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Política monetaria

Tipos de interés: el fin de las alzas está cerca pero no las bajadas

La solidez del mercado laboral de EE UU reactiva la posibilidad de una subida más en junio, pese a que el mercado confía en un primer recorte este año

Reserva Federal. Getty Images
Reserva Federal. Getty ImagesWin McNamee (Getty Images)
Nuria Salobral

El fin del alza imparable de los tipos de interés empieza a estar cerca. La Reserva Federal de EE UU dio esta semana la largamente esperada señal de hacer una pausa en el encarecimiento del precio del dinero, más de un año después de la primera subida y después de haber decidido diez incrementos consecutivos. Los tipos han pasado en Estados Unidos del cero a la banda del 5-5,25% en poco más de un año. La subida de tipos en la zona euro no ha sido tan meteórica y aún tiene recorrido por delante, como se encargó de aclarar Christine Lagarde esta semana, después de elevarlos en 25 puntos básicos. Sin embargo, esa subida ha sido la más suave desde que el Banco Central Europeo (BCE) decidió abandonar a toda prisa el mundo de los tipos negativos.

La inflación ha frenado su escalada alcista y los bancos centrales se están acercando al lugar deseado, aun a costa de haber causado un gravoso impacto en empresas y hogares a la hora de pagar sus préstamos. Los efectos de subir tipos a toda velocidad como terapia de choque contra la inflación llevan un tiempo en materializarse y, después de meses de alzas acumuladas, ya se notan. Hasta el punto de que el riesgo de recesión planea sobre la mayor economía del mundo. La gran pregunta que ahora surge entre los inversores, y también entre el común de los ciudadanos, es cuándo comenzarán a descender los tipos. En qué momento, una vez que se haya logrado desactivar del todo la espiral inflacionista, habrá más respiro en el pago de los créditos.

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Belén Trincado Aznar

Por lo pronto, la Fed no ha mostrado ninguna intención de bajar las tasas de interés y lo que vaya a suceder en los próximos meses va a estar estrechamente ligado a los indicadores económicos que se vayan conociendo. Terminó el tiempo en que tanto la Fed como el BCE iban telegrafiando sus siguientes movimientos. Con el punto y final para la subida de los tipos tan cerca, el riesgo de dar un paso en falso en la política monetaria es cada vez más elevado. Pasarse de frenada en enfriar la economía puede llevar de forma irremediable a la recesión.

La reacción del mercado a la publicación del dato de desempleo en EE UU este viernes es un buen ejemplo de la fina línea sobre la que ahora hacen equilibrio los bancos centrales. La tasa de paro descendió en abril al 3,4%, el nivel más bajo desde 1969. Toda una exhibición de resistencia y fortaleza del mercado laboral estadounidense ante la mano dura monetaria de la Fed. Y motivo suficiente para que el mercado concediera el viernes una posibilidad a una nueva subida en junio.

La expectativa inicial de los inversores sobre los tipos en EE UU tras las palabras de Jerome Powell del pasado miércoles era esperar ya un próximo recorte del precio del dinero. Con anterioridad a la publicación del dato de desempleo, los futuros apuntaban a un primer recorte de tipos en julio, incluso en junio. La fortaleza del mercado laboral desdibuja esa expectativa si bien, una vez más, lo que esperan los inversores no se ajusta al guion apuntado por la Fed. El mercado está descontando una bajada del precio del dinero mucho antes de lo que contemplaría la Reserva Federal.

Según señala Luke Bartholomew, economista senior de abrdn, a propósito de los tipos de interés en EE UU, la medida más probable tras la pausa sugerida el miércoles por Powell es un recorte de los tipos por parte de la Fed a finales de año. “Sin duda, existe el riesgo de que la persistencia de unos datos de inflación elevados obligue a la Reserva Federal a subirlos a finales de año, pero creemos que la economía se encamina hacia una recesión, lo que finalmente provocará que la Fed inicie un importante ciclo de relajación”, defiende.

