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Portugal, de la desconfianza a los elogios de Bruselas

La izquierda lusa cumple tres años en el Gobierno esta semana El equilibrio entre gasto social y austeridad, una de las claves

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se abraza con el primer ministro portugués, Antonio Costa, en una reunión del Consejo Europeo.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se abraza con el primer ministro portugués, Antonio Costa, en una reunión del Consejo Europeo.Reuters

Febrero de 2016. El Gobierno socialista portugués, apoyado por los izquierdistas del Bloco de Esquerda (BE) y del Partido Comunista (PC), se tambaleaba tras presentar a Bruselas su primer presupuesto, tres meses después de que Antonio Costa, del Partido Socialista (PS), fuera investido como primer ministro. La Bolsa tenía una de las caídas más fuertes de los últimos años, la prima de riesgo se disparaba hasta los 400 puntos –actualmente se encuentra en los 153– y la UE creía que el nuevo Gobierno iba a incumplir el objetivo de estabilidad presupuestaria.

El entonces todopoderoso ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, retaba a Costa por “preocupar a los mercados” y pronosticaba un nuevo rescate para Portugal. Mariano Rajoy, presidente del Gobierno en ese momento, también se subía al carro al alertar de lo que le podría suceder a España si las izquierdas llegaban al Gobierno. Hoy, Rajoy está fuera de la política española -el PP fuera del Gobierno- y Schäuble, relegado del ministerio de Finanzas tras dirigirlo durante ocho años entre 2009 y 2017.

Bruselas, sin embargo, ahora elogia a Portugal. La UE valora, entre otras medidas, que Portugal haya reducido el déficit, que ha pasado del 2% en 2016 al 0,2% previsto para 2019, según pronostica la Comisión Europea. También el alza del PIB, que fue del 1,5% en 2016, del 2,5% en 2017, y será del 2% en 2018, según las previsiones del Banco de Portugal.

Mientras que la izquierda apoya y subraya su influencia para lograr medidas como la subida del salario mínimo al 5% anual, muy por encima del alza de los precios. “Llevamos el salario mínimo de los 500 euros en 2015 a los 600 para 2019”, se enorgullece Jorge Costa, diputado del BE.

El Partido Socialista se mueve con precisión, pero no sin roces, entre Bruselas y la izquierda portuguesa. No es lo suficientemente combativo como desearían el BE y el PC, ni tampoco tan rebelde para la consideración de la UE y los mercados. El nombre de uno de los artífices de ese equilibrio entre gasto social y austeridad es Mario Centeno, ministro de Finanzas luso y, además, presidente del Eurogrupo desde enero.

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El Gobierno, denominado en un inicio despectivamente como geringonça -lo que sería el equivalente a un Gobierno frankenstein- pasó a ser definido como el del “milagro portugués” debido a la recuperación económica, como recuerda Patricia Lisa, investigadora del Real Instituto Elcano y representante del Gobierno portugués en negociaciones internacionales.

Otro de los datos que apoyan esa visión es el de la reducción de la tasa de paro, que alcanzó máximos en 2013 en el 16% y que bajará al 7,9% en 2018, según las previsiones del Banco de Portugal.

La reacción de los inversores también cambió. El rendimiento del bono portugués a diez años pasó del 3,9% el convulsionado febrero de 2016 al 1,88% actual y se encuentra a una diferencia de 0,32%, una de las más pequeñas entre el país luso y España. Y muy lejos del bono italiano, que es del 3,29%.

Pero este nuevo experimento político no está exento de críticas. Ángel Rivero, profesor de política portuguesa en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), considera que Antonio Costa se benefició de las medidas tomadas por el anterior Gobierno, liderado por el derechista Pedro Passos Coelho, del Partido Social Demócrata (PSD).

“Ha habido continuidad, no ruptura”, afirma. Y remarca que ya existía la disminución del desempleo y el crecimiento del PIB en el Gobierno del PSD. El profesor de la UAM, además, sostiene que “Portugal está muy lejos de recuperar los niveles previos a la crisis”. Pero Jorge Costa no duda en afirmar que el país luso "no está tan lejos" y que va por el buen camino.

El Partido Socialista, firme

El PS no para de crecer en los sondeos desde que llegó al Gobierno y estaría cerca de alcanzar la mayoría absoluta en las elecciones generales de 2019. La última encuesta de Eurosondagem, de este mes, ubica a la formación del primer ministro, Antonio Costa, con una intención de voto del 41,8%, ocho puntos más de los que obtuvo en las generales de 2015.

La derecha, por otra parte, vive una crisis de liderazgo que desembocó en la elección del exalcalde de Oporto Rui Rio como presidente. Hasta el momento, no logra reagrupar al centroderecha. Las encuestas lo sitúan a quince puntos del PS, con el 26,8%.

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