El compromiso por la igualdad avanza en los grandes museos
Las obras firmadas por mujeres no supera el 20% en la mayoría de instituciones Mostrar artistas olvidadas por su época y formar a las futuras generaciones son algunas de sus prioridades
Son muchas las mujeres que protagonizan algunas de las obras de arte más reconocidas de los museos, pero pocas las que están detrás de los pinceles que las han pintado. La presencia de creaciones de mujeres en los grandes templos del arte en España ha crecido, pero lentamente.
El Prado tardó 197 años en presentar la primera exposición dedicada a una mujer pintora. Fue en 2016 a Clara Peeters. Se le unieron la de Sofonisba Anguisola y Lavinia Fontana en 2019 y la muestra Invitadas en 2020, pero, en general, de las más de 1.200 pinturas que hay expuestas en sus salas menos de una decena tienen autoría femenina. “La pintura y la escultura fueron oficios tradicionalmente practicados por hombres, hasta que en los siglos XX y XXI cambió esa realidad. El porcentaje de obras de mujeres expuestas en nuestra institución está sometido a los límites impuestos por las propias colecciones”, lamenta el jefe del centro de estudios del Museo Nacional del Prado, Javier Arnaldo.
Conscientes de que el pasado no se puede cambiar, pero el futuro sí, el Museo del Prado, considerado uno de los más importantes y visitados del mundo, ha optado por comprometerse con la igualdad de género en el arte a través de actividades educativas, sociales y académicas, según explica Arnaldo. “Fue importante el simposio celebrado el pasado marzo sobre mecenazgo femenino, tema que se ha desarrollado en itinerarios por la colección permanente y que tendrá continuidad, al igual que otros estudios de género, en nuestra actividad académica y en nuestras publicaciones”, destaca.
Este 2022, por ejemplo, el museo madrileño ha resuelto la primera beca de investigación posdoctoral de estudios de género Allen & Overy – Museo Nacional del Prado a favor de la profesora de artes visuales y patrimonio cultural en la Universidad de Bristol Ana Baeza. “Defendió con evidente éxito un proyecto de estudio orientado por criterios feministas sobre la representación de la infancia en manifestaciones artísticas específicas del siglo XIX español”, asegura Arnaldo, quien confirma que el objetivo es dar continuidad e incrementar el número de esta beca dotada con 38.000 euros.
Peor pagadas
Pero la brecha de desigualdad no se da solo en la obra adquirida por las instituciones artísticas. La Alianza Contra el Borrado de las Mujeres (CBM) critica que, además de comprarse menos obras de artistas mujeres, también se paga mucho menos por ellas. “El coste medio global de compra de las obras adquiridas entre el año 2000 y el 2018 por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía fue de 34.406 euros. Sin embargo, esta cantidad aumenta hasta los 38.257 euros promedio para las obras de artistas masculinos y desciende hasta los 16.405 euros para las obras de mujeres. Lo que quiere decir que a las obras de las mujeres se les asigna un valor económico un 57,1% menor con respecto al valor medio establecido para las obras de los hombres”, advierte la portavoz de la organización, Lola Venegas.
Esta fue una de las principales conclusiones que la Alianza CBM extrajo del informe ¿Qué pintan las mujeres en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía?, en el que analizó este centro en particular, donde se manifestó el pasado mes de mayo para denunciar la situación. “Hasta 2019 el Reina Sofía ha adquirido 3.609 obras. El 75,2% corresponden a obras producidas por hombres, solo el 16,6% son obras de mujeres y casi un 8% son obras anónimas o que aparecen asignadas a varios autores. Un reducido 0,5% tienen autoría múltiple, que incluye a hombres y mujeres”, especifica Venegas.
Sin embargo, en sus líneas transversales de actuación sobre la perspectiva de género, el centro de arte sostiene que “las actividades destinadas al análisis sobre temas clave en las políticas de género o la participación activa de mujeres artistas e intelectuales en los programas del museo han ido en aumento, proporcional al volumen de las actividades desarrolladas”. Las estrategias incluyen varias metodologías de trabajo, que van desde la visibilización estratégica hasta la investigación (o rescate de artistas y materiales), la presentación temática o inclusiva y la creación de relatos específicos de genero, según afirma el centro madrileño.
