Frenazo, estancamiento o recesión: la fina línea a la que se asoma la economía española
Se prevén tres trimestres de crecimiento en el entorno del 0% El 90% de las grandes economías han visto revisado a la baja su PIB
La economía española cotiza, como la práctica totalidad del mundo occidental, a la baja para 2023. Han rebajado previsiones OCDE, CEOE, Santander y el Consejo General de Economistas y próximamente lo harán el Banco de España, BBVA y CaixaBank. La etapa de fuerte crecimiento económico que se desencadenó tras la pandemia por Covid ha tocado a su fin: el 90% de los países desarrollados han visto revisadas a la baja sus previsiones, según el Banco Mundial.
La guerra en Ucrania y la consecuente crisis en el mercado energético han generado tasas de inflación que han forzado a subir los tipos de interés. Ahora está por ver si este frenazo en el crecimiento va a degenerar en una recesión: dos trimestres seguidos de contracción de la economía.
Los economistas del Banco Mundial advierten de que todos los indicadores económicos que suelen ir mal antes de las recesiones ahora apuntan hacia abajo. Crecimiento global, pedidos de en el sector manufacturero, condiciones del mercado financiero y confianza de los consumidores. Todas estas variables apuntan en direcciones similares a los observados en todas las recesiones desde 1970.
Por el momento todas las economías de la OCDE registran crecimiento interanual. En tasa trimestral, nueve registran caídas de PIB frente a 29 países que crecen. Pero, como alerta el Banco Mundial, cualquier eventualidad, aunque moderada, podría empujar a las economías a una clara recesión. El comisario de Economía europeo, Paolo Gentiloni, consideró a principios de septiembre que, pese a que el riesgo de recesión es “evidente”, ello no significa que sea “inevitable”.
Una de las señales de alarma, quizá la de mayor calado, es la economía de EE UU. Los análisis realizados por Banco Mundial a partir de las recesiones del último medio siglo estiman que si la primera economía mundial retrocede, las probabilidades de que el mundo entre en recesión se disparan desde un 9,6% hasta el 71,4%.
Además de ser el mayor importador de bienes y servicios, la economía estadounidense es la clave de bóveda de los mercados financieros mundiales. Las subidas de tipos de interés en EE UU hacen aumentar la tensión financiera en el resto del mundo, elevando el coste del endeudamiento.
El país, de hecho, ya ha encadenado dos trimestres de descensos de PIB, -0,6% y del -1,6% en la primera mitad de 2022, pero el organismo encargado de determinar si se ha caído en recesión, el NBER (Oficina Nacional de Investigación Económica) no se ha pronunciado. La Reserva Federal anunció el pasado miércoles que esperaban un crecimiento en 2022 del 0,2%, una reducción de 1,5 puntos desde las últimas proyecciones de junio.
Situación en España
Mayores son las dudas en España. De momento, el panel de previsionse de Funcas, que recopila el consenso de los servicios de estudios, solo proyecta un trimestre de caída de PIB, el cuarto (-0,2%), pero anticipa un escasísimo avance del 0,1% para el trimestre que acaba de concluir. El INE publicará su primera estimación el 28 de octubre. Para 2023 los expertos auguran un 0,3% entre enero y marzo y una mejora paulatina a partir de ahí, cerrando el año en el 1,9%.
En este sentido, el presidente del BBVA, Carlos Torres, aseguró a finales de septiembre que desde la entidad esperan una recesión "leve" en España a principios del año que viene en España. La cuestión para finales de este año y comienzos del próximo es, pues, si el enfriamiento se traducirá en recesión, estancamiento o una simple desaceleració. El enfriamiento de la economía, eso sí, ayudará a frenar la inflación, tal como han reconocido los responsables de la política monetaria.
Oriol Aspachs, director de economía española en CaixaBank Research, señala que hay dos fuerzas que actúan en sentidos opuestos que pueden determinar el rumbo de la desaceleración. Por un lado está la mejora de las exportaciones de bienes y servicios al exterior, especialmente el turismo, que ha repuntado a muy buen ritmo este verano; por otra, están los primeros síntomas de debilidad del consumo de los hogares.
