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A fondo
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

En términos absolutos, y también por comparación, EE UU destaca

La economía americana sigue a la cabeza y parece que por muchos años, pese al disparatado déficit público (o quizá gracias a él)

Juan Ignacio Crespo
FILE PHOTO: People are seen on Wall Street outside the NYSE in New York, U.S.
Brendan McDermid (REUTERS)

La economía global se desacelera. El indicador PMI (expectativas empresariales) que elabora S&P PMI Global, bajó en el mes de agosto a 50,6, acercándose a la línea de 50 que separa la expansión de la contracción mensual, lo que es compatible con que el crecimiento mundial sea en este trimestre algo inferior a 1% anualizado. Simultáneamente, las Bolsas occidentales y de Japón van viento en popa, aunque con diferencias entre ellas. En cambio, las de China presentan un aspecto bastante deplorable.

En moneda local, la de Japón acumula un 25% desde el inicio del año. Le sigue la de EEUU, cuyo índice general, S&P 500, sube un 16%. Tras ellas va la Bolsa europea, cuyo índice Euro Stoxx 50 acumula en 2023 un 12%. Y, finalmente, la Bolsa china, que cae casi un 3%. Si la comparación se hiciera en dólares, la Bolsa de Japón perdería mucho lustre, pues su moneda, el yen, se ha depreciado un 11,5% desde el inicio de año, y la de China empeoraría su situación, vista también la depreciación del 6% del yuan renminbi.

En suma, que la reina de las Bolsas sigue siendo la de EEUU: no en vano tiene la economía que presenta un panorama relativamente mejor, a pesar de haber sido maltratada por la fuerte subida de tipos de interés y por la crisis de sus bancos regionales, que amenazó en marzo pasado con que podía terminar muy mal, y que aún está por ver si no va a entrar de nuevo en erupción en cualquier momento.

Y es que EEUU sigue siendo el líder mundial. Aparentemente, da lo mismo que el banco central de China reduzca su cartera de deuda pública norteamericana o que un grupo de países se unan en torno a Rusia y China para reavivar lo que es poco más que un acrónimo (BRICS) y donde la India figura de manera un poco vergonzante, más porque es grande e independiente en su política internacional que porque tenga muchos intereses en común con China: más bien se diría que lo que tienen son muchos intereses en conflicto.

Que la Bolsa de EEUU sea la reina tiene que ver con su supremacía en el terreno tecnológico, ya que, como es bien sabido, una desproporcionada parte de la subida que ha tenido el S&P 500 desde que las Bolsas iniciaron su recuperación hace once meses se debe a un ramillete de empresas tecnológicas gigantes y conocidas mundialmente.

Entre tanto, la zona euro está de lo más achacosa, con una recesión incipiente y unos datos manufactureros cada vez peores (sobre todo para lo que era honra y prez de las economías europeas: la alemana). Y con expectativas que en este momento son tan malas que hasta se especula en los corrillos que el BCE pudiera hacer una pausa en la subida de tipos de interés, a pesar de que le queda todavía la tarea de hacer bajar la inflación subyacente del 5,5%.

De la economía china, ¡para qué hablar!: ya decíamos la semana pasada que muchos de sus problemas financieros de los últimos 25 años se han ido barriendo bajo la alfombra, mientras iniciaba sucesivas huidas hacia delante de las que la última puede haber comenzado ya: las bajadas de tipos de interés junto con las recomendaciones a los bancos nacionales de que aumenten el crédito que conceden están coincidiendo con un incremento del volumen de préstamos concedido.

Japón, por su parte, está de manera nerviosa y tímida, empezando a sugerir que quizás siga a EEUU y Europa subiendo los tipos de interés, aunque lo deja pendiente de que a finales de año pueda estar seguro el Banco de Japón de que tanto precios como salarios van a ir en aumento. Parecen unas afirmaciones propias de una persona vergonzosa y timorata, pero entretanto, “a Dios rogando y con el mazo dando”, permitiendo o provocando que se deprecie el yen y que, a estas alturas del año, la expectativa que dan sus indicadores PMI sea mucho mejor que la de los países occidentales y China.

Y en cuanto a EEUU… siguen siendo los líderes (y parece que por muchos años) a pesar (o precisamente por eso) de la cifra disparatada de déficit público en el que están incurriendo a poco ya de terminar su año fiscal, un déficit que se atribuye (parece un poco forzado el argumento) a que, tras la caída de las Bolsas entre enero y septiembre del año pasado, no se han producido en la cantidad esperada los ingresos que proporciona el impuesto sobre las ganancias de capital conseguidas en Bolsa. Y otro tanto podría decirse de las plusvalías tácitas acumuladas en las carteras de renta fija, muy disminuidas por las enormes pérdidas que ha provocado la caída de los precios de la deuda pública y de la renta fija privada.

Estamos, pese a todo, ante unos Estados Unidos que relucen por comparación con los demás. Mientras en otras partes se habla por hablar de reindustrialización (véase España), en EE UU el subsector de la construcción de edificios para reindustrialización está funcionando a pleno rendimiento. Pero no hay que olvidar las amenazas crecientes que aparecen allí por la subida de tipos de interés. Y que el que las importaciones hayan caído un 4,4% en los últimos doce meses, es un signo recesivo más que se suma a los ya conocidos.

Juan Ignacio Crespo es Estadístico del Estado y analista financiero

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