Entre sus proyectos a corto plazo se encuentra la creación de salas propias como la de Josefa Toldrá, Ángeles Santos o Louise Bourgeois, mientras que a largo plazo se intenta realizar un programa de patrimonalización de obras de mujeres artistas que abarca desde el principio de siglo hasta ahora. “Este es un trabajo fundamental y nada fácil cuando nos referimos a mujeres de la modernidad en España, cuya obra es muy escasa y sin presencia en el mercado. Rosario de Velasco, Maruja Mallo o Ángeles Santos son artistas fundamentales que, a pesar de la crisis y de que nuestro presupuesto para adquisiciones se ha visto severamente mermado, estamos adquiriendo poco a poco con mucho esfuerzo”, aclara la institución.
Cambio de ciclo
Las barreras de acceso al oficio durante el periodo del arte clásico parecen difuminarse con la llegada del contemporáneo, donde el Museo Guggenheim Bilbao es el gran referente nacional. Actualmente, 16 de las 75 obras que alberga son de autoría femenina, es decir, el 21,33%, frente al 14% del Reina Sofía y al 0,8% de la colección del Prado. “Las mujeres artistas, durante muchísimo tiempo, no han tenido visibilidad ni la capacidad de formarse para poder serlo. Nuestra colección es un claro ejemplo de cuál ha sido la situación de la mujer en el arte porque, según nos vamos acercando a los artistas más contemporáneos, más jóvenes, la representación entre hombres y mujeres es más o menos similar”, reconoce la curadora del museo Lucía Agirre.
Algunas de las últimas mujeres que han protagonizado las exposiciones monográficas del Guggenheim son Alice Neel, Monira Al Quadiri o Sharon Lockhart. Además, el papel de la mujer también es fundamental en el propio comisariado de la institución, ya que han contado con 49 comisarias de un total de 83 comisarios en las 59 exposiciones que han llevado a cabo en la última década. “Siempre ha habido muchas mujeres trabajando en la estructura de este museo, incluso en los puestos directivos hay bastante paridad”, confiesa Agirre.
Aun así, recuerda que es necesario recuperar las figuras a las que la propia historia de la época no ha dado la importancia que merecían. “Crear modelos es importante para que las siguientes generaciones lo vean como algo normal”, afirma. Curiosamente, dice, la presencia de mujeres en las carreras de Bellas Artes suele superar el 70%, pero sus nombres solo ocupan el 25% de la representación en las grandes ferias de arte contemporáneo: “Por el camino hay algo que se nos escapa y tenemos que corregir. Son artistas que hay que mostrar porque su arte tiene suficiente calidad y están en instituciones como la nuestra por derecho propio”.
Un reconocimiento para los que se comprometen
Distintivo. Este 2022 la Asociación de Mujeres en las Artes Visuales, compuesta por más de 670 socias, ha creado la Gota MAV para reconocer a los museos que contribuyen a fortalecer la igualdad. “La labor del museo ya no se centra exclusivamente en el mantenimiento de una colección, sino que las funciones comunicativa y educativa pasan a tener un papel muy destacado”, asegura su vicepresidenta territorial, Elvira Rilova.
Redes. La asociación, explica, aspira a ser el elemento de conexión de los museos dispuestos a aplicar la perspectiva de género para mapear, definir y dinamitar las brechas de desigualdad que los atraviesan, así como a recuperar del olvido a aquellas artistas que fueron presa de la amnesia colectiva y patriarcal: “Nuestra idea es que la red sea el ámbito donde y acordar propuestas, ayudarse mutuamente y sumar esfuerzos”.
Incorporaciones. El pasado mes de julio, el Museo Carmen Thyssen Málaga recibió una Gota MAV por su compromiso con la igualdad. La directora artística del museo, Lourdes Moreno, asegura que, como parte de la sociedad, los museos deben evolucionar junto a la misma. “Promover medidas de conciliación que faciliten el equilibrio y las responsabilidades laborales de mujeres y hombres es una de nuestras responsabilidades. En el ámbito de nuestras exposiciones y actividades de educación y acción cultural es una línea de trabajo y de investigación visibilizar la labor desarrollada por las mujeres en los diferentes aspectos vinculados con el arte”, comenta.
Cambio.En su opinión, la falta de oportunidades y la escasez de ejemplos han lastrado la carrera de muchas artistas, algo que por fin ha dado un vuelco: “Ahora hay más referentes y la sociedad, al menos la occidental, reivindica una mayor presencia participativa de las mujeres en todos los ámbitos de la vida, también en el cultural. Esta situación facilitará el cambio”.