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Cómo es la inflación donde vives: ¿por qué es diferente según la comunidad autónoma?

El mayor peso de los alimentos en la cesta de la compra, así como la densidad de población, castiga a las regiones más pobres y rurales. Durante el pico inflacionista de 2022, la disparidad llegó a superar los dos puntos porcentuales

Cómo varia la inflación por comunidades
Belén Trincado Aznar
Pepe García

El Índice de Precios al Consumo (IPC) es el medidor de la inflación por antonomasia. Mensualmente, el Instituto Nacional de Estadística (INE) elabora este indicador que en julio se elevó hasta el 2,3% interanual, lo que provocó que el dato español rebasase por tres décimas el objetivo de inflación del Banco Central Europeo (BCE). No obstante, se da una paradoja: no toda España está por encima de esa marca. Por ejemplo, Castilla y León anotó una inflación del 1,9% en julio, una décima por debajo; mientras que la del País Vasco superó tanto a la recomendación del BCE como al IPC nacional, ya que se colocó en el 2,6% en el mismo mes. ¿Por qué no es igual la inflación en toda España?

“En buena parte, es una cuestión de pesos”, apunta el profesor de Economía de la Universidad Pablo de Olavide, Manuel Hidalgo. Si la estructura de gasto es diferente, es decir, si por ejemplo la tendencia de una zona geográfica está enfocada al consumo de aceite de oliva, que acumula encarecimientos de cerca del 40% en lo que llevamos de año, la inflación será diferente con respecto a aquellas que gasten menos en ese producto. “Hay patrones de consumo en función de la situación geográfica, del mismo modo que también los hay según la renta”, explica Hidalgo.

Esta diferencia entre pesos es conocida como el efecto composición. En regiones de menor renta, como Andalucía o Extremadura, el peso de los alimentos se nota más en cómo crecen los precios, ya que los alimentarios son los productos que más han estado impactando sobre el índice general. Por el contrario, en otras regiones de mayor renta, como Madrid o el País Vasco, el efecto de estos artículos es menor en favor de otros, por ejemplo los servicios, cuyo encarecimiento ha sido mucho menor.

Hidalgo explica que, si en lugar de a los alimentos, las intensas subidas de precios hubiesen afectado a, por ejemplo, las telecomunicaciones o el coste de los servicios culturales, “la inflación en las regiones de renta inferior sería menor, ya que se le dedica menos recursos”, debido a que el crecimiento en los distintos productos que componen el IPC es asimétrica.

A mayor densidad, ¿menor inflación?

Además de la ponderación de la cesta de la compra, también existen principios económicos que afectan a los precios. El director de Coyuntura Económica de Funcas, Raymond Torres, apuntó en marzo durante la presentación de un informe del observatorio que la dispersión poblacional o el peso de la energía en la cesta de los alimentos en las diferentes comunidades pueden haber jugado un papel importante a la hora de moderar los precios. “En los núcleos urbanos, donde hay mayor competencia de costes, se puede haber contenido mejor los precios”, comentó el economista de Funcas.

En efecto, en aquellas comunidades autónomas con menor densidad de población la inflación general ha sido, de media, 0,37 puntos porcentuales superior a aquellas dónde los habitantes están más concentrados. Durante el pico inflacionario de julio de 2022, la diferencia llegó a superar los dos puntos porcentuales.

Al observar los componentes del IPC de manera pormenorizada, se puede comprobar que en regiones con la población más dispersa, donde se incluye a Castilla y León, el impacto de la inflación energética fue casi 10 puntos superior a la media de otras comunidades con los núcleos poblacionales más concentrados. En estas regiones, dónde en muchas ocasiones el transporte público es más deficiente y la movilidad es más complicada, el combustible pesa más que en entornos urbanos.

Miguel Cardoso, Economista Jefe para España en BBVA Research, afirma que en los entornos urbanos, generalmente con rentas más elevadas, la inflación se nota con más rigidez y a medio y largo plazo en los servicios. Es por eso que, una vez superado la conmoción de la subida de precios energéticos, las tornas se han cambiado y, en los últimos meses, las regiones más densas son las que cuentan con una inflación superior. “Dentro del proceso de transmisión del shock, los servicios son los últimos en recibir sus efectos. Dependerá de cómo se revierta ese impacto, pero en las comunidades en la que los servicios pesen más en la cesta de consumo, que son las que tienen mayores ingresos, la inflación será más duradera”, asegura el economista.

¿Dónde ha crecido menos los precios turísticos?

Restaurantes y hoteles.  Según el INE, las comunidades autónomas en las que menos se han encarecido los restaurantes y hoteles en lo que va de año han sido en la Comunidad de Madrid (2,9%) y en Extremadura (3,1%), con más de un punto de diferencia del siguiente, Murcia (4,5%).

Las más caras.  En la otra cara de la moneda, las Islas Baleares, en la que el precio de los restaurantes y los hoteles ha crecido un 10,2% en lo que llevamos de año, y Cantabria (7,8%), son los destinos que más han crecido.

Con respecto a 2021. En Baleares, el precio de este indicador ha aumentado más de un 20% con respecto a 2021. Galicia y la Comunidad Valencia son las dos siguientes, con aumentos por encima del 16% frente a 2021. 

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Pepe García
Redactor de la sección de Economía de Cinco Días. Estudió Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y cursó el Máster de periodismo UAM - EL PAÍS.

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