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El Foco
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El futuro del mercado laboral alemán: trabajar hasta los 68 y cotizar desde la niñez

Las consecuencias del envejecimiento de la población son ya una realidad: falta personal cualificado y el sistema de pensiones está en crisis

fábrica alemania
Fábrica de Porsche en Stuttgart (Alemania).GETTY IMAGES

Sin reformas, el país se estancará en torno al 0,4% de crecimiento hasta 2028. Lo dice el Consejo alemán de sabios. Ahora, por ejemplo, cuando los alemanes quieren trabajar menos horas, se les pide que trabajen más y durante más años. Sobre todo, a las mujeres. El nuevo informe del Consejo de expertos económicos (conocidos como cinco sabios) que asesoran al Gobierno alemán concluye que son tiempos difíciles para los ciudadanos alemanes. El país se ha detenido desde 2020 por las crisis múltiples, la pandemia, la inflación, la guerra, la crisis energética, de las que le está costando salir: la economía cae un 0,4% este año y crecerá solo un 0,7% en 2024. Y los asesores son todavía más pesimistas que los institutos alemanes de investigación económica. Sus pronósticos sobre la evolución del consumo expresan escepticismo.

Pero, para los sabios, más importante que la debilidad coyuntural son los obstáculos al crecimiento: el envejecimiento demográfico y la falta de innovaciones. Las consecuencias del envejecimiento de la población son ya una realidad que ahoga a la economía alemana: falta personal cualificado y el sistema de pensiones está en crisis. Habrá que reformar la jubilación, prolongar la vida laboral para reducir el gasto público, retrasar la edad de jubilarse y apostar por la cultura de la inversión en el mercado de capitales. Proponen un fondo de pensiones público, fuera del seguro de pensiones obligatorio, en el que se pueda cotizar desde la infancia. Sería una fórmula para obtener ganancias al menor riesgo, invirtiendo en un fondo de inversión accesible para todas las clases sociales. Y lanzan una idea: que los niños perciban 120 euros anuales hasta los 18 años como capital inicial para invertir en ese fondo público de pensiones, que invertiría a su vez en Bolsa.

Los desafíos actuales requieren personal cualificado (en la economía de la energía, en la revolución tecnológica, etc.). ¿Cómo quiere resolver Berlín su problema demográfico? El déficit de personal cualificado asciende a un total de 537.923 puestos de trabajo entre todos los sectores. Según Nils Goldschmidt, presidente del Instituto de Economía Social de Mercado de Tubinga y catedrático de Economía en la Universidad de Siegen, Alemania tiene además un gran problema para hacer sostenible el sistema público de pensiones. “Desde hace años nadie se atreve a hacer la reforma necesaria de las pensiones, lo que supone una gran carga para las finanzas estatales. Más de una quinta parte de los presupuestos del Estado fluye anualmente en la caja pública de jubilación [en España las pensiones suponen el mayor gasto de los presupuestos generales, con el casi 42%].” Para Goldschmidt, la situación es insostenible. Propone un debate tanto en Alemania como en Europa para elevar la edad de la jubilación y para incrementar la cuota de mujeres que trabajan. En Alemania, el 50% lo hace a media jornada. Y se necesitan emigrantes para trabajar. “Por eso me pregunto si no sería ahora el momento de apostar por proyectos de cooperación estratégica y de formación, también en países africanos.” En su último viaje en octubre a África, el canciller Olaf Scholz anunció la creación de un centro de emigración en Nigeria para acoger a solicitantes de asilo rechazados en Alemania y para formar, al mismo tiempo, a especialistas que quieran emigrar a Alemania. Se trata de abrir vías legales a personal cualificado.

En ese sentido, el consejo de sabios critica la ventaja fiscal que gozan las parejas alemanas cuando uno de los miembros de la pareja (habitualmente la mujer) no trabaja o trabaja poco. De reformarse, se incentivaría a unas 150.000 mujeres a trabajar a jornada completa. También critica el modelo del minitrabajo (el subvencionado minijob) por considerarlo un obstáculo al trabajo “estándard”. Y, por supuesto, critica la infraestructura preescolar en un país en el que faltan guarderías para niños de hasta 3 años (solo el 35% va al jardín de infancia (en 2022), por el que se paga 1.710 euros al año) y hay listas de espera para entrar en las escuelas infantiles de entre 3 y 6. El 28,3% de las guarderías reconoce tener listas de espera de hasta 40 niños (Statista Research Department, 2023). Las propuestas del consejo chocan contra la realidad. Sobre todo las mujeres académicas no quieren renunciar completamente a su trabajo. De hecho, se está produciendo un cambio de mentalidad respecto a los años 90 en los que era habitual quedarse en casa durante años. Hoy solo una minoría de las madres (12%) no quiere trabajar. Por otro lado, quienes quieren hacerlo a jornada completa tienen dificultades para trabajar más 20 horas semanales. El 69% de las alemanas con niños menores de 3 años no trabaja, según el Instituto IW. El Consejo sentencia: “Sin mejores infraestructuras es impensable que las mujeres trabajen y que trabajen más horas”.

También proponen que entren más extranjeros en el mercado laboral. Los refugiados que tengan el derecho a quedarse en Alemania deberían trabajar enseguida. Y quienes en sus países de origen obtengan una oferta de trabajo en Alemania deberían poder emigrar inmediatamente. El Gobierno está reformando ya el reglamento de extranjería.

Y ven urgente la reforma del seguro de pensiones obligatorio “para evitar castigar más a los jóvenes”. Piden prolongar en 8 meses la edad de jubilación por año adicional de esperanza de vida. En 2051 se trabajaría hasta los 68 y, en 2071, hasta los 69. La edad legal de jubilación se sitúa actualmente en los 65 años y 11 meses y se incrementará progresivamente hasta los 67 años en 2031. Los baby boomers se jubilan, pero la tasa de natalidad seguirá baja y la esperanza de vida aumenta. Por eso, reclaman también un seguro extra de jubilación vinculado al mercado bursátil. Los trabajadores cotizarían en un fondo que invertiría en el mercado de capitales. A la edad de la jubilación cobrarían lo ahorrado e intereses. También proponen que a corto plazo se reduzca la subida de las pensiones, desacoplarlas de las subidas salariales, y vincularlas a las subidas de precios. Es decir, no se beneficiarían de futuros aumentos de los salarios reales. Reconocen que eso implicaría más pobreza entre los jubilados con pensiones bajas.

De ahí la última cuestión: ¿qué hacer en un país ya muy desigual? El Consejo reconoce que los ingresos netos de la población con menos ingresos se estancan, mientras el resto de la población consigue ganar más. La pobreza afecta en Alemania sobre todo a mujeres solas con hijos, a los jóvenes y a los emigrantes. “A mayor desigualdad, menor apoyo a la democracia”, advierte. Y propone incrementar los estímulos al trabajo. Es decir, que salga más a cuenta trabajar que vivir de la ayuda social. Hay que invertir en infraestructuras de educación infantil, advierte Achim Truger, uno de los cinco consejeros, “imprescindible para que los padres puedan trabajar.” Pero faltan educadores. Solo en la región industrial de Baden-Württemberg faltan 16.800. Casi 100.000 en todo el país, según la Fundación Bertelsmann. Es el pez que se muerde la cola.

Lidia Conde es periodista y analista de economía alemana

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