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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los márgenes empresariales revelan la crisis de Europa

El sector turístico vive un momento dulce, mientras que el automóvil afronta un momento repleto de incertidumbres que reflejan las debilidades de la industria europea y los retos a los que se enfrenta el Viejo Continente

Planta de produccion de coches Seat en la fabrica de Martorell (Barcelona).
CINCO DÍAS

La economía española sorprende al mundo. El contraste entre el desempeño de la actividad con el resto de Europa amplifica la brillantez de los datos macroeconómicos. Crecemos más y creamos más empleo. Los grandes datos macroeconómicos dibujan un presente luminoso, pero al destilarlos se hallan síntomas que aconsejan ponerse en guardia.

Los rendimientos de las fábricas de coches españolas cayeron a su mínimo histórico, un 1,1% durante el año pasado, cuatro puntos menos que antes de la pandemia, según las estadísticas de la Agencia Tributaria. El sector vive tiempos convulsos. La producción de coches se desplomó en enero al mínimo desde la crisis de los microchips que siguió a la covid, tras retroceder más de un 27% durante el pasado mes. La incertidumbre regulatoria sobre los coches de combustión, la indefinición sobre los modelos eléctricos y invasión de coches chinos explican esta crisis. La situación es preocupante porque España es el segundo mayor productor de coches europeos y cuenta con una potente industria auxiliar. Algunas de las mayores empresas de componentes del automóvil del mundo son españolas.

Pero la estadística de la Agencia Tributaria también dibuja un panorama más esperanzador. Las empresas turísticas dispararon sus márgenes sobre ventas hasta niveles inéditos el año pasado por el bum del sector. Las empresas de hostelería y restauración, un sector que el año pasado movió 78.000 millones, elevó sus márgenes hasta el 19,8%, seis puntos más que antes de la pandemia. Las aerolíneas, agencias de viaje y operadores de reservas también dispararon sus rendimientos en pleno bum turístico. El año pasado llegaron a España 94 millones de turistas, un 10% más. Estos se gastaron 126.000 millones, un incremento del 16%. No falta quien dice que se vive algo parecido a una burbuja. Y arrecian las voces que aconsejan al sector que se actualice para atraer a viajeros de más poder adquisitivo y ofrezca servicios más sofisticados que le ayuden a reducir la estacionalidad.

Los dos sectores, automoción y turismo, reflejan a la perfección el dilema que vive Europa, que pierde competitividad industrial. Harían bien las autoridades españolas en no confiarse del buen momento que vive la economía y reflexionar sobre la situación de la industria. Al tiempo que debería trabajar en Bruselas para que las instituciones comunitarias aceleren los planes europeos para mejorar la competitividad que nos ayude a no descolgarnos definitivamente.



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