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La descarbonización se agiliza gracias a las ayudas de Bruselas

Las empresas destinarán el grueso de las inversiones a redes inteligentes, movilidad, bombas de calor, hidrógeno verde y almacenamiento Prevén crear casi medio millón de empleos en cinco años

Getty Images
Denisse Cepeda Minaya

“En el mundo y en España, el sector va a ser una de las principales palancas de la recuperación, principalmente a través de las inversiones en energías renovables. Sin duda, vamos a ser los líderes en Europa en la generación verde y sostenible y será la España despoblada la que recibirá la mayor parte de esas inversiones”, augura Juan Elorduy, director del Programa Especializado en Energías Renovables del IEB y socio de Elona Capital.

La transición beneficiará a toda la cadena de valor del sector y a las autonomías

La patronal Aelēc, que agrupa a empresas como Iberdrola, Endesa, EDP o Viesgo, calcula que los proyectos relacionados con la transición energética (351 en total) y que han sido presentados al Gobierno ascienden a más de 47.000 millones de euros para 2021-2026, mientras que sus estimaciones de creación de empleo alcanzan casi el medio millón en dicho periodo, unos 80.000 anuales. “Pero no hablamos de empleo exclusivamente en las empresas de Aelēc, sino en toda la cadena de valor, en la que se incluyen compañías industriales, pymes, startups, instituciones o socios tecnológicos”, aclaran. Es decir, hay un efecto tractor en la economía, los sectores y las comunidades autónomas, sostienen.

En 2021, estas compañías elevaron sus planes de inversión hasta los 4.500 millones, un 16% más que en 2020, apuntan. “Estamos preparados para asumir este desafío. Y con los fondos, estaremos en una buena posición para contribuir al reto de la recuperación y la transición”.

Preocupación por los cambios regulatorios

Las compañías del sector, en concreto el 75%, están preocupadas por los cambios regulatorios que vienen. Así lo recoge el informe Perspectivas Energía en España 2021 de KPMG, elaborado en colaboración con la CEOE.

La encuesta, realizada a 76 empresas entre diciembre de 2020 y enero de 2021, de las que el 42% tiene más de 1.000 empleados y el 68% factura más de 200 millones, destaca también algunas barreras para el cumplimiento del Plan de Energía y Clima.

Entre ellas, el 17% de los directivos cita el desarrollo de las interconexiones y el almacenamiento; el 15% menciona la visibilidad de precios a medio y largo plazo, y el 12%, la dificultad de poner en marcha medidas suficientes de eficiencia energética.

Respecto al hidrógeno verde, el 41% cree que será clave para lograr la neutralidad energética en 2050, pero que su madurez solo llegará a partir de 2030.

El informe 21 tendencias para 2021: transformar el talento y el futuro del trabajo, publicado recientemente por ManpowerGroup, recoge que la incorporación de medidas de protección de la naturaleza podría crear 395 millones de puestos de trabajo y unos 8 billones de euros en oportunidades para 2030.

May López, profesora de OBS Business School, añade: “La digitalización y la sostenibilidad van a marcar la hoja de ruta y, en algunos casos, irán de la mano. Se busca a toda costa la neutralidad climática y un cambio de modelo con un menor impacto ambiental, basado en renovables y economía circular. Los criterios ASG (ambientales, sociales y de buen gobierno) serán también determinantes”. Para Carlos Fernández Landa, socio responsable de energía en PwC, “la energía siempre ha sido un elemento esencial en el desarrollo económico. Además de ser un vector clave en el crecimiento, está en el centro de los retos de sostenibilidad a los que se enfrenta hoy la sociedad”.

Áreas de actuación

El sector lo ve no solo como una transformación obligada para luchar contra el cambio climático, sino también como una oportunidad empresarial y de innovación. Por eso, los recursos se destinarán a seis áreas concretas, detallan desde la patronal. La primera, la digitalización de redes de distribución, con 44 iniciativas por valor de más de 5.800 millones. La segunda, la movilidad sostenible, con 25 proyectos por más de 3.600 millones, para dotar de una red de recarga nacional y pensada también para el transporte pesado por carretera, con planes de electrificación de autobuses urbanos e interurbanos.

La tercera área es la electrificación del calor, 60 actuaciones por más de 9.200 millones, a fin de introducir la bomba de calor en los edificios y mejorar la eficiencia energética. La cuarta, el hidrógeno verde, con la meta de alcanzar los cuatro GW de capacidad de electrolizadores a 2030. “Las iniciativas se van a centrar en la fabricación de fertilizantes, la movilidad y en procesos industriales para facilitar la transición de la industria hacia su completa descarbonización”, explican. El sector ha presentado 93 proyectos con una inversión estimada de más de 6.000 millones.

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Las cifras

47.000 millones de euros es el valor de los proyectos presentados al Gobierno para 2021-2026.

351 iniciativas contemplan las compañías en renovables, almacenamiento, redes y coche eléctrico, etcétera.

16% es el aumento de la inversión de las empresas de Aelēc en 2021, hasta los 4.500 millones.

Finalmente, la quinta área, el almacenamiento, con 40 proyectos por 5.800 millones que buscan integrar la producción eléctrica a partir de fuentes limpias, y la sexta, el aumento de las fuentes renovables, con 80 actuaciones por más de 16.000 millones.

