fondos monetarios, a pesar de la bajada de tipos por parte de los bancos centrales, todavía ofrecerán una rentabilidad atractiva en el año. Y para un inversor con poca aversión al riesgo, los fondos de renta fija a corto plazo, más flexibles que los monetarios, pueden conseguir una rentabilidad superior en el entorno de 1-3 años”.
 

Bancos. A Rafael Valera, consejero delegado y gestor de renta fija de Buy & Hold, le gustan varias emisiones de bancos, “tanto de deuda sénior como subordinada, en función del perfil de riesgo que buscamos en las carteras de cada uno de nuestros fondos. Si con los tipos  en negativo han sobrevivido y logrado mejorar su solvencia y solidez, ahora a la banca le toca florecer con intereses más elevados”. 

Tipos. Según David Azcona, economista jefe de Beka, aunque el mercado descuenta un solo recorte de tipos en EE UU, “puede que sean necesarios muchos más cuando el crecimiento vaya en una dirección muy dispar de la implícita en el optimismo empresarial visto tras las elecciones. La Administración necesita hacer que su financiación sea lo más barata posible, con lo que la Fed se sentirá muy presionada”. 

Carteras. Borja Fernández Canseco, director de negocio institucional para España de Schroders, recuerda que en 2022 aprendimos que con expectativas de inflación al alza, la deuda pública o la sensibilidad a tipos de interés diversifica menos nuestras carteras. Por tanto, “en EE UU vemos que la deuda pública puede ser una fuente de cupón en tramos cortos de la curva. En Europa, la situación es opuesta y vemos menos sorpresas por el lado del IPC y mayor margen para coger duraciones más largas”, dice. 


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