En Julius Baer apuntan que una inflación más elevada y persistente aún podría forzar a la Fed a subir un poco más los tipos. Sin embargo, la escalada de precios está aflojando en EE UU y una demanda más débil puede acelerar su descenso en los próximos meses. El IPC retrocedió en marzo por noveno mes consecutivo, hasta el 5%. Se trata del nivel más bajo en casi dos años, pero la inflación subyacente sigue enquistada en el 5,6% y ya supera a la general. La publicación de IPC de abril el próximo día 10 de mayo será una valiosa pista, ahora que las decisiones de los bancos centrales van a ser más dependientes que nunca de cada dato.

“En nuestra opinión, el actual rango objetivo de los tipos en Estados Unidos representa una orientación muy restrictiva de la política monetaria que ralentizará el crecimiento económico en los próximos meses, sobre todo al frenar la creación de crédito. No esperamos más subidas de tipos este año y sí una bajada a finales de año”, explican en la firma suiza.

En Citi en cambio se desmarcan de la expectativa mayoritaria de una rebaja de tipos en EE UU este año. A pesar de que las turbulencias se mantienen en la banca regional, con las cotizaciones en una verdadera montaña rusa, los expertos de la entidad prevén otras dos subidas de tipos por parte de la Fed, una en junio y otra en julio, hasta dejar finalmente el precio del dinero en EE UU en la banda del 5,5%-5,75%. El banco estadounidense se apoya en que Powell señaló que el endurecimiento del crédito ralentizaría la economía, “pero no pareció demasiado preocupado por la estabilidad financiera. Se mostró moderado en cuanto a los recortes de tipos a corto plazo, sugiriendo que las perspectivas de inflación no respaldarían una bajada de los tipos de interés oficiales”.

Agustín Carstens, el jefe del Banco Internacional de Pagos, advertía este mismo viernes que “los bancos centrales no deben aflojar demasiado pronto. Deben seguir luchando contra la inflación con determinación”. Era el aviso a navegantes del mismísimo jefe de los bancos centrales.

Greg Wilensky, responsable de renta fija estadounidense en Janus Henderson, señala que existe una disparidad entre las expectativas de la Reserva Federal y las del mercado en cuanto a futuros recortes de tipos en Estados Unidos. Algo que no sucede ni mucho menos con el BCE. Para disgusto de los titulares de hipotecas a interés variable, los tipos van a seguir subiendo en la zona euro, aunque ya solo quede la recta final de ese aumento.

En Bank of America prevén para el BCE dos subidas más de 25 puntos básicos, en las citas de junio y julio, y no esperan un recorte antes de junio de 2024. “Los riesgos se inclinan claramente hacia una mayor subida por parte de un banco central que sigue siendo extremadamente dependiente de los datos, con mucho peso en la evolución a corto plazo de la inflación subyacente””, explica el economista jefe para Europa de Bank of America, Rubén Segura-Cayuela.

En Citi van incluso más allá en su previsión de subidas de tipos y a las alzas de un cuarto de punto en junio y julio añaden la posibilidad de un aumento adicional en septiembre, hasta alcanzar un nivel de llegada para la tasa de depósito del 4%.

La presidenta del BCE Christine Lagarde ya insistió este jueves en que la subida decidida de 25 puntos básicos –la más moderada de las adoptadas desde el pasado julio, cuando comenzaron las alzas– no supone en ningún caso una pausa y avanzó nuevas alzas para los próximos meses. No en vano, la inflación en la zona euro todavía está muy lejos de haberse aproximado si quiera al nivel de estabilidad de precios al que aspira el BCE, del 2% de forma sostenida. La tasa general del IPC en abril en la zona euro fue del 7%, una décima más que en el mes anterior, si bien la tasa subyacente dio una primera muestra de tregua, al descender una décima hasta el 5,6%. Se trata del primer retroceso desde junio de 2022. Para la zona euro, la perspectiva es de más subidas y de un precio del dinero caro por un tiempo. Un dolor más duradero por tanto para los bolsillos.


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Sobre la firma

Nuria Salobral
Es jefa de la sección de Inversión en el fin de semana y redactora especializada en temas financieros y política monetaria. Trabaja en Cinco Días desde 2006, donde ha cubierto la quiebra de Lehman Brothers, el rescate a la banca española o las decisiones del BCE. Nacida en Madrid, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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