La banca aún tiene hucha para los accionistas pese a la bajada de tipos
El aumento del crédito y las menores provisiones compensarán por un precio del dinero más bajo. Los analistas no cuestionan la holgura de las políticas de dividendos y prevén un retorno al accionista del 10%
Los bancos europeos se llevaron un buen susto esta semana en sus cotizaciones, causado no solo por la alta tensión geopolítica que envuelve al planeta. Morgan Stanley decidió rebajar su recomendación para el sector a neutral. En un entorno de débil crecimiento y descensos en los tipos de interés, que van a pesar sobre el margen de negocio, la banca ya no resulta tan atractiva para la firma estadounidense. El ajuste de Morgan Stanley no va a ser el único en un sector que ha dejado jugosas rentabilidades durante casi dos años y que ahora presenta menos potencial que otros sectores más castigados tiempo atrás por las subidas de tipos o con un perfil más defensivo, una cualidad valiosa en tiempos de incertidumbre.
Los bancos van a dejar de habitar en el mejor de los mundos, el de las mayores subidas de tipos en décadas mientras no se ha contraído el crecimiento ni disparado la morosidad. Ese escenario va a perder brillo en los próximos meses, a medida que vayan calando las rebajas de tipos que se esperan de forma continuada y que han comenzado ya. Pero esos recortes del precio del dinero no van a amenazar el gran reclamo que ha alimentado el rally en Bolsa de la banca, en paralelo al incremento de sus márgenes: una atractiva remuneración al accionista.
Pese a las bajadas de tipos, el consenso de analistas que recoge FactSet prevé que el pay out de la banca europea -el porcentaje del beneficio que se reparte entre los accionistas- se mantenga en 2025 y 2026 en línea, o incluso ligeramente por encima, del casi 50% previsto este año. Ese pay out sin duda ha aumentado desde el 35,6% que manejaba el consenso en 2020 -el año de la pandemia, que congeló finalmente el pago de dividendo- y el 43% que esperaban los analistas para 2022, el año en que comenzaron a subir los tipos de interés. En cuanto a la rentabilidad por dividendo, el consenso apunta a un 7,23% este año, el 7,5% en 2025 y el 8% en 2026. Niveles nada desdeñables para entidades que han subido ya mucho en Bolsa y que no van a lograr beneficios tan apabullantes.
El consenso de mercado prevé que el pay-out se mantenga en el 50% en 2025 y 2026
Si al pago del dividendo se añade el efecto de las recompras de acciones, la otra pata sobre la que la banca ha diseñado en los últimos años su política de retribución al accionista, el retorno esperado para 2025 rondará el 11% de media para la banca europea, según los cálculos de Goldman Sachs. Por entidades, la firma estadounidense estima un retorno del 9% el próximo año para los accionistas de Santander y BBVA y del 12% para los de CaixaBank. Entre la banca europea, los primeros puestos son para la banca nórdica, irlandesa y para Unicredit, que en los últimos años ha desplegado un cuantioso programa de recompra de acciones y aún dispone de exceso de capital para lanzarse a por Commerzbank. “Los analistas esperan que los dividendos que paga la banca europea sigan creciendo en 2025 y 2026, pero a un ritmo mucho más moderado de lo que lo han hecho este año. No veo motivos, salvo que el deterioro de la economía en la Eurozona vaya a más, para que no se cumpla esa previsión”, señala Juan Fernández-Figares, director de análisis de Link Securities.
Ese consenso de analistas recoge el ajuste de recomendación de Morgan Stanley, al que también se ha sumado esta semana Barclays con mucho menos ruido en el mercado. La firma británica ha decidido recoger beneficios de forma táctica en la banca europea, en la que ahora tiene una posición neutral, también con el argumento de un débil crecimiento en la zona euro y ante la perspectiva de bajadas de tipos. Barclays comparte aun así la tesis mayoritaria de un aterrizaje suave para la economía, arropado por las bajadas de tipos de la Fed y el BCE y ahora también por los estímulos fiscales de China. Ello a pesar de la enorme incertidumbre que plantean en el más corto plazo la escalada bélica en Oriente Próximo y las elecciones presidenciales de EE UU. “Los recortes de tipos podrían estimular la reasignación del efectivo a la renta variable en un contexto de mejora tras las elecciones”, señalan en Barclays, que se posiciona ahora en valores defensivos con la idea de ir añadiendo cíclicos a medida que se acerca 2025.
