El BCE avisa a la banca: “Los activos se están deteriorando y es probable que aumenten las necesidades de provisiones”
El supervisor detecta un repunte de la morosidad en los créditos ligados al inmobiliario, el crédito al consumo y los préstamos a pymes
El Banco Central Europeo (BCE) ha avisado a la banca de que deberá aumentar las provisiones. El supervisor ha detectado que las carteras de créditos están comenzando a sufrir impagos y por ello advierte que las entidades tendrán que reforzar su escudo para hacer frente a posibles insolvencias. “La calidad de los activos se está deteriorando lentamente y es probable que aumenten las necesidades de provisiones”, señala el supervisor en el último informe de estabilidad financiera.
El BCE asegura que los daños no son alarmantes, pero sí que van en aumento. En concreto, los signos de deterioro se concentran en las carteras ligadas al sector inmobiliario, en los préstamos a las pequeñas y medianas empresas y en el crédito al consumo, aunque “los volúmenes son manejables y se concentran en unos pocos bancos”.
El supervisor ha detectado que los créditos morosos ligados al sector inmobiliario se están viendo en aquellos préstamos en los que el loan to value (un indicador que expresa el porcentaje de dinero que presta un banco para comprar una casa en comparación con el valor del inmueble) es superior al 80%. Se trata de hipotecas en las que las pérdidas en caso de impago son mayores para el banco, ya que ha concedido más cantidad de dinero en préstamo. En todo caso, el BCE detalla que las exposiciones de más riesgo se concentran en unos pocos bancos, sobre todo alemanes. “No se espera que estos deterioros causen por sí mismos dificultades sistémicas para el sector financiero, aunque podría resultar un desafío para aquellos bancos que están particularmente expuestos a este mercado”, expresa el BCE.
En lo que respecta a las carteras de crédito al consumo, el supervisor indica que los impagos también están aumentando y especialmente las exposiciones fuera de la zona del euro, en concreto a Estados Unidos y América Latina. Y en los préstamos a pymes, destaca que aunque el deterioro es contenido, afecta a todos los bancos de forma generalizada y la morosidad podría verse afectada por un freno en la economía de la Unión Europea. “La calidad de los activos en el segmento de las pymes está directamente vinculado a las condiciones macroeconómicas, en particular el empleo, en un contexto de aumento de las insolvencias y de la caída de la confianza corporativa y además los préstamos a empresas pueden implicar mayores pérdidas cuando cuentan con menos garantías que otros créditos. Esto se ve reforzado por el hecho de que en los últimos años los bancos han tendido a inclinar su crédito hacia las empresas menos productivas, que tienen más probabilidades de afrontar dificultades financieras”, profundiza.
El supervisor tiene entre ceja y ceja que los bancos de la Unión Europea estén perfectamente pertrechados y cuenten con capital de sobra para hacer frente a cualquier perturbación. Aunque la crisis financiera de 2008 queda lejos y la solvencia del sector bancario se ha reforzado, los banqueros centrales no quieren que exista la menor posibilidad de fallo. “Las necesidades de provisiones volverán a aumentar a medida que los nuevos préstamos dudosos envejezcan y las garantías se eliminen gradualmente”, argumenta.
Por un lado, el BCE ha constatado que la venta de carteras de dudosos ha rebajado los niveles de cobertura promedios. Eso significa que los préstamos dudosos antiguos estaban mejor cubiertos que los más recientes. Y por otro, apunta que la rebaja en la tasa de cobertura también está condicionada porque durante la pandemia del Covid-19 se inyectaron importantes garantías públicas y, por tanto, esos préstamos que cuentan con los avales del Estado no requieren un aumento significativo de las provisiones cuando entran en mora. “Ambos factores se desvanecerán en el futuro, lo que se traducirá en mayores necesidades de provisiones. Los nuevos préstamos dudosos envejecerán y, a menos que los bancos tomen medidas para resolverlos (lo que podría generar otros costes como precios de venta con descuento), requerirán de mayores provisiones”, asevera el supervisor.
En los últimos años, banca y BCE mantienen un pulso por el uso del capital. Con el giro en la política monetaria que acometió el supervisor en 2022 para iniciar una senda alcista de tipos de interés, los bancos han disparado sus ingresos y en muchos casos han batido año tras año su récord de beneficio y de rentabilidad. Las entidades, que arrastraban problemas desde hace años, han querido usar ese capital para remunerar generosamente a los accionistas, a través de dividendos en efectivo y recompras de acciones. Pero el supervisor siempre ha pedido prudencia y que buena parte de esas ganancias se destinasen a aumentar las reservas de capital.
Esta misma semana, el diario Financial Times publicaba que el BCE cuenta en su poder con un informe en el que se revela que, si a las entidades europeas se les aplicase las mismas normas de capital que a las estadounidenses, deberían reforzar sus niveles. Según explicaba, los banqueros están debatiendo si publicar el informe o al menos algunas de las conclusiones para frenar las presiones de los bancos, que buscan relajar las nuevas normas de capital y que podrían suponer para algunas entidades aumentar sus ratios.