Ir al contenido
_
_
_
_
Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El auge de Rheinmetall depende de la cobertura política

La firma necesita que los países europeos apuesten por sus tanques y torretas para justificar su subida en Bolsa

defensa tanques

¿Reunirán los Gobiernos europeos los recursos para defenderse? Eso es lo que apuestan los inversores en Rheinmetall. Las acciones del fabricante de armas alemán de 40.000 millones de euros y conocido por sus tanques Leopard y sus torretas de defensa aérea Skyranger, se han doblado en valor desde que Donald Trump ganó las elecciones en noviembre. Quiere que los líderes europeos aumenten el gasto en defensa por encima del nivel recomendado por la OTAN del 2% del PIB. Para justificar su subida, todo debe salir bien para el CEO de Rheinmetall, Armin Papperger.

La empresa, que suministra de todo, desde proyectiles de artillería hasta software de campo de batalla, se beneficiará claramente si los Gobiernos del bloque invierten más en sus ejércitos, como se comprometieron tras una reunión en París el lunes. Ayuda que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, propusiera la semana pasada eximir el gasto en defensa de las normas del bloque destinadas a limitar los déficits públicos, dando en la práctica luz verde desde Bruselas a un derroche en el catálogo de obuses y camiones blindados de Rheinmetall. Los accionistas habían estado anticipando el chorro de gasto: las acciones han subido un 1000% en los últimos cuatro años, superando incluso a Nvidia.

Es posible ver cómo Papperger podría estar a la altura de las expectativas de los inversores. Según la OTAN, los miembros europeos de la alianza, incluidos Reino Unido y Turquía, gastaron colectivamente 480.000 millones de dólares en defensa en 2024, es decir, el 2,1% del PIB. Aumentar esa cifra al 3% supondría añadir 210.000 millones al año. Si un tercio de ese aumento se destina a adquisiciones, en línea con la proporción general del año pasado, eso implicaría 70.000 millones de nuevos gastos anuales en equipamiento en juego.

Para duplicar los ingresos de Rheinmetall en 2024, en línea con el aumento de su valor de mercado desde las elecciones de EE UU, el grupo tendría que hacerse con el 15% de la inversión militar adicional. Eso es mucho más que su participación implícita del 3% del total del año pasado, basada en la comparación de las estimaciones de los analistas de los ingresos europeos de Papperger en 2024 y el tamaño de los presupuestos de compras de la región. El resultado es que los accionistas de Rheinmetall prevén tanto un aumento del gasto público como una mayor parte de este para la firma alemana.

Cualquiera de las dos cosas podría salir mal. Los presupuestos estatales están al límite, especialmente en París y Londres, históricamente los dos mayores actores militares de la región. Mientras, los proveedores estadounidenses suelen fabricar equipos superiores, como sofisticados misiles y drones, lo que implica que los Gobiernos europeos podrían enviar gran parte del aumento del gasto al extranjero. En otras palabras, el auge de Rheinmetall depende de una fuerte cobertura política.

Muchos obstáculos

Es posible que los dirigentes reunidos por Emmanuel Macron el lunes debatieran crear un vehículo de préstamo conjunto que ayudaría a apuntalar sus ejércitos al tiempo que mutualizaría el coste. Puede que pase algún tiempo antes de que vea la luz.

Ese plan de deuda conjunta se basaría en el modelo del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia de 650.000 millones de euros, creado en 2021 para hacer frente al impacto económico de la pandemia. Pero un mecanismo de defensa europeo difícilmente podría seguir el modelo del plan de la covid. No todo se financiaría mediante préstamos conjuntos. Pero la diferencia con el vehículo de la covid, diseñado para circunstancias excepcionales, es que este tendría que financiar un esfuerzo anual, mientras se identifique una amenaza importante en las fronteras de Europa.

Uno de los primeros problemas para sus arquitectos sería decidir qué debe financiar un plan conjunto. Presumiblemente, se usaría para facilitar las compras y ayudar a reestructurar y apuntalar la industria de defensa, más que para las comidas de los soldados. Lo ideal sería que no se empantanara en disputas sobre los beneficios que los Gobiernos esperarían para sus paladines nacionales.

Un instrumento de deuda conjunta tampoco contará con el apoyo de todos los miembros: puede que los prorrusos, como Hungría y Eslovaquia, no se sumen, y tampoco lo hagan aquellos geográficamente distantes de Europa del Este, como España. No está claro si Italia podría unirse. Y un fondo común solo tendría sentido si tanto Francia como Alemania aceptaran participar. También sería más eficiente si estuviera abierto a países no pertenecientes a la UE, en particular Reino Unido. Eso, a su vez, plantea la cuestión de si la Comisión Europea podría ser entonces la institución emisora de la deuda.

En todo caso, el endeudamiento conjunto no aliviaría mucho la carga presupuestaria de los Gobiernos a lo largo del tiempo. La deuda de la covid, que deberá reembolsarse a partir de 2028 por valor de 30.000 millones al año, o el 20% del presupuesto de la UE, sirve como buen recordatorio. Los Ejecutivos nacionales en algún momento tienen que pagar la factura. El endeudamiento en común no alivia el dolor de las futuras decisiones presupuestarias, solo retrasa el día del juicio final.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías


Más información

Archivado En

_
_