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La posible victoria de Trump lamina el desarrollo de la inversión sostenible en Estados Unidos

En año y medio se han liquidado 63 fondos cotizados con este perfil y en 2023 salió dinero de este tipo de vehículos

Flujos trimestrales de fondos sostenibles
Belén Trincado Aznar
Miguel Moreno Mendieta

A Donald Trump no le gusta la inversión sostenible. El expresidente de Estados Unidos y firme candidato a la reelección en los comicios de noviembre ha explicado en varios mítines que, si vuelve a la Casa Blanca, hará que el supervisor de los mercados financieros revierta la normativa sobre inversión socialmente responsable. Las gestoras de fondos lo saben y están empezando a replegar su escaso avance en esta materia.

Mientras que en Europa ha entrado muchísimo dinero en vehículos de inversión que tienen una perspectiva social, medioambiental o de buen gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés), en Norteamérica la tendencia está en retroceso. Así, en 2023 se registró en Estados Unidos una retirada de dinero en los fondos cotizados ESG por valor de 4.000 millones de dólares, de acuerdo con datos recopilados por Bloomberg. Además, se han cerrado 63 fondos de este tipo en el último año y medio. En Europa, en cambio, entraron más de 40.000 millones.

Los políticos conservadores de Estados Unidos han conseguido frenar la comercialización de productos ESG, diluir las normativas que promueven la divulgación de información no financiera y disuadir a las empresas financieras de coordinarse para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero. Jens Peers, jefe de inversiones de la gestora Mirova en EE UU, reconoce que allí esta cuestión se ha politizado enormemente, “en buena medida por culpa de Donald Trump”.

Trump no está solo, ni mucho menos, aunque sí que ha sido el catalizador del movimiento anti-ESG. Uno de los primeros en unirse a su cruzada fue el gobernador de Florida, Ron de Santis, quien también llegó a postularse como candidato republicano a la presidencia de EE UU. Hace un año, amenazó al gigante financiero BlackRock con retirarles el mandato para la gestión de más de 2.000 millones de dólares de planes de pensiones de funcionarios estatales, si no dejaban de tener en cuenta criterios ESG a la hora de invertir. “Larry Fink [consejero delegado de BlackRock] solo lo hace por su propio interés”, llegó a decir De Santis. Hace un mes, en Texas, el fondo de pensiones del profesorado retiró 8.500 millones de dólares de fondos de BlackRock, para dárselos a otras gestoras.

Otro candidato que participó en las primarias del partido republicano ha ido incluso más allá. Vivek Ramaswamy, un emprendedor de Ohio con orígenes indios, ha llegado a crear una gestora de activos que se define específicamente “anti-progre”. La firma ha superado los 1.000 millones de dólares de activos gestionados en poco más de un año. La firma defiende que hacen una inversión “sin complejos” en la que solo tienen en cuenta el beneficio generado para el dueño del fondo. Es decir, que no les importa tomar participaciones de empresas muy contaminantes, o que huyen de todo lo relacionado con energías limpias.

BlackRock, la mayor gestora de activos del planeta con un volumen gestionado de más de 10 billones de euros, fue una de las firmas más implicadas en diversas iniciativas internacionales para promover que las empresas y los Gobiernos asumieran una mayor responsabilidad en la lucha contra el cambio climático, pero la presión ha acabado haciendo mella. En enero de 2021, su máximo responsable, Larry Fink, ya advirtió en su carta a los mayores directivos del planeta que dejarían de invertir en compañías contaminantes, y en la gestora avanzó que incorporarían la visión sostenible a todas sus carteras, no solo a los fondos temáticos. Ahora los tiempos están cambiando en Estados Unidos.

Hace dos meses se conoció que el gigante neoyorquino ha decidido reducir su participación en la iniciativa Climate Action 100+ (una de las mayores iniciativas mundiales de coordinación empresarial para luchar contra el cambio climático). Otros dos grandes gestoras de activos, JPMorgan AM y State Street Global Advisors confirmaron su salida total. Todas ellas tienen su mayor negocio en Estados Unidos y no quieren enfrentarse a la mitad de la población. En conjunto, gestionan activos por 14 billones de dólares. El mes pasado se conoció que el jefe de BlackRock ha tenido que aumentar su seguridad personal, ante las constantes amenazas desde sectores ultras.

Divergencia Europa - EE UU

La regresión en materia ESG de Estados Unidos contrasta cada vez más con la situación al otro lado del Atlántico. La Unión Europea, junto con Reino Unido o Noruega, llevan años fomentando la inversión sostenible. Los legisladores han puesto en marcha normativas para deslindar cuándo se puede hablar de fondos verde (para luchar contra el ecopostureo), han obligado a los bancos y a las gestoras a tener que preguntar a sus clientes si quieren tener un enfoque sostenible en las carteras... Toda esta batería normativa ha hecho que Europa se convierta en la vanguardia de la inversión responsable.

De acuerdo con los últimos datos facilitados por la firma Morningstar, en todo el mundo hay ya 3 billones de dólares (2,76 billones de euros) de fondos con perfil ESG. De ese importe, el 86% está en vehículos de inversión registrados en Europa y solo el 10% en fondos de Estados Unidos. La brecha, lejos de cerrarse, se está haciendo cada vez mayor. Durante el primer trimestre de 2024, entraron 11.000 millones de dólares en fondos ESG europeos, mientras que en el mismo periodo hubo retiradas en EE UU por valor de 8.800 millones. “La persistente politización en Estados Unidos de la inversión bajo criterios medioambientales ha hecho que se resienta la demanda de estos productos”, reconocen los expertos de Morningstar.

Luis Berruga, que dirigió durante una década el proveedor de fondos cotizados Global X, apunta a otros factores además de la politización. “Hay una falta de consistencia en los proveedores de datos de ESG que ha generado desconfianza entre los inversores”, reconoce. Unos criterios diferentes que pueden hacer que una compañía tenga una buena calificación en materia de sostenibilidad para un proveedor, y no lo tenga bajo para otra. El directivo también recuerda que en Estados Unidos tienen muy presente que el único deber de las gestoras es maximizar el retorno de inversión”.

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Sobre la firma

Miguel Moreno Mendieta
(Madrid, 1979) es licenciado en Derecho y Economía por la Universidad Carlos III. También cursó el Máster de Periodismo de El País. Se incorporó al periódico Cinco Días en 2006, tras pasar por la web de El País y Mi cartera de Inversión. Escribe sobre el sector financiero, con un foco especial en fondos de inversión y los seguros.
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