Santander y CaixaBank pondrán en venta créditos dudosos vinculados al ladrillo por 5.000 millones
El mercado espera una reactivación en el segundo semestre
Santander y Caixabank tirarán del carro este año en ventas de carteras de préstamos fallidos, en gran parte con garantía hipotecaria o ligadas al inmobiliario. Entre ambas entidades preparan carteras se acercarán a los 5.000 millones de euros, según fuentes financieras conocedoras de los planes de ambos bancos. Para este ejercicio se prevé que la banca transacciones un volumen menor que el pasado año, fundamentalmente por las dificultades de financiación para los fondos compradores.
De esas carteras, se espera que Santander ponga en el mercado carteras por alrededor de 3.000 millones de euros, sumando tanto non performing loans (NPL o créditos fallidos, en inglés en la jerga del sector) con garantía hipotecaria como unsecured (o sin esa garantía con propiedades reales).
Por su parte, Caixabank lanzará carteras por menos de 2.000 millones, según fuentes financieras. Precisamente, esa es la cifra que esas fuentes indican que vendió el pasado año la entidad pilotada por Gonzalo Gortázar como consejero delegado. Se espera, igualmente, que el ritmo sea menor en BBVA, Sabadell, Bankinter y Unicaja Banco.
En conjunto, el sector bancario se alejará de los más de 10.000 millones de créditos dudosos comercializados el pasado año, según los datos preliminares del sector financiero.
Esto se debe al cambio de la situación económica. El alza de tipos de interés está afectando también a este mercado de traspasos de carteras de créditos fallidos, según confirman dos fuentes financieras, debido a que los compradores (habitualmente fondos inmobiliarios) tienen más dificultades para financiar las operaciones, ya que conseguir recursos se ha encarecido desde que el Banco Central Europeo (BCE) decidiese el pasado año subir tipos para controlar la inflación. De hecho, los expertos consultados indican que ya se han caído algunas operaciones en los últimos meses.
Menor precio
Además, la subida de tipos tiene otra consecuencia: la de abaratar las carteras. Por eso, se prevé que las entidades financieras echen el freno en este tipo de transacciones.
La explicación viene motivada por no engrosar en demasía las pérdidas ligadas a esos préstamos. Este tipo de créditos se venden a un precio menor al que normalmente tienen provisionado los bancos, por lo que se tienen que apuntar pérdidas.
Habitualmente, cada entidad presupuesta cuánto está dispuesta a perder en esos 12 meses con las transacciones de carteras. Si, como es previsible este año, la caída de precios agrava la pérdida por la venta de las carteras, cada banco frenará cuando haya consumido los números rojos presupuestados.
Tiques menores
Esta circunstancia ha provocado que desde los últimos meses del pasado año y en el comienzo de 2023, la venta de créditos fallidos esté muy limitada. El mercado espera que Santander, Caixabank y otras entidades pongan a la venta estos portfolios a partir del segundo trimestre, pero sobe todo después del verano.
El sector también espera que las carteras que salgan al mercado sean de menor tamaño, de tiques medios de alrededor de 500 millones en el caso de créditos con garantía hipotecaria y hasta 1.000 millones en unsecured.
Este tipo de carteras incluyen créditos ligados a activos inmobiliarios. Este tipo de préstamos se transaccionan a un importe de alrededor del 30% de su valor neto contable (en algunos casos puede llegar al 50%). Es decir, que si un banco vende una cartera de 100 millones, ingresará solo 30 millones.
En el caso de los préstamos unsecured, su valor es mucho menor: en el entorno del 5%, ya que las cuantías (sin garantía de un inmueble) son más difícil de recuperar. Así que de un portfolio, por ejemplo, de 100 millones, se embolsaría alrededor de cinco millones. Este tipo de fallidos engloban pólizas de crédito, crédito al consumo y colas hipotecarias (la deuda que queda sin pagar al cliente una vez que el banco se ha adjudicado la propiedad).
Lejos de la venta de grandes carteras
Fondos. El tiempo de la venta de grandes carteras ligadas al ladrillo es algo del pasado. Las principales entidades ya limpiaron sus balances en grandes operaciones con los grandes fondos como compradores. Fue el caso de la transacción de la exposición inmobiliaria de Santander (heredada de Popular) vendida a Blackstone; BBVA a Cerberus, o Caixabank a Lone Star. Fortress y Oaktree han sido otros de los actores más activos. Tras esa limpieza, el ritmo de traspasos ha bajado desde 2020.
Morosidad. Está por ver cómo la ralentización de la economía y la subida de tipos afecta a la morosidad de la banca y, por tanto, a que se acumulen créditos fallidos. A finales de año, el Banco de España explicaba que el entorno de alta inflación y la subida de los tipos de interés han deteriorado la capacidad de pago de hogares y empresas, en su Informe de Estabilidad Financiera de otoño. Igualmente, la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) alertó en las mismas fechas de un repunte en la morosidad bancaria y señaló que el deterioro de la calidad de los activos podría ser especialmente agudo si hay correcciones abruptas de los mercados inmobiliarios.
Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, Twitter y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días