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Análisis

El sector bancario español afronta la prueba del nueve bursátil en 2023

Beneficios históricos, balances saneados y crecimientos de márgenes ponen al sector en primera línea de las recomendaciones de los analistas

Tras una larguísima travesía de casi tres lustros convertido en el sector maldito para los inversores, los bancos españoles resurgieron en 2022 de sus cenizas para ofrecer grandes plusvalías a sus accionistas, refrendadas por unos beneficios sólidos. Para los analistas, la inercia alcista y de buenas perspectivas continuará durante 2023, aunque sus precios siguen aún muy lejos de los máximos marcados en Bolsa allá por 2007, poco antes de la gran crisis financiera que estuvo abanderada por la caída de Lehman Brothers.

Aún falta por conocer la evolución del último trimestre del año, pero el consenso de analistas que publica Bloomberg ya apunta a un cierre de 2022 con beneficios históricos: Santander (9.338 millones de euros), BBVA (6.380 millones), CaixaBank (2.980 millones), Sabadell (789 millones), Bankinter (553 millones) y Unicaja (321 millones). Los resultados conocidos hasta septiembre y las previsiones hasta final de año han permitido que las cotizaciones de CaixaBank y Sabadell subieran el año pasado más del 50%, Bankinter se anotara un 46% y Unicaja, un 22%. BBVA y Santander, por su exposición internacional, han ido por otro camino. La entidad presidida por Ana Botín es la excepción con una caída que terminó siendo inferior al 1% en el año, mientras BBVA se anotó un 15%, lejos de sus colegas de la llamada banca doméstica.

Después de años de duro ajuste, de cierre de sucursales y con el dividendo vigilado o vetado por el BCE, la subida de los tipos de interés y la consiguiente elevación de sus márgenes financieros es la clave en este despertar de las entidades financieras. Marisa Mazo, subdirectora de análisis de GVC Gaesco, apunta que, según los datos de consenso, la banca cotizada española ganará 19.300 millones de euros en 2023, un 4% menos que en 2022, una vez deducidos los 1.500 millones de euros del nuevo impuesto a la banca. “La caída esperada (820 millones en términos absolutos) corresponde en su práctica totalidad a Santander y BBVA. Esto significa que los bancos domésticos serán capaces de hacer frente a la subida de costes por la inflación, a un teórico mayor coste del riesgo y al nuevo impuesto –equivalente al 4,8% del margen de intereses más comisiones generados en España– y mantener e incluso incrementar sus beneficios”. Y añade: “Con estas estimaciones, los bancos están cotizando a un PER (número de veces que el precio contiene el beneficio por acción) medio de 6,8 veces, uno de los más bajos de la última década”.

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Para los analistas de Bankinter, que este año han optado por hacer recomendaciones sectoriales y no geográficas, sus preferencias pasan por las entidades financieras, “especialmente las más expuestas al negocio minorista. La banca comercial es la principal beneficiada del aumento en los tipos de interés (márgenes al alza) y las ratios de capital superan holgadamente las exigencias regulatorias”, comentan. Su apuesta en España se centra en Sabadell y CaixaBank.

Sin duda, el impuesto a la banca, que es efectivo desde principios de enero y que se prolongará durante 2023 y 2024, es una de las incertidumbres para el sector. Sin él, como indica Marisa Mazo, la banca marcaría nuevo récord de ganancias este año. A Nuria Álvarez, analista de bancos de Renta 4, también le preocupa la incertidumbre de que el nuevo gravamen se prolongue aún más en el tiempo.

Chiara Romano, directora asociada del equipo de instituciones financieras de Scope Ratings, considera que a pesar de la opinión no vinculante y poco positiva emitida por el BCE el 2 de noviembre sobre este impuesto, “nosotros seguimos siendo escépticos sobre la prohibición de repercutir el impuesto a los clientes, ya que en la práctica es difícil de aplicar”, indica.

Otra de las incógnitas que se presentan en este recién estrenado ejercicio sobre el sector es la evolución de la desaceleración económica. La ralentización y su efecto en el mercado laboral afectaría a la tasa de morosidad, ahora en torno al 3,7%, la más baja desde 2008. Desde la consultora EY prevén que la mora alcance al 4,5% del crédito a lo largo de 2023 y también estiman que el volumen de créditos se reduzca el 1,3%, consecuencia de la menor actividad económica y también de un mayor coste del precio del dinero.

