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La inflación, un problema global que arrastra al crecimiento

El FMI actualiza sus perspectivas de la economía mundial: la inflación general baja, pero también la actividad

MADRID, 12/07/2023.- Precio de la fruta en un puesto de un mercado de Madrid
MADRID, 12/07/2023.- Precio de la fruta en un puesto de un mercado de MadridAlejandro Lopez (EFE)

Son muchos los que pronostican desde hace un tiempo una recesión a escala global con importantes consecuencias sobre el bolsillo del consumidor. La recuperación mundial después de la pandemia de la Covid, con los estímulos y ayudas para recuperar el parón, y el conflicto de Ucrania, que sigue sin solucionarse, han impulsado la inflación por todo el planeta. Un problema que, en sus distintas facetas, afecta a todos y ocasiona una desaceleración en la actividad económica.

Así lo señala el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su última actualización de las perspectivas de la economía mundial, en las que adopta un tono de advertencia y cautela. La premisa sobre la que se sustenta: la “resiliencia en el corto plazo” y los “retos persistentes”. Entre los segundos se encuentra el alza de los precios que no terminan de ceder.

Y es que, aunque la normalidad ha retornado al comercio mundial, las fuerzas que frenaron el crecimiento en 2022 persisten. La inflación -a la baja, pero todavía en cifras desorbitadas- continúa erosionando el poder adquisitivo del ciudadano. A escala global, los números no engañan: según el Banco Mundial, el precio al consumo ha variado, y mucho, desde 2017: de una media de 2,2% a un 8,3% en 2022.

Pese a que las estimaciones del FMI sitúen el precio de la inflación general en cifras más bajas en 2023 (6,8%) y 2024 (5,2%), sigue muy por encima de la tasa objetivo, que, como orientación y mandato de los grandes bancos centrales, debe rondar en torno al 2%.

Una visión panorámica

Si posamos la mirada en la eurozona, Eurostat fija la inflación en el 5,4% en agosto. Los países con mejores cifras son Bélgica (2,4%), España (2,4%) y Chipre (con un 3%).

En el caso de nuestro país, que en su momento lideró la caída de la inflación en la UE, se presagia un repunte. Así lo estima Manuel Hidalgo, economista y profesor de la Universidad Pablo Olavide (Sevilla): “En España ha bajado del 2%, pero el efecto base va a hacer que repunte y hasta que no pasen las navidades no bajarán de cifras tipo del 4%”.

Sin embargo, las cifras españolas contrastan con las que presentan otras naciones europeas como Hungría, que alcanza el 17,5% o Polonia, Chequia y Eslovaquia, donde la inflación supera el 10%.

Claro que la espiral inflacionista en la que nos vemos sumidos no es exclusiva de Europa. A excepción de China, con una deflación del 3%, todo el mundo la padece. Y lo curioso es que, de las economías avanzadas, solo Suiza, Corea del Sur y España están cerca de esa cifra de referencia del 2%.

Motores económicos como Alemania o Reino Unido se sitúan por encima del 6%, algo inusual en potencias mundiales. En el caso de Estados Unidos o Canadá se supera el 3%. Eso sí, nada que ver con países como Argentina (113%) o Venezuela (prácticamente en el 400%) o, incluso, Turquía, con un 47,83%.

¿Hay otra solución además de la subida del tipo de interés?

La situación, aunque en proceso de mejora, continúa generando problemas añadidos. En su momento, para paliar la subida de precios y la consiguiente pérdida de valor del dinero, los bancos centrales respondieron de forma contundente, endureciendo su política a través de agresivas subidas de tipo de interés y comenzando un efecto dominó con una clara consecuencia: la restricción de la actividad económica.

Esta mella en la actividad económica desemboca en un decrecimiento a escala mundial. El Fondo Monetario Internacional prevé que la desaceleración en las economías avanzadas vaya de un 2,7% en 2022 a un 1,5% en 2023.

A ojos de Hidalgo, se trata de algo lógico: “La desaceleración del crecimiento económico será coherente con una caída de la inflación”, comenta el economista al explicar que, a pesar de que las políticas monetarias que se están aplicando a lo mejor no han tenido un gran efecto en la bajada de la inflación por ahora, lo van a tener en el medio plazo.

Pero la idea que subraya es que se trata de una situación diferente a las anteriores y ello implica ir a “prueba y error”. Para controlar la inflación se ha actuado tal y como dicta cualquier manual económico, por lo que la subida de tipos era necesaria. Puede que a corto plazo no se vislumbre el efecto directo de estas medidas, pero, según valora el experto, antes de que termine 2024, estaremos probablemente rondando la tasa objetivo.

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