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Lluis Puig: “Nuestro secreto es tener repartidores en nómina”

La empresa de frutas y verduras a domicilio ha eliminado los intermediarios en la cadena de suministro

Lluis Puig, fundador de Freshis.
Lluis Puig, fundador de Freshis.

Trabajaba en BCG cuando le pidieron analizar una startup de cultivos hidropónicos y se enamoró de la técnica. Fue entonces cuando se lanzó a crear una instalación de lechugas hidropónicas a las afueras de Barcelona, pero al tratar de comercializar los productos, advirtió que la cadena estaba corrompida y llena de intermediarios. Por eso Lluis Puig (Alemania, 1986) fundó Freshis, una compañía de reparto de frutas y verduras a domicilio en menos de una hora en Madrid. El año pasado facturaron 300.000 euros, aunque observan un crecimiento del 40% de mes a mes y esperan multiplicar su facturación por 20 al cierre de 2022, con la apertura de Barcelona y Alemania.

R. ¿Por qué decidieron lanzar Freshis?
R. Nos dimos cuenta de que era un sector en el que había muchos intermediarios. Me parecía absurdo cultivar algo con tanto cuidado, para que se perdieran todos los matices en intermediarios que no entendían bien toda la innovación detrás del producto ni les interesaba. Además, es una cadena que se alarga mucho en el tiempo: tardan entre cuatro y nueve días en llegar del recolector al consumidor.
R. En Freshis, el producto llega a casa en menos de una hora. ¿Cómo lo consiguen?
R. Creo que uno de los secretos es tener todo in house, es decir, tener a todos nuestros repartidores en nómina y tener vehículos propios. El reparto de última milla debe estar lo más próximo posible a la demanda. Si tienes que avisar a una empresa externa cada vez que te entra un pedido, pierdes tiempo. Este es el modelo que nos funciona mejor, pero también el que encaja mejor con nuestra propuesta de valor: no ser solo sostenibles, sino éticos desde el punto de vista de las condiciones de los trabajadores.
R. ¿Qué peso tiene el producto local?
R. Representa alrededor del 20% de la facturación. En Madrid trabajamos con productores que son más bien pequeños, entre 3 y 16 hectáreas. Estos normalmente nos traen su propia mercancía a nuestras instalaciones. Pero el 75% es producto nacional: el aguacate, la manzana, la naranja... Son productores mucho más grandes, entre 100 y más de 1.000 hectáreas. Ellos recolectan por la tarde y lo mandan a una plataforma logística que está a las afueras de Madrid. Una vez al día, un camión nos hace la entrega desde esa plataforma logística a Freshis sobre las 8 de la mañana. Aquí vamos preparando los pedidos. Solo importamos alrededor del 5%: la piña y algún espárrago fuera de temporada.
R. Destaca la sostenibilidad, ¿pero no contamina más el envío a domicilio?
R. Los productos de la frutería de debajo de casa también tienen una importante huella de carbono detrás, sobre todo porque tienen más intermediarios. Nosotros acortamos y optimizamos la logística; además, hacemos rutas de reparto y lo hacemos con vehículos eléctricos. Tenemos envíos exprés en menos de una hora, pero intentamos hacer entregas programadas en la medida de lo posible.
R. ¿Qué requisitos deben cumplir los agricultores?
R. Buscamos que los productores sean especialistas. No nos interesa que un único productor nos ofrezca 20 productos porque no va a producirlos en escala ni a ser lo eficiente que buscamos. Queremos al mejor productor de cebollas y que este nos ofrezca tres o cuatro tipos. También tienen que ser productores grandes, que nos ayuden a escalar; no nos sirve de nada comprarles hoy si cuando abramos tres ciudades más no nos van a poder servir. Por último, buscamos que no tengan un brazo comercial. Nuestra propuesta de valor para los productores es que les hacemos llegar al consumidor final. Contamos con un producto de una calidad excepcional que solo se encuentra en fruterías gourmet y un 30% más caro. Nosotros no queremos superar en más de un 10% el precio de los supermercados, pero siempre vamos a ser más caros porque nunca vamos a trabajar la calidad del supermercado.
R. ¿Cómo han vivido la huelga del transporte?
R. Ha sido un trastorno para el sector. Varios de los productores con los que trabajamos tuvieron que cancelar envíos, bien por la insostenibilidad de los costes del transportista o por piquetes sufridos en sus propios camiones. Ellos han sufrido los peores efectos colaterales de esta huelga en nuestro sector, ya que estuvieron al borde del colapso al no poder dar salida a sus productos.
R. ¿Cómo lo atajaron?
R. Hicimos lo posible para dar salida a los productos. Al trabajar con una cadena de suministro directa, tenemos más agilidad para casar la oferta con la demanda, así que no nos hemos visto tan afectados por la situación actual. En algunos casos los productores nos pidieron absorber más volumen. Además, hemos ofrecido varios productos a coste, sin margen adicional, con el objetivo de dar salida al excedente de producción.

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