La deuda corporativa se codeará con Wall Street en la próxima década
Los bonos empresariales ofrecerán un rendimiento anual del 5,4%, frente al 6,2% que se espera para la Bolsa de EE UU, según un estudio de Pictet Wealth Management
El mundo ha afrontado en los últimos tres años enormes desafíos: una pandemia, una crisis de suministros, el estallido de la guerra en Ucrania, la crisis energética y la inflación galopante, que han provocado cambios profundos en la economía mundial. El marco económico y político de los últimos 10 años ya no existe y los inversores deberán adaptarse y redefinir su estrategia de inversión a largo plazo.
Ante este escenario, la renta fija es la que está tomando protagonismo, hasta el punto de que la rentabilidad esperada para la deuda corporativa estará muy cerca del rendimiento anual que se prevé para la Bolsa de EE UU en la próxima década. Estas son las conclusiones del informe Horizonte, sobre previsiones globales macroeconómicas y de mercado a 10 años, elaborado por los expertos de Pictet Wealth Management.
Las expectativas de rentabilidad nominal (descontada la inflación) anualizada a 10 años estimadas por la firma suiza apuntan a que los activos de renta fija serán una alternativa muy atractiva frente a la renta variable y regresarán a las carteras de los inversores. Pictet espera que el rendimiento nominal anual a 10 años de la Bolsa de EE UU sea del 6,2%, mientras la de los bonos corporativos estadounidenses con grado de inversión sería del 5,4%, según los rendimientos estimados en dólares. Es decir, el riesgo de estar invertido en la mayor Bolsa del mundo se premiará con apenas un punto más de rentabilidad frente a la deuda corporativa de máxima calidad.
Invertir en el Nasdaq 100 sí garantizaría rendimientos más altos durante la próxima década, hasta el 7,5%. Apostar por el MSCI World, en cambio, premiaría con un retorno del 6,7%. No obstante, los bonos corporativos high yield, o de grado especulativo, tendrían una rentabilidad muy similar, del 6,9% en dólares. La clara apuesta por la renta fija que ha traído el alza de tipos de interés tendría, por tanto, un horizonte de largo plazo.
En la zona euro, el rendimiento de la Bolsa previsto a una década es del 7,2%; el mismo retorno tendrían los bonos corporativos europeos de alto riesgo, según las estimaciones de Pictet. La rentabilidad de la deuda empresarial europea con grado de inversión sería del 4,6% anual en la próxima década. Para un inversor en euros en activos europeos, la diferencia a favor de la Bolsa sería en este caso más amplia, de 2,6 puntos de ganancia extra al año, frente a la deuda corporativa de más calidad.
Pictet concluye así que los bonos soberanos y corporativos “deberían formar una parte estructuralmente mayor de las asignaciones de activos y de las rentabilidades sin aumentar los parámetros de riesgo de las carteras”. Convencidos de que la inflación y los tipos serán más altos que en el pasado, los analistas prevén, de hecho, que los bonos soberanos a largo plazo de los mercados desarrollados (salvo Japón) continuarán ofreciendo una rentabilidad atractiva: del 3,7% en dólares de los bonos del Tesoro de EE UU a 10 años, contra el 2,3% en euros de los bunds alemanes.
“En los últimos años los inversores se han ido moviendo hacia activos de renta fija de más riesgo para encontrar rendimientos atractivos”, destacan en el informe. Dadas estas premisas, las carteras tradicionales 60/40 (de acciones y deuda, respectivamente) vuelven a ser atractivas.
Más allá del renovado peso que Pictet espera que recobre la renta fija en las carteras, la mayor fuente de rentabilidad para la próxima década estará en el capital riesgo, del 9,4% anual en dólares y más restringido al inversor institucional.
Un crecimiento débil
Para dibujar estas previsiones, Pictet parte de un escenario macroeconómico de ligera desaceleración general del crecimiento, que rondaría en media un 3,1% en la próxima década, según las estimaciones. Una cifra que los expertos consideran débil, y que achacan a la “maduración de algunas economías emergentes, especialmente China, a cuestiones demográficas y a la rivalidad geoestratégica”.
La firma suiza calcula que el aumento del PIB de la zona euro anual a 10 años rondará el 1,5%, mientras la inflación estructural se quedaría de media en el 2,3%, por encima del 1,4% que se registró antes de la pandemia, pero en línea con el objetivo del 2% del Banco Central Europeo (BCE). Eso sí, el BCE mantendrá el tipo de depósito en el 2,5%, frente al 4% al que podría llegar en este ciclo de subidas.
En Estados Unidos el crecimiento anual del PIB sería del 1,6% anual de media en la próxima década y el índice de precios al consumo promedio anual alcanzaría el 2,7% (contra el 1,8% pre-Covid). Los expertos también consideran que la política monetaria de la Reserva Federal será más relajada y que los tipos de interés descenderán al 2,5%.
El incremento del precio del dinero, que se mantendrá más alto con respecto a los niveles prepandemia, influiría en las valoraciones de los flujos de caja futuros. “Así pues, la subida de los tipos de descuento significa unas valoraciones de la renta variable estructuralmente más bajas en lo sucesivo”, señalan los analistas.
La trampa del oro y las brillantes expectativas sobre India
Rentabilidad real negativa. El metal precioso es considerado un activo refugio en tiempos de elevada inflación. Sin embargo, según las estimaciones de Pictet, que contemplan tasas de inflación medias del 3,8% a nivel mundial en la próxima década, el oro registraría una rentabilidad real anual negativa. A diez años vista, la rentabilidad real del oro sería del -0,3%.
Crecimiento e inflación en Asia. Los expertos de Pictet consideran que el potencial crecimiento de China a lo largo de los próximos años se verá afectado por el envejecimiento de la población, la desaceleración de la urbanización y la desglobalización. Por ello, estiman que el crecimiento medio anual de la economía del país será del 3,9% en los próximos 10 años, mientras que la inflación ascenderá a un 2,9%. En el caso de Japón, el crecimiento del PIB real sería del 1%, contemplando que las políticas monetarias del banco central del país se irán normalizando. Al contrario, en India la población en edad de trabajar seguiría aumentando y el PIB crecería a un ritmo anual del 6,2% hasta 2032, según las estimaciones de Pictet. India se convertirá por tanto, con diferencia, en la clara locomotora del crecimiento mundial.
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