“Como la competitividad de las renovables es ya palpable en muchos países, la inversión se va a enfocar en modelos y fuentes alternativas más disruptivas, como la producción de hidrógeno verde y la penetración del vehículo eléctrico, que, con los fondos europeos, serán una realidad mucho antes de lo esperado”, cree Fernández Landa, quien añade también actuaciones en economía circular (valorización energética y el ciclo del agua). Un punto en el que Elorduy coincide: “Es en tecnologías de futuro, que todavía no son rentables, donde se dedicarán gran parte de los esfuerzos, como por ejemplo los sistemas de almacenamiento de electricidad tipo baterías o el hidrógeno verde, llamado a ser el futuro de la energía en España y en el conjunto de Europa junto con las renovables”.

Desafíos

Sin embargo, pese al optimismo y a la avalancha de inversiones, hay tareas pendientes que pueden obstaculizar esta carrera. Desde Aelēc avisan de la falta de un marco normativo robusto y estable, con señales apropiadas para que las empresas inviertan: “La regulación del sector cuenta con mecanismos adecuados para ello y se trata ahora de acompasarlos para las empresas inviertan y apuesten decididamente por esta transición”.

López, de la OBS Business School, advierte del poco aprovechamiento de los fondos europeos en el pasado. “En los últimos seis años la tasa no llegaba ni al 40%. Debemos ser conscientes de cómo funcionan para no correr riesgos. Por lo general, las organizaciones desconocen el compromiso que se adquiere de coinversión y justificación del coste asociado al proyecto, con sus correspondientes auditorías a lo largo de todo el proceso que son determinantes para garantizar que las cantidades asignadas se conceden y no se devuelven a Europa”. De ahí que sugiera unificar esfuerzos y crear canales de apoyo que faciliten a las empresas tanto la información como las gestiones y las justificaciones asociadas. “La planificación, la transparencia y la gestión del cambio van a ser claves”, agrega.

La industria pide un marco normativo claro, estable y robusto y agilizar los trámites

Elorduy, profesor del IEB, opina que la dificultad radica en crear un sistema de asignación de los fondos que sea rápido y flexible, a la vez que transparente y justo. “Otro punto de mejora es que necesitamos empresas de mayor tamaño y, en este sentido, ya estamos asistiendo a diferentes salidas a Bolsa y compraventa de compañías que hacen avanzar al sector en esa dirección”, indica.

Además de la competencia entre empresas que generará la captación de estos recursos, Fernández Landa, de PwC, cita otros retos empresariales para que dichos proyectos puedan materializarse: que tengan un claro sentido empresarial y económico en el medio y largo plazo y que fomenten la cooperación o colaboración empresarial y público-privada.

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Por ejemplo, considera que para las convocatorias asociadas a grandes inversiones y articuladas a través de los Perte (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica), los de mayor dificultad de acceso, será preciso crear consor­cios que aglutinen a diferentes empresas del sector, contar con un plan de negocio sólido, permisos ambientales y estudios de ingeniería. En cambio, en las convocatorias regionales, de uno a dos millones en ayudas y para instalaciones de autoconsumo o puntos de recarga, el proceso será más sencillo, dice. Pero desde el Gobierno estima relevante la definición de un marco regulatorio claro y un calendario previsible de las convocatorias.

Elorduy corrobora. “En un mundo globalizado, el inversor lo primero que analiza de un país es su seriedad. Le gustan los países aburridos, sin sobresaltos. Adicionalmente, la agilización de los trámites administrativos sería deseable, tema en el que ya se trabaja”.

El experto concluye que todos los actores tienen su cuota de responsabilidad para que la descarbonización sea una realidad. “Las empresas, desarrollar proyectos sostenibles y rentables. La Administración, facilitar las inversiones y apoyar las tecnologías de futuro. Y los bancos, financiar los proyectos viables. La oportunidad es clara. Todos estamos comprometidos con un desarrollo económico que sea sostenible, verde y del que disfruten las generaciones venideras”.

Más solar y menos carbón, petróleo y gas

Pese al mayor impulso inversor en tecnologías limpias, los esfuerzos actuales son insuficientes para conseguir la anhelada neutralidad climática en 2050. La Agencia Internacional de la Energía, en un análisis publicado en mayo, advertía de la encrucijada global: o los países dejan de explorar nuevos yacimientos de petróleo, gas y carbón, aunque se mantengan los existentes, o se exponen a un peligroso aumento de la temperatura.

Y ponía deberes para que los combustibles fósiles pasen del 80% al 20% en tres décadas: la eficiencia energética debe ser tres veces mayor, hay que instalar una planta solar casi a diario, no construir centrales de carbón y que culmine la venta de coches con motor de combustión interno en el año 2035.

Javier Díaz-Giménez, profesor de Economía del IESE, es escéptico con las metas y su impacto en el PIB y el empleo. “Hablamos de una reconversión y el efecto neto en el empleo dependerá de qué es más intensivo en trabajo, y parece que en las renovables es menor. Con las tecnologías disponibles, no está claro que se pueda pintar todo de verde de la noche a la mañana. Mientras tengamos detalles, no vamos a saber cuál es el modelo ni los ritmos a los que se va a hacer esa transformación”.

Sobre la firma

Denisse Cepeda Minaya
Periodista especializada en energía, medio ambiente, cambio climático y salud. Máster en Economía verde y circular por el Inesem y Máster en Periodismo por la UAM/El País. Con más de 20 años de experiencia en periodismo económico. Anteriormente trabajó en República Dominicana como reportera de economía en los periódicos El Caribe y Listín Diario.

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