Las gestoras y firmas de análisis pueden optar por tanto por un posicionamiento más neutral en banca, en favor de otros sectores que presenten una mayor oportunidad táctica, pero ello convivirá con la continuidad de los reclamos vía dividendos para los accionistas de las entidades financieras. “No espero una revisión a la baja de las estimaciones para la banca, ni a los inversores poniéndose nerviosos sobre el sector. Los bancos van a seguir repartiendo la mitad de sus beneficios entre los accionistas”, defiende Nuria Álvarez, analista que cubre a las entidades financieras españolas.
La banca europea ha pasado en muy poco tiempo de cero a cien. De un entorno de tipos cero e incluso negativos a otro de tipos en máximos y ahora llega el momento para un entorno de negocio de más normalidad, según explica Álvarez. Para ello, las entidades financieras han estado trabajando en reducir la sensibilidad de sus márgenes de negocio a la evolución del precio del dinero, con fórmulas como los créditos a tipo fijo o las coberturas del coste del pasivo. “Si bajan los tipos en 100 puntos básicos, el impacto en el margen de intereses sería de un 5% a la baja. Antes de que subieran los tipos, un aumento en 100 puntos básicos suponía amplificar márgenes en un 25% o 30%”, apunta Álvarez.
En favor de los márgenes, las bajadas de tipos también van a abaratar el coste del pasivo, que tampoco se apreció de forma significativa con las alzas del precio del dinero. Y el escenario de aterrizaje suave y crecimiento económico -en España claramente superior a la media de la zona euro, con un alza del PIB del 2,2% estimada para 2025 por el Banco de España- va a favorecer una mayor concesión de crédito, a lo que terminará por sumarse un descenso en las provisiones por insolvencias.
Las presentaciones de resultados del tercer trimestre que comenzarán a llegar este mes darán una primera pista del cierre del ejercicio y de las perspectivas para 2025. De momento, la banca española está echando el resto en el pago de dividendos, en especial BBVA y Sabadell, enzarzados en una dura disputa por la opa hostil lanzada por el primero. BBVA paga este 10 de octubre un dividendo de 0,29 euros por acción, lo que supone un 81% más que el año anterior. Será el mayor pago de su historia. Y Sabadell ha ido elevando la retribución al accionista, hasta cuadruplicarlo este año y sin que se descarte un nuevo aumento.
Santander entregará un dividendo en efectivo de 10 céntimos de euro por acción el 1 de noviembre, el 23% más que el abonado el año anterior. Será el primer dividendo con cargo a los resultados de 2024. El importe total que devolverá a los accionistas como remuneración a cuenta de 2024 será de unos 3.050 millones de euros, aproximadamente el 50% del beneficio atribuido de Santander en el primer semestre, ya que el banco retribuye a partes iguales vía dividendo y vía recompra de acciones.
El descenso de tipos traerá menor rentabilidad a la banca y puede incentivar las operaciones corporativas
El descenso en los tipos de interés, sin cuestionar el pago de dividendos, sí va a implicar el descenso paulatino de la rentabilidad de las entidades financieras, que ha alcanzado su punto álgido con las alzas de tipos. El consenso de FactSet prevé que la banca europea cierre este año con un ROE del 11,56%, que flaqueará al 11,11% en 2025 y al 10,99% en 2026. Y ese punto de inflexión puede ser también el inicio para las operaciones corporativas en el sector, factor que pesa de forma determinante en las cotizaciones de las entidades como ya se aprecia en los movimientos de BBVA y Unicredit sobre Sabadell y Commerzbank, respectivamente. “Hasta ahora, la mejora que habían experimentado los márgenes con la subida de tipos podía actuar como desincentivo a la consolidación, aparte de que la falta de una unión bancaria plena en Europa es un freno”, explica Luigi Motti, analista de banca de Standard & Poor’s.
Las opas o las tomas de participación en el capital pueden dejar de ser un acontecimiento aislado o impensable en banca, como lo fueron en los últimos años, lo que abre también nuevos escenarios para los accionistas. “La mejora de la rentabilidad de la banca europea, que amenaza con haber tocado techo ya en algunas entidades ahora que empiezan a bajarlos tipos, y del valor bursátil puede facilitar que se den condiciones más favorables para financiar operaciones de este tipo (ampliaciones de capital), ya que habría menos dilución para el accionista”, concluyen desde S&P.