Las claves: EE UU reclama más gasto militar europeo... mientras busca reducir el suyo
Como dice el CEO de Rheinmetall, Armin Papperger, a la UE la han puesto en la mesa de los niños
Lo llevaban diciendo los sucesivos Gobiernos de Estados Unidos, unos con mejores palabras que otros: los miembros europeos de la OTAN debían aumentar su gasto en defensa. Nadie puede llevarse a escándalo o sorpresa, pues, por que Donald Trump opte por negociar directamente con Vladímir Putin el futuro de Ucrania, prácticamente sin contar con el afectado, y aún menos con Bruselas. Como dice el CEO de Rheinmetall, Armin Papperger, a la UE la han puesto en la mesa de los niños.
Ya Barack Obama quería acercarse a Moscú. Ahora este y Washington quieren repartirse el territorio y los recursos ucranianos, a la vez que Trump exige a sus teóricos amigos que inviertan más en armamento. A ser posible, de empresas estadounidenses (tecnológicamente más avanzadas). En paralelo, la Casa Blanca quiere acordar con Rusia y China un recorte conjunto del gasto militar. No parece que Trump se haya vuelto pacifista, sino que pretende reducir la enorme deuda pública de EE UU, problema común a los países europeos. Los inversores en defensa tienen motivos para el optimismo, pero no deberían confiarse.
En los mercados, ganar dinero no es fácil ni rápido
En el timo de la estampita, no está claro quién sale moralmente peor parado de la situación: si los estafadores, o si la propia persona estafada, que en realidad pretende aprovecharse del presunto tonto. Sin llegar a esos niveles, en muchos de los fraudes de los mercados financieros, como el la criptomoneda $Libra, promocionada por Javier Milei, subyace un afán de riqueza inmediata en muchos inversores que luego acaban con el rabo entre las piernas.
Ganar dinero en los mercados no es fácil ni rápido, y el que espere lo contrario, quizá no debería participar en ellos.
La fiebre de la sostenibilidad está de resaca, y ahora la moda es la soberanía
¿Es Donald Trump la causa de que la transición ecológica se frene, o el síntoma de que la estaba yendo demasiado deprisa? Probablemente, las dos afirmaciones sean ciertas. Gestoras de fondos y compañías de sectores como el financiero y el automovilístico están dando marcha atrás en sus planes verdes; aunque sería mejor decir que están bajando de velocidad.
Hubo una sobredosis de la palabra sostenibilidad (no tanto de su aplicación práctica), y ahora los mercados están de plena resaca, hasta que se llegue a un equilibrio. Las energías renovables tienen ventajas que van más allá de su efecto en el entorno: aumentan la independencia energética. De hecho, el de la soberanía es el concepto de moda ahora mismo. Seguramente también demasiado.
La frase
Hemos manifestado y manifestaremos nuestra oposición a dividir en dos el acuerdo con Mercosur [en uno político y otro comercial, para evitar que su ratificación necesite el voto unánime de los países de la UE]. No podemos aceptar que entre ganado criado con hormonas vetadas en la UEFrançois Bayrou, primer ministro de Francia
No hay sitio para tanto restaurante...igual
Dice el fundador del grupo de restaurantes Tragaluz, Tomás Tarruella, que en Madrid no hay sitio para tanto restaurante y que va a haber cierres. Como toda empresa, los locales de restauración sobreviven como pueden en esa jungla que es la ciudad, o la economía, en la que aguantan los más fuertes. Pero algunos tienen más oxígeno para vivir con respiración asistida que otros (o más dinero familiar). Las grandes urbes españolas se llenan de restaurantes cuya única diferencia es el sustantivo que sigue al artículo –todos son La algo, o El aquello–, y que, siendo muy fotografiables, ofrecen por lo general el mismo sandwich mixto y las mismas gyozas a la plancha, a un precio no especialmente atractivo. En Madrid sobran restaurantes, sí: a ser posible todos los que son iguales.
