El cáncer precoz, cada vez más común: hasta un 15% de los 286.664 nuevos casos detectados el año pasado se registró en adultos jóvenes
El tumor colorrectal es uno de los que más aumenta entre los menores de 50 años. La causa aún se desconoce, pero el cambio en el estilo de vida (sedentarismo, obesidad y exposición a contaminantes) es uno de los factores


Que la incidencia de cáncer va en aumento en el mundo, es algo sabido. De hecho, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC), una entidad adscrita a la OMS, estima que en 2050 se diagnosticarán 35 millones de nuevos casos, un 77% más que los 20 millones de 2022. Este incremento se explica sobre todo por factores como el envejecimiento de la población, el crecimiento demográfico y la exposición a factores de riesgo, incluida la contaminación del aire y los malos hábitos de vida.
Sin embargo, en los últimos años, varios estudios importantes han dado la voz de alarma sobre otra de las tendencias preocupantes relacionada con esta enfermedad: por razones que aún no se comprenden del todo, aumenta su incidencia en personas más jóvenes. “Estamos asistiendo a un cambio epidemiológico relevante”, afirma Joaquím Gavilá, jefe del servicio de Oncología Médica del Instituto Valenciano de Oncología y miembro de Solti, un reconocido grupo de investigación clínica del cáncer en España.
De los 286.664 nuevos casos de cáncer detectados en el país en 2024, entre un “10% y el 15% afectan ya a adultos jóvenes, una cifra que ha crecido progresivamente en la última década”, dice Gavilá, citando los últimos datos de la Sociedad Española Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). El patrón, explica, es global, tal y como demostró un metaanálisis publicado en la revista científica BMJ Oncology en 2023: tras analizar datos de 204 países, los autores hallaron que la incidencia en menores de 50 años aumentó un 79% entre 1990 y 2019.
“En ese mismo periodo, las muertes por estos cánceres también subieron un 28%, lo que indica no solo más diagnósticos, sino también un impacto creciente en la mortalidad de esta población joven”, subraya Gavilá. Aunque las causas son inciertas, los especialistas coinciden en que la clave debe de estar en el estilo de vida, concretamente en la confluencia de factores como la dieta basada en alimentos ultraprocesados, el consumo de alcohol, la obesidad desde temprana edad o el sedentarismo. O también en las alteraciones tempranas en la microbiota intestinal, la exposición a sustancias carcinógenas y contaminantes o a los llamados disruptores endocrinos.
Un metaanálisis de 2023 halló que la incidencia en menores de 50 años subió un 79% entre 1990 y 2019
Entre los cánceres precoces -llamados así porque aparecen antes de lo habitual- que más aumentan en personas menores de 50 años, el portavoz de Solti menciona el de páncreas, el de mama, los tumores gástricos, el hepatocarcinoma y, en menor medida, algunos tumores hematológicos y renales. Aunque uno de los que más rápido avanza es el colorrectal (colon y recto). “Esto representa un cambio importante en el perfil epidemiológico tradicional”, asegura Gavilá.
Un estudio publicado por la revista The Lancet Oncology a finales del año pasado encontró que, entre 2013 y 2017, la aparición de este tipo de cáncer en personas entre los 25 y 49 años se había incrementado en al menos 27 de los 50 países analizados. En España, aunque los registros aún no reflejan un aumento tan acusado como en otros países como Estados Unidos, también se ha detectado una tendencia al alza en menores de 50, señala María José Safont, vocal de SEOM y oncóloga médica del Consorcio Hospital General Universitario de Valencia.
El gran problema es que se detecta tarde, en fase avanzada. Los médicos piden ampliar la edad de cribado
“Hace unos años era algo muy raro de ver, pero ahora es relativamente frecuente”, incide Fernando Rivera, presidente del Grupo de Tratamiento de Tumores Digestivos (TTD) y jefe de servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander. “Quizá todavía en España, la dieta y los hábitos de vida mediterráneos están protegiendo a la población, pero como la infancia y los adolescentes quizá ya no siguen ese tipo de dieta, puede que en las próximas décadas aumente”, opina.
Prevención e investigación
Para reducir su incidencia, Safont sostiene que es necesario adoptar un enfoque integral que incluya fortalecer y ampliar los programas de cribado, actualmente dirigidos a personas de entre 50 y 69 años. “Se debería garantizar su aplicación homogénea en todas las comunidades autónomas, mejorar la tasa de participación (ronda en torno al 50%-60%) y evaluar la posibilidad de ampliar el rango de edad, especialmente en personas con factores de riesgo”, comenta.
Además, la portavoz de SEOM indica que se debería trabajar en campañas de concienciación, “ya que se estima que hasta un 50% de los casos de cáncer de colon podrían prevenirse con cambios en el estilo de vida”, así como aumentar la financiación pública y privada en la investigación. Rafael López, presidente de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (ASEICA), coincide: “Es un problema de incidencia mundial, por lo que es necesario unirse y crear grandes consorcios para compartir datos para la investigación”. De lo contrario, advierte, se va a tardar mucho en conocer las causas”.
Mientras tanto, investigadores de todo el mundo se emplean a fondo en una carrera por descubrir biomarcadores que permitan diagnosticar el cáncer colorrectal de manera más temprana. Es el caso de Toni Gabaldón, profesor de investigación ICREA y jefe de grupo del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) y del Barcelona Supercomputing Center (BSC-CNS), quien ha desarrollado junto a su equipo un algoritmo para detectar en los patrones de la microbiota intestinal el riesgo de padecer esta enfermedad.
El método ha arrojado unos primeros resultados prometedores y, si supera las validaciones correspondientes, se podría llegar a implementar en uno cinco años, detalla Gabaldón, quien fue uno de los ponentes del debate La incidencia del cáncer de colon aumenta entre los jóvenes, organizado por CaixaResearch el pasado mes de febrero. “El problema es que en personas jóvenes normalmente se detecta muy tarde porque no entran en el cribado poblacional. Entonces por lo general se les suele descubrir cuando reportan algún síntoma y el cáncer ya está más avanzado”, se lamenta el investigador.
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