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De una comida en un estrella Michelin a ganar 17 millones por uso de información privilegiada

Tres empresarios crearon una trama que intercambiaba información sobre operaciones empresariales para obtener fuertes plusvalías en Bolsa

Fachada de la Comisión de los Mercados y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés).

Todo comenzó con una comida en un exclusivo restaurante con estrella Michelin en París, a pocos pasos de la Torre Eiffel. En noviembre de 2016, el bróker Eamma Safi invitó a su contacto de Facebook, Zhi Ge, a viajar desde Italia hasta la capital francesa. Allí, se reunieron con el propietario del restaurante Hexagone, Samy Khouadja, un exbanquero de inversión de Merrill Lynch. “El viernes serán bienvenidos a nuestro mundo de negocios”, escribió Safi a Ge poco antes del encuentro. Para inmortalizar el momento, se sacaron una foto. En la imagen, Ge sonríe ampliamente con sus compañeros. Ahora, el Departamento de Justicia de EE UU está utilizando esa imagen como parte de una investigación contra una trama que presuntamente se embolsó más de 17 millones de dólares gracias al tráfico de información privilegiada sobre más de 15 operaciones empresariales.

Tras la reunión en París, Ge comenzó a tejer una red para compartir información sobre una operación en el sector alimentario valorada en 470 millones de dólares, que se anunciaría dos meses más tarde. En los meses siguientes, Safi y Ge viajaron por el mundo, con paradas en Dubái, Hong Kong y Singapur, consolidando la trama. Según el Departamento de Justicia, la función de Ge era atraer nuevos miembros para intercambiar información. A cambio de los servicios, solicitaba un 50% de las ganancias en forma de comisión. La red usaba teléfonos desechables y empleaba códigos secretos como “zapatos” y “correr” para referirse a sus comunicaciones.

Después del anuncio del acuerdo alimentario en enero de 2017, que supuso la primera inyección de capital para la red, Ge aseguró a uno de sus contactos en Singapur que había más información en camino. “Este es solo un acuerdo”, dijo en un mensaje presentado en el caso estadounidense. “Tenemos uno nuevo cada dos semanas”. Uno de los mayores golpes de la trama, según la acusación, llegó en 2019, cuando obtuvieron cerca de 8 millones de dólares al negociar acciones de Tiffany antes de que se anunciara su compra por parte del gigante del lujo LVMH.

Las investigaciones revelan un entramado complejo de conexiones y sobornos. En 2020, Safi pidió a Ronald Cordas, un operador del mercado estadounidense, que transfiriera 300.000 dólares a un socio en Hong Kong, asegurándole que eran para pagar a sus fuentes de información privilegiada. Según los fiscales, el grupo continuó acumulando ganancias hasta 2024, cuando presuntamente obtuvieron 3,8 millones de dólares con la biotecnológica alemana MorphoSys, días antes de que Novartis anunciara su compra.

Y a medida que crecían sus ganancias, también lo hacía la paranoia del grupo. Cuando Ge contactó por primera vez con Cordas, Safi le advirtió: “Con los estadounidenses siempre hay que tener cuidado, nunca confíes en ellos”, según los mensajes que se exponen en la acusación. Ge le sugirió posteriormente a Cordas: “mejor no se lo diga a su esposa”. Y añadió que “podría ser un poco peligroso”. Con el tiempo, Cordas asumió más riesgo. Según las autoridades estadounidenses, en una ocasión le envió un mensaje a un amigo que decía: “URGENTE. Compra Tiffany, el símbolo es TIF. ¡Súbete al carro!”.

Pero después de varios golpes, las detenciones no tardaron en llegar. En una operación coordinada, Safi (de 37 años) fue arrestado en Zúrich y Ge en Singapur, donde actualmente lucha contra su extradición a Estados Unidos. Safi compareció ante un tribunal de Boston el pasado 27 de febrero, donde se declaró inocente de los cargos de fraude de valores y lavado de dinero. Ge aún se encuentra en Singapur luchando contra la extradición y aún no ha presentado una declaración. Investigadores franceses también han estado llevando a cabo una investigación paralela de años que no ha dado lugar a acusaciones ni cargos públicos.

Aunque el nombre de Khouadja no aparece formalmente en la acusación, las autoridades lo identifican como “cómplice 1″ por su supuesto papel en la obtención de información confidencial. Su abogado en París niega cualquier implicación del empresario, quien dejó Merrill Lynch en 2014 para abrir el restaurante Hexagone. Las autoridades estadounidenses han hecho de las conversaciones en el lujoso restaurante un punto clave en su caso, señalando que fue allí donde se gestaron las primeras transacciones ilegales. La investigación también apunta a un antiguo compañero de Khouadja, identificado como “co-conspirador 2″, quien habría sido una fuente crucial de información interna de empresas como Atos y Worldline.

Ni la fiscalía estadounidense ni la SEC lo identifican por su nombre, pero según revela Bloomberg, podría tratarse de François-Régis Robert. Su historial laboral coincide con el de un asesor interno de operaciones de Atos y posteriormente de Worldline. Esa persona trabajó anteriormente en Merrill Lynch en Francia. Francia también está investigando el posible papel de Robert como fuente de varios millones de euros en ganancias por tráfico de información privilegiada. El año pasado, las autoridades francesas registraron el domicilio de Robert en París en busca de pruebas de comunicación con Khouadja sobre las ganancias sospechosas que habían obtenido Safi y otras dos personas. En aquel momento, los abogados de Robert negaron cualquier irregularidad y afirmaron que la investigación francesa demostrará que cualquier posible acusación a la que se enfrente carece de fundamento.

Estados Unidos alega que Safi, Ge y Cordas ganaron más de dos millones de dólares gracias a las pistas de Robert. Estas incluyeron operaciones con Ingenico antes de su adquisición por 7.800 millones de euros por parte de Worldline en 2020. Poco después, Safi le pidió a Cordas que transfiriera 300.000 dólares a un socio de Hong Kong, explicándole que “transferiría el regalo” pagando a sus fuentes de información privilegiada, según la SEC.

Cordas, por su parte, se declaró culpable. Ahora coopera con las autoridades y su testimonio será una pieza crucial en el proceso judicial.

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