Ence activa el plan B ante el posible cierre de la planta de Pontevedra
Invertirá 205 millones en la planta de Navia para compensar la pérdida de ebitda y caja. Creará una filial de biogás con la que quiere operar 20 plantas de biometano
El próximo 7 de febrero es la fecha marcada en rojo en el calendario de Ence. Ese día se reunirá el Tribunal Supremo para votar y fallar sobre los recursos de casación interpuestos por la compañía contra las tres sentencias de la Audiencia Nacional que anulaban la prórroga de la concesión de la planta de celulosa de Ence en Pontevedra, concedida por el Gobierno de Mariano Rajoy en 2016 y que garantizaba la supervivencia de las instalaciones hasta 2073.
Si finalmente el Tribunal Supremo ratifica la nulidad de la prórroga, supondría el cierre de la fábrica. En su recurso, la papelera defendía el importante impacto negativo que tendrá en la zona donde se ubica, ya que generará 400 despidos y la pérdida de actividad para 5.100 familias que dependen de una manera directa o indirecta de la actividad de la fábrica (propietarios forestales, transportistas y empresas auxiliares, etc.). Y también destacaba que la planta, pese a las denuncias de los ecologistas, “cumple holgadamente con toda la normativa vigente y es un referente internacional en la producción ecoeficiente de celulosa con los más altos estándares medioambientales, como corrobora la última calificación de Sustainalytics en 2022”.
Navia Excelente
Pese a ello, la posibilidad de que revoque la concesión es un hecho y la compañía ya cuenta con un plan b para compensar el impacto del posible cierre de la planta de Pontevedra. Ese proyecto se basa en dos grandes pilares. El primero fue provisionar las posibles pérdidas ocasionadas por el cierre y ya se hizo con cargo al ejercicio 2021, con una aportación de 200 millones de euros. El segundo fue diseñar un plan inversor para la planta que la compañía tiene en Navia (Asturias) y que sirviera para compensar las pérdidas ocasionadas por el cierre de Pontevedra. El primer proyecto, denominado “Navia Excelente”, ya está en marcha y cuenta con una inversión de 105 millones de euros. Si se decreta el cierre de Pontevedra, ese primer plan se vería compensado con un segundo (Navia 100), con una inversión estimada de 100 millones. Esa apuesta económica serviría, según Ence, para compensar la pérdida de ebitda y caja por el cierre de la planta.
Ence es actualmente el mayor productor europeo de celulosa de eucalipto, con 1,2 millones de toneladas de capacidad instalada entre las plantas de Navia (685.000 toneladas) y Pontevedra (515.000 toneladas). Una parte importante de las inversiones previstas servirían para compensar la posible pérdida de la planta de Pontevedra. Entre ambas fábricas generan el 67% del ebitda de la compañía.
En paralelo ha creado una nueva filial (Ence Biogas), con la que pretende construir y operar 20 plantas de biometano en España y ha anunciado la construcción de una planta de reciclado y biomateriales, en la localidad coruñesa de As Pontes. “Se trata de un proyecto que no requeriría de más madera, sino que su materia prima sería cartón y papel recuperados, de tal modo que, de forma innovadora, daría lugar a productos que combinaran fibra reciclada y blanqueada con fibra virgen producida por Ence. Una bioplanta alineada con la transición ecológica y la economía circular”, remarcan desde la compañía.
Sin deuda
Si la mala noticia para Ence es el más que posible cierre de la planta de Pontevedra, la buena procede de la revalorización de las materias primas y del impacto positivo que la apreciación de la celulosa ha tenido en las cuentas de Ence. Los últimos resultados de la compañía, correspondientes a los tres trimestres entre enero y septiembre, reflejan que el flujo de caja libre generado se elevó a 245 millones de euros, con una posición de caja neta de 72 millones de euros a 31 de septiembre de 2022. “Por lo tanto la compañía no tiene deuda neta, lo que le aporta plena flexibilidad para aprovechar las oportunidades de crecimiento que puedan surgir en sus negocios”.
La cotización de Ence en bolsa tampoco se ha resentido ante el posible cierre de la planta de Pontevedra. La acción ronda los tres euros en las últimas semanas, muy por encima de los dos euros de finales de 2020, mientras que los quince analistas que escrutan la compañía asumen un precio objetivo de cuatro euros si el Supremo opta por cerrar la planta de Pontevedra y de cinco euros si la decisión es favorable para la papelera.
El buen momento en los mercados es un síntoma de la buena evolución del negocio. Hace tan solo dos semanas, la papelera comunicó que ya había cerrado acuerdos de venta para aproximadamente un millón de toneladas de celulosa a lo largo de este año, lo que supone cubrir el máximo de producción de las biofábricas para el presente ejercicio.
Cambios en Magnon Green Energy
Nombramiento. La filial de energía renovable de Ence, en la que tiene una participación mayoritaria junto al fondo Ancala Partners, ha sufrido importantes cambios en los doce meses que han transcurrido desde que fue renombrada como Magnon Green Energy y desde que se nombró a Marc Gómez, expresidente de ABB, como su consejero delegado. El pasado 11 de enero, la compañía informaba en un comunicado de prensa (no hubo notificación a la CNMV) de la salida de Marc Gómez y del nombramiento de Guillermo Negro como nuevo consejero delegado. Negro es un viejo conocido de la casa, donde ya trabajó durante 13 años en las áreas de Energía, Celulosa y Finanzas, y hasta su reincorporación ocupaba el puesto de director general en Alquip Energía España.
Retos. Para Guillermo Negro, este paso representa un ilusionante y retador proyecto. “Apoyándonos en la experiencia de Magnon en el sector de la biomasa, estamos diseñando un amplio portfolio de servicios con el que queremos posicionarnos como un actor destacado en el marco de la transición energética, contribuyendo a la descarbonización de la sociedad a través de una actividad fuertemente arraigada en el mundo rural”.