¿‘Make America Great Again’? Casi la mitad de las cotizadas estadounidenses caen en Bolsa
Los gestores advierten de que el lema podría estar jugando en contra de la renta variable de EE UU. El ataque de Israel a Irán frustra el asalto a máximos del S&P 500, donde iconos americanos como Nike, General Motors o Paypal sufren severas pérdidas en lo que va de año


Estados Unidos está fracturado. Política y económicamente hablando. El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, de la mano del eslogan Make America Great Again (MAGA, traducido como Hacer a EE UU grande otra vez), ha traído una receta de proteccionismo, desregulación y nacionalismo industrial que pasa factura a la Bolsa más líquida del mundo tras más de cinco meses en el cargo. Aunque el S&P 500 —índice de referencia para el mercado estadounidense— se mantiene en verde desde enero, casi la mitad de sus componentes están en terreno negativo. El índice buscaba la revancha y apuntaba en las últimas jornadas a nuevos máximos, pero el ataque israelí sobre Irán frustra el asalto, al menos en el corto plazo. Algunas gestoras, como Schroders, comentan que “los inversores consideran que el lema MAGA puede estar jugando en contra de las acciones en EE UU”. Así, el excepcionalismo estadounidense se enfría y el mercado dibuja dos Américas: la que promete Trump y la que castigan los inversores.
Los sectores más golpeados por la doctrina trumpista son algunos de los más emblemáticos del mercado estadounidense: salud, automoción, calzado, bebidas alcohólicas, químicos o electrodomésticos. Todos ellos acumulan pérdidas superiores al 20%. En sanidad, el desplome supera el 27%, con UnitedHealth Group liderando la sangría. La aseguradora sufre la presión de una administración que quiere recortar el gasto sanitario, a lo que se suma una investigación por fraude en Medicare Advantage, la salida súbita de su consejero delegado y la retirada de sus previsiones financieras; así pierde el 37% de su valor de mercado. La guinda de Trump de recortar el gasto en programas públicos de salud también golpea a otras firmas del sector, como Centene o Humana, que pierden cerca de un 8% de su valor de mercado.
A las farmacéuticas también las arrastra la vorágine. Pfizer y Moderna, dos gigantes del sector, pierden hasta más de un tercio de su capitalización en lo que va de 2025, castigadas por el sesgo antivacunas de la Administración y la amenaza de una rebaja de precios por decreto presidencial. En palabras de Rune Sand-Holm, gestor del fondo DNB HealthCare, “la heterogeneidad del sector resalta la importancia de una estrategia diversificada”. Su receta de inversión pasa por aumentar la exposición a servicios sanitarios —más estables y menos expuestos al comercio internacional— y extremar la cautela con la biotecnología y las herramientas de laboratorio, “donde la presión sobre el gasto en investigación y la incertidumbre regulatoria pesan más”.
El rojo tiñe otros nombres que resuenan en la memoria colectiva como símbolos estadounidenses: Target, FedEx, Apple, HP, Chipotle, BlackRock o General Motors. Esta última, icono venido a menos del músculo industrial estadounidense —Trump llegó a hacer un mitin rodeado de los trabajadores de la automovilística, que lo vitorearon—, ha perdido más del 7% de su valor de mercado en lo que va de año, borrando 9.000 millones de dólares de capitalización. La industria estadounidense del automóvil en su conjunto pincha un 19%, todo a cuenta de los aranceles a vehículos ensamblados fuera del país (la cadena de suministro es muy sensible y dependiente de México y Canadá), al acero y al aluminio, lo que encarece las piezas y los componentes. La más castigada es Tesla, que se hunde más del 20%, tanto por los aranceles, como por la baja demanda y el impacto reputacional que ha tenido en EE UU y otros países el (ex) acercamiento entre Trump y Elon Musk.
El proteccionismo, que prometía blindar a los fabricantes locales, ha resultado ser un arma de doble filo para empresas como Whirlpool, fabricante de electrodomésticos para el hogar. La subida de costes por los aranceles, unida a una demanda interna débil, ha hecho que la compañía pierda un 20% de su valor de mercado en el año. Los resultados del primer trimestre de 2025 mostraron que las ventas del grupo cayeron un 19,4% respecto al mismo periodo de un año antes y el consenso de analistas demuestra poco entusiasmo con el valor, pues la mayoría de recomendaciones son de mantener los títulos en cartera.
MAGA también le ha desatado los cordones a la industria del calzado estadounidense, muy dependiente de Asia. El caso de Nike, vendedor de las míticas zapatillas Air Jordan y patrocinador de equipos emblemáticos de la NBA como los New York Knicks o Miami Heat, lo demuestra: el 18% de sus suministros depende de solo dos compañías taiwanesas. Los aranceles impactarán en sus márgenes de manera tal que la marca ya anunció subidas de precios para amortizar el golpe. En el mundo MAGA, ni el Just do it garantiza un paso firme: pierde el 18% de su valor de mercado este año. Otra firma de calzado, Deckers Outdoor, pierde casi la mitad de su valor de mercado en 2025, sobre todo después de presentar unas previsiones para el primer trimestre fiscal de 2026 por debajo de lo que auguraba el consenso.
A los pequeños valores cotizados en la tierra del Tío Sam, que según la mayoría de los augurios de finales de 2024 serían los grandes ganadores con la desregulación de MAGA, no les ha llegado la alegría. El Russell 2000 está un 4% por debajo de la marca de inicios de año y el 66% de sus componentes está en pérdidas. Los grandes donantes a la campaña republicana de Trump tampoco esquivan la tendencia: PayPal, Amazon o Comcast, que aportaron en conjunto 2,25 millones de dólares, pierden hasta más del 15% en Bolsa en lo que va de año.
El mercado suele ser reactivo, pero el daño a largo plazo parece consumarse. Las perspectivas macroeconómicas de EE UU para este año se han rebajado con rapidez desde que impera la praxis MAGA. La OCDE recortó la previsión de crecimiento para la primera potencia económica del mundo del 2,2% al 1,6% del PIB para 2025, señalando que las barreras comerciales afectan a la inversión privada y a la industria manufacturera. Una encuesta realizada por el Financial Times entre diversos analistas muestra que el escenario que prevén más probable para la economía estadounidense hacia finales de este año es el de una estanflación: crecimiento débil con inflación persistente.
Carlos Casanova, economista jefe de UBP, advierte de que el impacto inflacionario podría intensificarse en el tercer trimestre del año, “cuando se agoten los inventarios adelantados desde China”, mientras que el comercio sigue siendo volátil, pese a la tregua de 90 días. Un matiz lo introduce Michaël Lok, director de inversiones del grupo, quien apunta a que si EE UU logra cerrar acuerdos comerciales y activa nuevos recortes fiscales, podría mantener un crecimiento de entre el 1% y el 1,5%, esquivando la recesión. El año va ya por la mitad de curso y está por verse quién triunfe en la América de Trump.
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