Obesidad: no solo son kilos de más, también al menos 200 patologías asociadas
Los endocrinólogos reivindican políticas públicas para un mejor acceso a los tratamientos. Nuevos fármacos suponen otro abordaje de esta dolencia crónica
Peso 125 kilos, pero llegué a los 252. Con trece años la báscula ya marcaba los 100 y a partir de los 21, al crear mi primera empresa, el estrés hizo que mi aumento de peso fuera exponencial y en 2027, al dejar de fumar, rebasé los 200 kg; me sentía un engendro”, reconoce José Antonio Ferreira Dapia, diagnosticado obeso extremo (más allá de la mórbida), que como autónomo se dedica al networking, la movilidad y la gestión de flotas en eventos”. A la obesidad (índice de masa corporal igual o mayor de 30 kg/m2 ), como enfermedad crónica y compleja (según la define la OMS, aunque no se ha tratado nunca como tal), este paciente gallego añade la c de congénita. Heredó de su madre “ese gen del ahorro, que convierte en grasa la energía no consumida”, y que ahora doma combinando medicación (tirzepatida inyectada), ayuno diario de 18 horas y entrenamiento deportivo.
“Hay cosas que no se olvidan. En una cena de trabajo rompí la silla y caí. Por no hablar de esa ansiedad permanente que te provoca la relación con la comida y que, a su vez, te hace comer más. Lo psíquico es tan duro o más que lo físico”, se sincera Ferreira. Al contar su caso confía en ayudar a otras personas y animarlas a ponerse en manos médicas cuanto antes. Algo esencial, pues la prevalencia supera el 20% en España, una de cada cinco personas es obesa, con diferencias por comunidades autónomas, y globalmente, en 2037 afectará al 37%, algo más a los hombres, según el Atlas Mundial de la Obesidad.
El porcentaje crece en la población infantil: el 40,6% de los niños españoles entre seis y nueve años tiene sobrepeso, tal y como refleja el último informe Aladino 2024. “Las cosas van cambiando. Lejos queda ya el recurso a las anfetaminas para frenar el apetito y la frase de ‘come menos y muévete más’. Uno ya no tiene que probar de todo como he hecho yo: acupuntura, sesiones de psiquiatra, cirugía, etc.”, comenta Ferreira.
Los especialistas (pocos para la demanda existente) lo corroboran, pues coinciden en que, por tratarse de una enfermedad multifactorial, su solución también pasa por un compendio de hábitos relacionados con la dieta y el ejercicio que deben sumarse a los avances médicos: fármacos para adelgazar y cirugía baríatrica, tratamientos que no son excluyentes.
Revolución terapéutica
Y es que, aunque no hay milagros, sí unos cuantos hitos de unos años a esta parte. Primero, la medicación basada en la semaglutida como principio activo supuso una revolución al conseguir disminuir el apetito, “el mayor avance científico de 2023″, señaló la revista Science. El año pasado, cinco científicos compartían el Premio Princesa de Asturias de Investigación por sus aportes al respecto.
Más recientemente, el pasado junio se lanzó el producto estrella de Lilly para tratar la diabetes y la obesidad, “un salto cualitativo, al incluir un doble mecanismo de acción que permite alcanzar el 23% de media en reducción de peso, impensable hasta ahora”, destaca José Antonio Sacristán, director médico de Lilly Iberia, quien avanza que en un estudio internacional pendiente de publicación “se calcula en un 47% la mejora que supone nuestra propuesta frente la semaglutida, en términos relativos”.
Esto, junto a unos 20 ensayos clínicos que hay en marcha , “fomentará otro abordaje de esta enfermedad que solo tratan el 1% o el 2% de los adultos. Ahora, el 100% de los pacientes podrá recortar en un 5% su peso y uno de cada cuatro incluso el 25%, equiparable al afecto de la cirugía”. Como añadido, “la eficacia perdura tres años y medio, retando a esa memoria metabólica del cuerpo”, subraya.
Los costes derivados suponen un 3% del PIB mundial y en España, un importe de unos 2.000 millones
Sin embargo, en España no se financian los fármacos una vez prescritos. Ana Prieto Nieto, farmaceútica comunitaria, comenta que “esto es delicado, porque solo se cubren para diabéticos y aqueja sobre todo a población vulnerable y con menor poder adquisitivo”. Por eso, celebra “que cada vez haya más interés de la sociedad científica y médica, así como más reivindicaciones por parte de los pacientes”.
No obstante, sus exigencias no llegan de forma conjunta, “pues el enorme estigma que sigue planeando sobre la enfermedad complica su asociacionismo”, apunta Albert Lecube, portavoz de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO). Lecube cuenta que, de las casi 40 sociedades científicas y de pacientes que han participado en la Guía española de manejo integral y multidisciplinar de la obesidad en personas adultas (GIRO), lanzada el año pasado, solo una de ellas la integraban obesos.
Impacto y efectos
Queda recorrido para esta nueva pandemia que, precisamente, desde la de la covid ha ido a más. “Y que se salda con una de cada cinco muertes y, de media, reduce un 5% la vida de quien la padece. Su coste supone un 3% del PIB mundial y aquí, unos 2.000 millones de euros anuales. Por eso, el papel de la atención primaria es crucial; un estudio reciente sobre diagnósticos cifra en un 40% los casos no reconocidos”, reseña Sacristán.
Además, está relacionada con al menos 200 enfermedades: el 80% tiene diabetes, un 50% más de riesgo cardiovascular, la hipertensión se dobla, la apnea se multiplica por cuatro, favorece el hígado graso y tiene relación directa con 13 tipos de cáncer, con el párkinson, el alzhéimer, la psoriasis y los diagnósticos de autoinmunes, entre otras.
Se ha probado en ratones que si se bloquea la proteína MCJ, en el mitocondrías, se adelgaza
Por suerte, la revolución terapéutica que quiere dar respuesta no cesa. Este mismo mes, Nature Communications publicaba el trabajo de investigadoras del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) “en torno a la proteína MCJ que, si se aísla, quema la grasa parda y la convierte en calor, con la consiguiente pérdida de peso”, explica Cintia Folgueira, una de ellas. Ahora, quieren buscar una terapia con esta base, “pero aún nos llevará 12 años de pruebas”, prevé. “España es punta de lanza en la UE”, asegura Lecube. En mayo, Málaga acogerá el Congreso Europeo de Obesidad.
Asociaciones y alianzas que aligeran
Algeciras. Es la última urbe adherida a la Alianza de Ciudades contra la Obesidad, iniciativa promovida por Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición y su Fundación (FSEEN) para combatir sus tasas y las de las patologías asociadas. “Trabajar desde lo local y lo cercano es más eficaz”, opina Albert Lecube, de SEEDO. Así lo cree también Irene Bretón, coordinadora de la SEEN: “Colonizando de abajo hacia arriba se afianza esa línea de acción conjunta, imprescindible, entre Administración, científicos, sociedad civil y sector privado”. Además, la doctora aplaude la acogida dada por los Ayuntamientos, “algunos muy activos ya de antemano, pero se desconoce lo que hacen”, añade.
Cuenca. Allí tuvo lugar hace una semana la I Jornada de Periodismo y Obesidad, organizado por SEEDO con el apoyo de Lilly y Novo Nordisk para promover un lenguaje menos estigmatizante y más centrado en la persona.