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El hidrógeno, una energía limpia con visión de futuro

Atrae el interés de los inversores y las renovables lo respaldan por sus posibilidades de almacenaje. Aun así, los expertos recuerdan que no es una fuente de energía en sí misma

Getty Images

El hidrógeno necesita ser procesado, es un medio eficiente para almacenar energía. Sin embargo, su valioso potencial como vector energético no ha sido explotado y su función es la de una materia prima industrial con huella ecológica deficiente”, explica Sara Cattano, analista de Edmond de Rothschild. El hidrógeno ha despertado de hecho un interés creciente entre los interés, aunque se trate más aún de una promesa que de una realidad.

La industria de las renovables aspira a apoyarse en la electrólisis, el proceso que permite que no solo el resultado sea una energía limpia, sino que el camino para llegar a ella también lo sea. Los inversores también depositan sus esperanzas en esta modalidad de hidrógeno, si bien aún debe recorrer un largo camino para alcanzar la condición de activo financiero. “Ahora mismo, económicamente, no es viable”, señala Yann Dumont, director ejecutivo de la consultora de energías limpias Reolum.

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Dumont sostiene que la logística de esta energía, uno de sus mayores obstáculos, es también uno de los puntos fuertes que la apuntalarán: “las renovables producen cuando pueden y en ese momento hay que aprovechar para almacenar la energía; cuando los sistemas no estén funcionando, poder tirar de ese stock”.

Las muchas proyecciones y pocas realidades tangibles sobre esta fuente no eliminan su atractivo a ojos del inversor. Dumont, también presidente de la Asociación Española de Almacenamiento de Energía, piensa que el aterrizaje del hidrógeno en el mundo financiero ocurrirá a través de la compra de acciones de las empresas posicionadas o a través de fondos de inversión; más adelante, el sistema de generación de hidrógeno “formará parte de los activos de los activos de las compañías”.

Los analistas resaltan que su viabilidad pasa en gran medida por la aplicación a los automóviles. Un informe de Bank of America indica que la “primera ola de electrificación” se ha centrado en los vehículos eléctricos de batería. El banco considera que “los vehículos de pila de combustible [en los que el hidrógeno entra en juego] son una solución complementaria”. Desde Reolum, Dumont indica que “los clientes lo están añadiendo en sus proyectos y hacen sistemas de almacenamiento”, si bien la penetración frente a otras renovables (eólica, solar) sigue siendo discreta.

Los analistas dicen que la inversión en este elemento complementará a otras renovables

En esa línea apunta BBVA Research: “Pese a sus beneficios, el hidrógeno verde sigue siendo financieramente arriesgado para generar una oleada sostenida de inversiones privadas, similar a la que experimentan la eólica o la solar”. El banco vizcaíno ve por ello necesarios incentivos gubernamentales como los créditos fiscales y los impuestos sobre el carbono son necesarios para que la industria prospere.

Reducir la dependencia

EE UU aparece como un mercado propicio para el despegue de este vector energético. Según BBVA cuenta con ingredientes para ello: capital, tierra, clústers industriales, activos renovables, capacidad de almacenaje e investigador. No hay mención alguna, en cambio, de España. Dumont considera que aquí apenas se ha avanzado, hasta el punto de que “hasta hace poco no existía el almacenamiento como actividad”. No obstante, define las perspectivas de futuro como “prometedoras” e identifica un “gran incentivo”: “En España hemos recuperado el interés de los fondos de inversión y este vector permitirá reducir la dependencia de otros países”.

Sobre la posición esquinada de España en Europa podrían pivotar las esperanzas de la inversión en hidrógeno, según constata también el Ministerio de Transición Ecológica. El documento Hoja de ruta del hidrógeno especifica que “la producción de hidrógeno renovable autóctona permite operar un sistema energético menos dependiente de importaciones de productos energéticos fósiles de otros países y mejora la balanza energética”. El hidrógeno empieza a carburar, aunque el camino sea largo.

Proyectos de las cotizadas españolas

 

Enagás. Desarrolla una iniciativa pionera en España en la planta de regasificación de Cartagena: produce hidrógeno verde a partir de energía solar en un proceso de electrólisis que no emite CO2. También participa en Green Crane (en fase de pre-proyecto) para impulsar una red de hidrógeno verde que conecte con Europa.

 

 

Acciona. Junto a la constructora mexicana Cemex y, de nuevo, Enagás, participan en Mallorca en una planta de generación de hidrógeno verde a partir de energía solar que se utilizará para movilidad e inyección en red gasista.

 

 

Repsol. De la mano nuevamente de Enagás, la multinacional energética trabaja en una tecnología que permite la transformación directa de energía solar en energía química, produciendo hidrógeno y rebajando la huella de carbono más del 90% frente a procesos convencionales.

 

 

Iberdrola. La compañía vasca ha aterrizado en el negocio del hidrógeno verde con un proyecto a partir de fuentes renovables en Puertollano con el dará el salto de la producción eléctrica a la producción de hidrógeno.

 

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