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Los pacientes de mieloma viven más gracias a la última I+D española

Celgene y Janssen han contribuido al desarrollo de nuevos fármacos

La enfermedad más odiada. Así han calificado durante décadas muchos médicos al mieloma múltiple. ¿Por qué? La razón es simple: “Durante muchísimos años nos hemos visto obligados a decir a numerosos pacientes que su esperanza de vida era, en el mejor de los casos, de 30 meses al diagnosticarles esta patología”, resume el doctor Juan José Lahuerta, jefe de sección del servicio de hematología del 12 de Octubre, en un encuentro organizado por Celgene sobre mieloma múltiple en Toledo.

Ahora, según el doctor Jesús San Miguel, director médico y especialista en hematología y hemoterapia de la Clínica Universidad de Navarra (CUN), con los nuevos fármacos no se puede todavía establecer una supervivencia concreta, ya que no llevan 10 años en el mercado, pero de lo que sí está seguro es de que se ha multiplicado exponencialmente.

El mieloma múltiple, un tipo de cáncer de la sangre que afecta a las células plasmáticas –una clase de glóbulo blanco que se localiza preferentemente en la médula ósea–, lleva con nosotros desde tiempos inmemoriales. Muestra de ello es su presencia en una de las momias encontradas en la ciudad egipcia de Asuán y analizadas mediante un avanzado TAC este mismo diciembre o los numerosos casos identificados durante el siglo XIX. Sin embargo, los avances en su tratamiento han sido muy escasos durante mucho tiempo, una situación que ha cambiado en los últimos años.

La misma razón por la que esta enfermedad se ha nombrado como la más odiada es la que le ha llevado a numerosos especialistas a dedicar sus esfuerzos a investigar nuevos tratamientos para este tipo de cáncer. Sus frutos comenzaron a llegar a principios de los años 2000, y lo hicieron con firma española.

La esperanzade vida de los enfermos ha aumentado exponencialmente

Uno de los responsables de estos éxitos es el doctor Jesús San Miguel. Sus avances han sido reconocidos a través de numerosos galardones a nivel internacional, entre ellos, el Premio Internacional de Investigación en Hematología.

Avances

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En el campo del diagnóstico y monitorización de la eficacia de los tratamientos, probablemente la contribución más importante haya sido el desarrollo de las técnicas de enfermedad mínima residual, que permiten detectar una célula de mieloma entre un millón de células normales. “Hasta ahora decíamos que un enfermo superaba la primera fase cuando desaparecía la proteína específica del mieloma y cuando en la médula ósea quedaban entre un 2% y un 3% de células, porcentaje que tiene una persona normal, pero no podíamos saber si estas células eran normales o mielomatosas”, explica San Miguel.

En 2013 llegaron los resultados de otros de los grandes estudios del grupo español. Buscaban retrasar la progresión de la enfermedad mediante el tratamiento precoz del mieloma asintomático con alto riesgo de activación, es decir, cuando todavía no se ha desarrollado. La sorpresa fue averiguar que, además de retrasar su aparición, también conseguían alargar la vida de los pacientes. “Los resultados fueron concluyentes e hicieron reconsiderar a nivel mundial el momento del inicio del tratamiento”, afirma San Miguel.

Por otra parte, Lahuerta hace hincapié en los avances farmacológicos. Si hasta el año 2000 solo se disponía de un fármaco activo, desde entonces se han aprobado nueve fármacos nuevos con todas sus posibles combinaciones. “Gracias a Celgene y Janssen las perspectivas de los pacientes han aumentado ampliamente”.

Las últimas novedades llevan la rúbrica de María Victoria Mateos, coordinadora de la unidad de mieloma del Hospital de Salamanca. Uno d e sus estudios continúa las conclusiones de la investigación sobre mieloma asintomático, anteriormente citado, pero persiguiendo la curación del paciente. “De momento, los resultados son preliminares, pero se está recibiendo muy buena respuesta. De los 90 pacientes tratados, todos menos dos no han desarrollado la enfermedad”, indica Mateos. El otro, realizado a nivel internacional, incorpora anticuerpos monoclonales, antes utilizados en las recaídas de la enfermedad, en el primer diagnóstico de los pacientes mayores de 65 años, con el fin de evitar las futuras recaídas.

“En el futuro, las terapias serán cada vez más individualizadas, teniendo en cuenta características específicas de los pacientes, de la enfermedad, e incluso en función de la respuesta al tratamiento. Además, esperamos curar algunos pacientes a través del tratamiento precoz del mieloma asintomático”, concluye Mateos.

Radiografía de la enfermedad

Síntomas. La mayoría de pacientes supera los 65 años, solo un 1% tienen menos de 35. Los dolores óseos se presentan en el 75% de los casos. Los más frecuentes se inician en la columna vertebral y en las costillas. El 80% de los pacientes presentan además osteólisis o fracturas óseas. También son frecuentes el cansancio por anemia, que aparece en el 70% de los casos, y mareos o debilidad.

Tratamiento. En los pacientes menores de 70 años se basa en tres fármacos (bortezomib, lenalinomida o talidomida y dexametasona), seguido de un trasplante autólogo. Para los mayores de 70, el tratamiento parte de esquemas de similares pero sin incluir el trasplante autólogo. En todo caso, su finalidad es que los pacientes alcancen la mejor respuesta, de la mayor duración posible y asociada a una buena calidad de vida.u Evolución. Al no ser, todavía, una enfermedad con curación, las recaídas al cabo de varios años son frecuentes. Los últimos avances hacen posible ampliar ese tiempo hasta los tres o cuatro años.

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