Depósitos, fondos monetarios, letras… ¿qué hacer?
Las grandes entidades están lanzando fondos ‘cerrados’ o con objetivos de rentabilidad que compran letras y bonos y los mantienen a vencimiento
Muchos inversores, en especial los de un perfil más conservador, están ante la disyuntiva de dónde invertir sus ahorros. No creo que haya una respuesta única, porque aquí cada uno tiene sus particularidades, pero sí podemos realizar un análisis sobre las ventajas que tiene cada producto y en qué situaciones puede ser mejor apostar por una u otra acción.
Por una parte, las letras del Tesoro han recobrado mucho protagonismo en los últimos meses y tienen la ventaja de la garantía del Estado, que es quién las emite, en nuestro caso, España. En estos momentos, pagan más del 3% en los plazos más largos, asimismo, permiten conocer de antemano una rentabilidad fija. Suena una opción interesante si las comisiones que cobre el intermediario financiero no derrumban estas rentabilidades. No obstante, también tienen algunos inconvenientes, como la transaccionalidad y la fiscalidad que penaliza la compra de instrumentos en directo. Por otro lado, ante una situación de necesidad de liquidez, la venta suele estar penalizada, ya que no hay un mercado muy amplio para importes pequeños (menos de 500.000 euros) y además hay que tener en cuenta que, en un escenario de subida de tipos, existe el riesgo de que, si se invirtiera el dinero más tarde, podríamos, en teoría, obtener un mayor rendimiento.
En el caso de los depósitos bancarios, teóricamente tienen la ventaja de ofrecer una remuneración mayor que las letras, ya que estamos invirtiendo en un banco, lo que supone un riesgo adicional al de invertir en el Estado y, en consecuencia, debería estar más remunerado. Cuenta también con una garantía del Fondo de Garantía de Depósitos en importes de hasta 100.000 euros, en caso de quiebra de la entidad. Sin embargo, la realidad es que los bancos no están, de momento, pagando ese riesgo adicional que se asume al entregarle nuestro dinero. Esto obedece a que las necesidades de liquidez de estas entidades no son actualmente muy altas. Además, cabe destacar que este producto no suele tener comisiones, salvo en caso de cancelación anticipada, con lo que es fácil conocer el rendimiento que se puede obtener. Igual que las letras, también es importante contar con la fiscalidad para entender el retorno final de nuestra inversión.
Por otro lado, los fondos monetarios son otra alternativa donde existe un menor riesgo de impago frente a las anteriores, donde, aunque sea bajo, existe. Esto se debe a la gran diversificación que tienen los fondos. Los monetarios suelen invertir tanto en letras como en depósitos bancarios, bonos a corto plazo, pagarés y en bonos de entidades financieras también a corto plazo. Los riesgos están mucho más diluidos y los costes, en general, son muy competitivos. El fondo que yo uso tiene unos gastos corrientes de 0,08% (siempre resulta más efectivo comparar gastos corrientes que incluyen todos los gastos que solo la comisión de gestión). La fiscalidad es igual que la del resto de los vehículos, pero se puede diferir en el tiempo traspasando de un fondo a otro. Al final, pagaremos lo mismo, pero podemos hacerlo cuando más nos interese y aprovecharnos de la magia del interés compuesto, al reinvertir lo que hubiéramos pagado de impuestos (un 1%-2% de rentabilidad superior en unos años).
El gestor del fondo va invirtiendo en función de su visión de mercado, más a corto si cree que los tipos subirán y más a largo si cree que van a bajar o mantenerse. Cada día analiza el mercado buscando la mejor opción. Este trabajo, que debíamos hacer cada vez que vence un depósito o una letra, lo delegamos a un tercero experto (conocer cuál es el nivel de tipos, qué es mejor, si letra o depósito, qué banco, a qué plazo etc.…).
En este producto, el principal inconveniente es la falta de una certeza de cuál va a ser la rentabilidad futura. En estos momentos, podríamos hacer una regla más o menos simple y asumir que la rentabilidad de estos fondos, al menos los baratos, estará en torno al euríbor seis meses más un pequeño diferencial de 0,20%-0,40%, lo que los situaría en el entorno de un 3,5%. No se trata de una garantía, pero sí de una buena indicación de lo que se puede esperar en los próximos meses. Claro está que, si el BCE sube los tipos, añadiría algo de rentabilidad.
Para tomar una decisión correcta, también hay que tener en cuenta el importe. Si supone más de esos 100.000 euros cuya devolución garantiza el Fondo de Garantía de Depósitos, la mejor apuesta son los fondos por su mayor diversificación, la rentabilidad superior en muchos escenarios, en especial en subidas de tipos, mayor comodidad en renovaciones y menor impuesto.
Con importes inferiores, a igualdad de garantía de devolución entre depósitos bancarios y letras del tesoro, cabe analizar la diferencia en rentabilidad neta de costes. Ahora, probablemente sea mejor alternativa una letra del tesoro por la falta de apetito de las entidades bancarias por la liquidez. De hecho, las grandes entidades están lanzando bastantes fondos cerrados o con objetivos de rentabilidad que compran letras y bonos y los mantienen a vencimiento como una alternativa para evitar que los inversores busquen rentabilidades fuera de su entidad.
Quizá tenga un sesgo a favor de los fondos, pero considero que ahora es la mejor alternativa, en términos de binomio rentabilidad riesgo. Si en nuestra entidad nos ofrecen solo fondos monetarios caros, con gastos corrientes mayores de un 0,3%, siempre se puede acudir a las plataformas que en internet ofrecen amplias gamas de fondos.
Rafael Ciruelos es Socio de Diaphanum
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