En todo caso, se trata de cifras muy contenidas, lejos de las vividas en tiempos de crisis financiera y que según Alberto Valle, director en la consultora Accuracy, “incluso a pesar de un posible aumento de la tasa de mora la industria bancaria podrá navegar la incertidumbre del entorno con una solidez y resiliencia a prueba de escenarios realmente adversos”.

Nuria Álvarez, de Renta 4, sí prevé un incremento de las provisiones en el conjunto de la banca para hacer frente al aumento de la morosidad. La analista hace una distinción clara entre la banca con presencia global y la doméstica. Así, espera un mejor comportamiento de los bancos con presencia internacional –BBVA y Santander– frente a los domésticos y no solo porque los primeros hayan tenido una peor evolución bursátil. “Los bancos globales con su diversificación por países son más defensivos frente a los domésticos que sufrirá más el nuevo impuesto. Así, el deterioro económico por la desaceleración es más negativo para las entidades que operan solo en España en cuanto a provisiones y gastos de explotación. El esperado aumento de provisiones en la segunda parte del año se diluye más en bancos como BBVA o Santander que además operan en mercados emergentes en los que se esperan crecimientos del crédito de doble dígito, mientras en España se prevé que caerá en el año”, comenta Álvarez.

Eso sí, no cree que la banca doméstica vaya a tener un mal comportamiento. “Los domésticos siguen cotizando a 0,4 veces valor contable y, por tanto, ofrecen margen de mejora en Bolsa, aunque habrá mucha volatilidad, similar a la vivida en 2022”, concluye la analista de Renta 4.

A la subdirectora de GVC Gaesco le preocupa, por su parte, un giro en la política de subida de los tipos de interés por parte de los bancos centrales. “¿Hasta cuándo subirá el tipo de intervención el BCE? ¿Durante cuánto tiempo? ¿Cuál será el nivel normalizado de los tipos de interés?”, se pregunta Marisa Mazo. “La última de las cuestiones es la más importante en términos de valoración porque hemos estimado que cada 100 puntos básicos mayores o menores en los tipos de interés implica entre 1% y 1,5% de rentabilidad sobre los recursos propios lo que a su vez se traduce en una variación de las valoraciones entre el 15% y el 20%. Y esta es la variable sobre la que tenemos menos visibilidad”, concluye. Las apuestas de esta firma de Bolsa se centran en Santander, al que dan un precio objetivo de 3,8 euros, así como Banco Sabadell, con un precio de 1,22 euros por acción.

Bank of America, por su parte, comenta que la mayor parte de los beneficios generados por el alza de los tipos de interés está por venir: “Vemos que el crecimiento de los ingresos se acelera en 2023”, comentan. Si bien, los analistas del banco estadounidense consideran que es el momento de infraponderar banca junto automoción y optar por alimentación y bebidas y empresas farmacéuticas.

Otro aspecto que podría erosionar el margen financiero de las entidades es el comienzo de la retribución de los depósitos a los clientes, que lleva ya muchos años al cero por ciento, de acuerdo con la política monetaria mantenida por el BCE por más de una década. Alberto Valle, de Accuracy, no cree que este fenómeno se produzca antes del próximo mes de marzo. Por su parte, Nuria Álvarez aleja la decisión de pagar a los clientes por los depósitos hasta finales de este año o comienzos de 2024. “Creo que esto marcará la diferencia entre las entidades y lo intentarán limitar para evitar que se coma la parte positiva de la subida de los tipos de interés sobre la cartera de créditos”, comenta, si bien, considera que “dependerá mucho del tipo de cliente y si este es mayorista o minorista”.

La otra baza del dividendo

Pagos al alza. La banca reforzó el año pasado su atención al accionista y elevó el pago de dividendos. Pero también apostó por sumar las operaciones de amortización de acciones con el fin de reducir el número de títulos en circulación, que beneficia a su vez al inversor. Para este año además los pagos de dividendo anunciados con cargo a las ganancias obtenidas durante 2022 apuntan a un incremento del 20% en el caso de Santander, del 22% en Bankinter y de hasta un 50% en BBVA.

A la moda. El discurso de los analistas sobre la inversión en 2023 sigue enfocado al igual que el pasado año en compañías seguras, estables, de alta rentabilidad por dividendo y que tengan un poderoso flujo de caja. Estas condiciones las reúne el sector bancario con una rentabilidad por dividendo media del 6,6%, según datos de GVC Gaesco. A la cabeza se sitúa Santander.

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