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El Foco
Tribuna
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El 'excelente' euro

Disfrutando varios amigos de un agradable paseo por una insigne villa castellana una tarde de verano, tuvimos la necesidad de detenernos en un puesto callejero a comprar un par de quesos de oveja y una hogaza de pan candeal con el que resolver la pitanza vespertina a nuestra tropa de rapaces hambrientos. Al pagar, el tendero nos pidió “68 maravedís”, lo que nos extrañó sobremanera pues no gastamos esa moneda. Respondió diciendo que si nos venía mejor, “vuestras mercedes pueden darme dos reales de plata”. Sorpresa mayúscula. No teníamos. Suerte que algo más adelante otro puesto nos invitaba mediante un viejo letrero a cambiar moneda.

Sin darnos cuenta, nos hallábamos inmersos dentro de la tradicional Feria Medieval de Medina del Campo. ¡Bendito euro! Consultando en el smartphone la equivalencia de aquel numerario, nos enteramos de que en aquella misma localidad, el 13 de junio de 1497, los Reyes Católicos habían signado la conocida como Pragmática de Medina del Campo, que pasa por ser una de las decisiones monetarias de mayor trascendencia para Castilla y para España. Curiosa coincidencia. Entre otras muchas regulaciones, se dispuso la normativa de acuñación de una nueva moneda de oro llamada excelente o excelente de la granada.

Leemos también en el móvil, a través de un recorte de prensa digital de 2012, que uno de esos excelentes había alcanzado en la prestigiosa casa de subastas Jesús Vico Monedas la increíble cifra de 450.000 euros. No era para menos. El ducado o ducado de dos cabezas era una de las llaves que abría la puerta a la modernidad. Con la implantación de esta moneda, Castilla se insertaba en el sistema del ducado veneciano, la moneda más corriente en Europa y que había sido ya adoptada en 1483 por Aragón y Valencia: “[…] E porque se falló que las monedas de ducados son más comunes por todos los reynos e provincias de cristianos, e más usadas en todas las contrataciones; e assí les pareció que Nos devíamos mandar labrar moneda de oro de la ley e talla e peso de ducados […]”.

El buscador va más allá y nos conduce hasta los comentarios de Gil Farrés en su Historia de la moneda española, que nos aclara que, durante su reinado, Isabel y Fernando habían procurado ordenar el caos numismático precedente con varias reformas, tanto en 1475 como en 1480, al objeto de sanear y revalorizar la moneda castellana en circulación. Su propósito principal fue velar por que la ley que cuantifica el valor del oro y la plata fuera la acostumbrada: el oro, 23 3/4¾, y la plata, 11 dineros y 4 granos.

Sin embargo, la reforma de 1497 tendría mucha más relevancia. Picados por la curiosidad, descubrimos las explicaciones sobre aquella decisión de José María de Francisco en su artículo La moneda de Isabel La Católica. Un medio de propaganda política, dentro de las III Jornadas Científicas sobre Documentación en la Época de los Reyes Católicos: la conquista de Granada y el impulso del comercio mediterráneo exigieron reducir el excesivo peso de la moneda de oro castellana. Además, la representación de un único escudo de armas sería el símbolo de la unidad, interna y externa, inmejorable publicidad de sus éxitos políticos. Y así, en apenas cinco años, el ducado pondría fin a tres siglos de dominio de la dobla castellana, dando paso al predominio del oro europeo. Cinco años de exitosa implantación; casi cien años de uso continuado, superando al propio reinado de los Reyes Católicos. Hasta que su nieto (Carlos I) ordenó la destrucción de los troqueles.

¿Se imaginan el prestigio de aquella moneda? ¿Ven alguna coincidencia con nuestro euro? Considerando su sobrevaloración, que muchos consejeros del BCE han resaltado de forma reciente como un factor de inquietud deflacionista, solo cabe concluir que la moneda europea es ya una alternativa real a la supremacía del dólar como moneda de reserva e inversión. Con el tiempo, mucho tiempo probablemente, espero que también lo sea como moneda de intercambio. Pero, releyendo la historia del excelente de los Reyes Católicos, cabe preguntarnos si realmente el euro también representa a un único poder económico, financiero y naturalmente político.

La mejora de los mercados financieros europeos en los dos últimos años ha hecho que muchos olviden que en la crisis del euro subyace un problema político. La decisión del BCE de garantizar la supervivencia del euro y la mejora económica limitada posterior han dado una tregua a nuestros políticos para que avancen de forma decidida hacia la integración europea. Con todo, admito que hay una cierta decepción colectiva sobre la velocidad de esta integración en los dos últimos. Se esperaba mucho más, considerando el moméntum observado durante la crisis. ¿Hace falta que vuelva a actuar la disciplina del mercado?

La creación del euro fue una decisión política: conseguir a través de la moneda única el loable objetivo político a largo plazo que suponía la integración europea. La propia Merkel admitió hace un tiempo que el euro fue equivalente a construir una casa por el tejado. Lamentablemente, no era una zona monetaria óptima en el momento de su creación. Y tampoco se pusieron más tarde las condiciones para lograrlo, como diez años más tarde hemos comprobado con esta crisis aún no superada. ¿Recuerdan estas condiciones? En teoría: movilidad laboral, de capital, flexibilidad de precios, mutualización del riesgo fiscal y convergencia de ciclos económicos. Sí, quizás pido demasiado. Decisiones de este tipo a nivel nacional, en el fondo, ceder soberanía doméstica por el conjunto lleva su tiempo. Y este tiempo ahora es directamente proporcional a que la mejora económica sea compatible con más reformas estructurales, fiscales y financieras a nivel doméstico. Muy diferente a la reunificación monetaria por parte de los Reyes Católicos tras la conquista de Granada, donde el objetivo al crear el excelente era confirmar la unidad política conseguida. Con todo, esperemos que dentro de cien años veamos la creación del euro como la decisión más importante de nuestra historia moderna. Creo que todos así lo esperamos.

Gonzalo Viñuales Ferreiro es Profesor de Historia Medieval de la Universidad Rey Juan Carlos.

José Luis Martínez Campuzano es Estratega de Citi en España

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