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El Foco
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

A los 18 años, heredar 60.000 euros del Estado alemán

La herencia básica implica un reparto de recursos de ricos a pobres y de mayores a jóvenes. Alemania debate si no contradice la cultura del esfuerzo

Berlin
"Nuestro futuro en tus manos" es el eslogan que tienen dos jóvenes pintado en sus manos durante una manifestación en Berlín (Alemania).Annegret Hilse (Reuters)

Heredar 60.000 euros a los 18 años. ¿Tiene sentido o contradice la cultura de la disciplina y del esfuerzo que prevalece en Alemania? En cualquier caso, es la fórmula propuesta por los jóvenes socialdemócratas en su congreso de noviembre para reducir la desigualdad. Lo financiarían los ricos mediante una subida del impuesto de sucesión de grandes patrimonios. Los críticos al actual modelo impositivo sobre sucesiones y donaciones (exento hasta el medio millón de euros) no solo proceden de la política (también de los democristianos y de Los Verdes) sino de los investigadores de los institutos económicos alemanes. El presidente del DIW, Marcel Fratzscher, opina que la primera razón de la gran desigualdad social son las herencias. Un millón de alemanes son millonarios. Su perfil: hombres, de mediana edad, occidentales (no del Este), universitarios, y autónomos. Un total de 16 millones no tienen patrimonio. Y el 20% de la población no hereda tampoco nada. Pero, ¿una herencia universal?, ¿heredar todos 60.000 euros? “Una mala idea”, afirma tajante el economista y premiado autor Nikolaus Piper, del diario Süddeutsche Zeitung. Opina que muchos jóvenes despilfarrarían el dinero. “Y va contra la cultura del esfuerzo, del ahorro y de la renuncia al consumo de hoy para alcanzar algo mañana.”

Benedikt Peters, analista del mismo diario, explica así la desigualdad social en Alemania: “Si representamos la desigualdad con globos, y por cada 5.000 euros de patrimonio neto pusiéramos al globo a un centímetro del suelo, obtendríamos la siguiente imagen: los globos de la mitad de la población alemana no se levantarían del suelo o estarían apenas por encima del suelo porque no tienen patrimonio o muy pequeño o nada o deudas”. Peters afirma que esa es la realidad. Cierto es también que el Estado alemán paga excelentes ayudas sociales (ahora muy cuestionadas porque les llegan por la misma cuantía a los refugiados) y brinda educación gratuita, también universitaria, y una buena sanidad pública (aunque no universal). Por otro lado, el ascenso social es difícil por los elevados precios de la vivienda y porque el sistema educativo alemán parte de que las familias apoyan y complementan activamente la formación de sus hijos desde casa. Y muchas no pueden o carecen de tiempo y conocimientos. De los 400.000 millones de euros que se heredan anualmente en Alemania, el 7% va a parar a los hogares del 50% de la población (aquella que con sus globos apena se levanta del suelo), según datos del Instituto alemán de investigación económica DIW. El rico 10% recibe 200.000 millones anuales. El Estado se queda con un promedio del 3% de total. En ese sentido, Peters critica que hasta una cantidad de 400.000 los hijos no paguen nada (500.000 entre las parejas). Y a partir de esa cantidad el impuesto sea bajo, de 15% hasta los 600.000 euros (adicionales a la cantidad libre de impuestos) y de 19% hasta los 6.000.000 (adicionales al importe exento).

¿No es mucho una herencia universal de 60.000 euros? El prestigioso investigador Manfred Fratzscher, presidente del DIW, propone entre 20.000 y 30.000 euros, porque resultaría más fácil de aprobar y de financiar. Por ejemplo, mediante una reforma del impuesto de herencia para evitar escondrijos que eludan al fisco. Así se podrían financiar los 20.000 millones de euros anuales que costarían anualmente la herencia universal de 30.000 euros.

Luego está la cuestión de qué sentido tiene. Según Peters, no permitirá ascender a todos los globos. Pero sí, empezar con los estudios universitarios y permitiría formarse, fundar una startup, invertir o viajar. “Hacer cosas que los ricos dan por supuestas.” Otro aspecto a favor es que se percibiría el dinero a una edad crucial. En Alemania la edad en la que se suele heredar es en la cincuentena, entre los 50 y los 60 años. Es decir, cuando las grandes decisiones de la vida ya se han tomado. “Quizás se hubieran tomado otras de haber recibido 30.000 euros a los 18 años.”

Otra cuestión es si no hay otras prioridades en gastos del Estado y si no se podría estimular la formación de capital de la población con menos recursos o encauzar más ayudas a quienes realmente lo necesitan. Por ejemplo, a los universitarios con becas. Las reciben los estudiantes cuyos padres ingresan menos de 20.500 euros netos anuales. Pero la mitad del importe total recibido (las becas ascienden a 452 euros mensuales) se debe luego devolver, pagando 130 euros mensualmente durante un periodo de tiempo de hasta 20 años. Otro punto muy conflictivo es que los jóvenes refugiados percibirían la herencia universal en un momento en que Berlín se plantea reducir al máximo el efecto llamada. No obstante, expertos como Fratzscher opinan que la herencia universal brindaría a los jóvenes más oportunidades y mayor justicia intergeneracional. “Sería la mejor decisión que podría tomar el Estado, reduciría la desigualdad y brindaría la oportunidad de formarse profesionalmente a largo plazo a quienes no cuentan con el apoyo económico familiar.”

El 40 % de la población mayor de 20 años no tiene patrimonio; es decir ni casa, ni coche, ni ahorros, ni acciones, según datos del DIW. El último Global Wealth Report de Credit Suisse apunta que el 41% tiene menos de 10.000 dólares. Por otro lado, más de la mitad del patrimonio privado existente es heredado. Alemania es un país muy desigual. El Consejo de sabios reconoce que los ingresos netos de la población con menos ingresos se estancan, mientras el resto de la población consigue ganar más. La pobreza afecta en Alemania sobre todo a mujeres solas con hijos, a los jóvenes y a los emigrantes. Pero Alemania tiene también un problema de falta de estímulos al trabajo porque a veces sale más a cuenta vivir de la ayuda social.

Piper insiste en que la herencia básica no resuelve el reto de la desigualdad social. Y menos todavía la versión light. Piper: “Sumas de entre 20.000 y 30.000 euros son demasiado bajas para influir a largo plazo en el reparto de patrimonio y, al mismo tiempo, resultan muy caras porque la herencia básica sería universal, para todos.” Alemania tiene trabajo, pero le faltan especialistas. Y no se va a acabar el trabajo. Así que Piper propone incentivar la formación de capital entre la población con menos recursos para que pueda invertir en educación y formación especializada, en propiedad inmobiliaria y en planes privados de pensiones. Y cita al padre del milagro económico alemán, el democristiano Ludwig Erhard, quien estaba convencido de que cuanto mayor fuera el porcentaje de población con casa propia, mayor sería el sentido del espíritu cívico. Según Statista (septiembre 2023), el 42% de los hogares alemanes vive en casa propia, el 48% de alquiler. Una interpretación podría ser que falta disponibilidad al ahorro para alcanzar objetivos a largo plazo, como tener una casa propia.

Lidia Conde es periodista y analista de economía y política alemana

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