Cuál de estas dos fuerzas pese más puede marcar la diferencia en la fina línea entre esquivar o no la recesión, aunque Aspachs avisa: “Recesión técnica puede ser un -0,1% de crecimiento durante dos trimestres seguidos o un -5%. La previsión es que el crecimiento bordee el 0%, por lo que yo lo llamaría estancamiento o parón, no recesión”.
Incertidumbre
Haya o no recesión, lo que está claro es que hay un factor clave a corto plazo sobre el que ningún Gobierno puede emitir políticas públicas y del que devienen los males inflacionistas: la energía. En este sentido, España no está tan expuesta como los países del norte de Europa a los cortes del gas ruso. Los expertos advierten de que lo más probable será que haya que pagar más caro el gas, pero no hay riesgos de racionamiento, como sí existe en países como Alemania.
El coste de la energía es un gigantesco lastre para la industria de la locomotora europea. El PMI, el índice que mide los pedidos en el sector manufacturero, ha caído desde los 59,8 puntos en febrero a los 48,3 del último dato de septiembre –por debajo de 50 puntos se considera contracción–. Los principales institutos económicos alemanes (Ifo, RNW, IfW e IWH) pronosticaron la semana pasada que Alemania registrará este año un crecimiento del producto interior bruto del 1,4%, pero que entrará en recesión en 2023, con una contracción del 0,4%.
El contagio de los socios europeos es, de hecho, uno de los grandes factores de preocupación para España, en particular teniendo en cuenta que turismo y demanda externa han sostenido la economía en este verano. El sector exterior aportó 4,9 de los 6,8 puntos porcentuales que creció el PIB en términos interanuales, y seis décimas de los 1,5 puntos que creció sobre el trimestre anterior.
La otra gran incertidumbre son los tipos de interés. El BCE lleva desde julio subiendo hasta el 1,25% el precio de dinero. El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, apuntó que la subida podría llegar hasta el 2,5% para doblegar la inflación, con la contrapartida de deprimir la actividad económica. El director del servicio de estudios de la Cámara de España, Raúl Mínguez, asegura que es importante que la política monetaria “ancle las expectativas de inflación y asegure que las presiones inflacionarias se reduzcan de manera duradera”. Sin embargo, como asegura el economista jefe para España de BBVA Research, Miguel Cardoso, “tipos en torno al 2-3% serían asumibles para las rentas”.
¿Hacia una recesión?
Cardoso asegura que la caída de actividad “es inevitable”. Sin embargo, el economista cree que el asunto no se basa tanto en que el crecimiento baje del 0%, ya que todo apunta a que, de haber recesión, será controlada (a la espera de la evolución de la inflación).
La cuestión fundamental, dice, es que la recuperación de los niveles económicos de antes de la pandemia se puede alargar hacia finales de 2023 o incluso 2024. “No es tanto lo que se pierde como lo que dejamos de crecer sin que estuviéramos en esta situación”, afirma Cardoso. En términos de empleo, por el contrario, España recuperó hace meses ya el nivel previo a la pandemia.
Cardoso no se muestra particularmente negativo, pues prevé que el enfriamiento económico modere la inflación y reste presión a los banqueros centrales. “Va a ser difícil que las empresas puedan trasladar una parte importante del aumento de costes a precios y que los sindicatos puedan exigir una compensación completa por la inflación, con lo cual, muy probablemente, [la caída de actividad] le haga parte del trabajo al BCE y no tenga que subir tanto los tipos de interés.”
Carrera fiscal
El economista jefe para España del BBVA, Miguel Cardoso, asegura que vivimos un encarecimiento de la energía que será sostenido y que, por lo tanto, debemos "acostumbrarnos lo más rápido posible a ser eficientes energéticamente". "La mejor forma que tenemos de ahorrar es dándonos cuenta de que es un bien escaso. Nos hemos hecho más pobres y es irresponsable tratar de mantener el nivel de vida con incrementos en la deuda pública sin saber cuánto nos puede costar a medio y largo plazo", asegura. Y concluye que "deberíamos de alejarnos de soluciones indiscriminadas que subsidian el consumo independientemente del ingreso".
Medidas
Para el director del Servicio de Estudios de la Cámara de España, las medidas paliativas para "amortiguar" los efectos de la inflación en hogares y empresas y los fondos europeos tienen la clave de los próximos meses. "Los fondos Next Generation EU, deben desempeñar un papel crucial ante el contexto de incertidumbre", afirma.