El fondo polaco PFR se ofrece a Talgo como socio industrial tras perder la pugna para ser accionista mayoritario
El inversor estatal se abre “a explorar otras formas de cooperación en el futuro”
El fondo estatal polaco PFR se baja oficialmente de la operación Talgo. Al menos, en el sentido de tomar una parte minoritaria del fabricante de trenes, una vez que el consorcio vasco liderado por Sidenor, y amparado por los gobiernos central y vasco, será el socio mayoritario en cuanto se cierre la compra del 29,7% del capital a la instrumental Pegaso, traspaso firmado el viernes. Aun así, PFR se ofrece como pieza para reforzar la capacidad industrial de la española y, a cambio, tener un aliado estable en el segmento de la alta velocidad.
“PFR ha decidido no presentar su oferta final”, se ha zanjado desde Varsovia (Polonia) a través de un comunicado. Ni presencia parcial en el accionariado de Talgo ni opa en estos momentos. “El análisis final y exhaustivo de PFR, el cual abarcó tanto factores directamente relacionados con la operación como otros aspectos externos e indirectos, concluyó que la operación no podía materializarse por completo en las circunstancias actuales”, señala el fondo propietario del fabricante de trenes también polaco Pesa.
En cambio, esta firma que ha estado rondando a Talgo en los últimos meses se ofrece para seguir cooperando desde el terreno industrial, ya que “considera a Talgo como un socio de valor y reconoce que existen oportunidades para que la colaboración entre Talgo y Pesa continúe en el marco del Memorando de Entendimiento (MoU) firmado en septiembre de 2024″. Ambas firmas se comprometieron a abordar conjuntamente los concursos de alta velocidad en Europa del Este con el desarrollo de un tren basado en la plataforma Avril de Talgo. En cualquier caso, insisten, “PFR no prevé realizar ninguna inversión de capital en Talgo como accionista minoritario, pero sigue abierto a explorar otras formas de cooperación en el futuro”, concluye la breve nota. Lo que deja claro PFR este lunes es que no pondrá dinero para comprar acciones en una Talgo dirigida por Sidenor, después de que la oposición de los Gobiernos central y vasco haya frustrado cualquier opción de lanzar una opa. Pero en el comunicado no hay ni una sola palabra que comprometa a PFR a no volver a intentar la toma de control en el futuro.
La acción de Talgo, instalada en una montaña rusa a lo largo de la semana pasada, han reaccionado este lunes con una caída del 3,16%. Esto la sitúa en 3,68 euros, un valor similar al que se daba antes de las últimas sacudidas y lejos de los 4,30 euros que llegó a tocar entre el martes y el miércoles de la semana pasada, cuando se daba por segura una ofensiva de PFR y una segunda opa de la india Jupiter.
Respecto a la cooperación industrial que ofrece el fondo estatal polaco, Pesa tiene dos plantas en Polonia, en Bydgoszcz y Minsk Mazowiecki, en las que da empleo a 4.000 trabajadores. Ambas instalaciones trabajan a dos turnos y podrían atender carga de trabajo subcontratada desde España. En esas plantas, de las que han salido 2.000 trenes en los últimos 20 años, se trabaja en modelos de hasta 200 kilómetros por hora con tracción eléctrica o a hidrógeno. Además, Pesa prevé invertir en 2026 para ampliar su capacidad en un 50%, contratar a 500 trabajadores y elevar su producción a una media de 500 trenes anuales.
El grupo vasco de inversores que encabeza José Antonio Jainaga, presidente de Sidenor, pactó el pasado viernes por la tarde hacerse con el el 29,76% del capital de Talgo. Su propuesta del 6 de febrero, de 4,15 euros por acción como pago fijo y 0,65 de variable fue mejorada in extremis con los mismos 4,15 euros más 0,85 por acción si se cumple el plan de negocio de Talgo en 2027 y 2028, totalizándose una oferta de 5 euros con condiciones. La vendedora, la instrumental Pegaso, alinea al fondo Trilantic y la familia Oriol con un 37,5% de las acciones del fabricante de trenes. El acuerdo fue confirmado ante la CNMV, con la reserva de que está pendiente de la aprobación de los órganos de gobierno de las partes. Pero los propios implicados apuntan a un plazo de unas tres semanas para dar por cerrada la operación.
Nuevo consejo y plan industrial
El precio de compra-venta supone una primera entrega de 153 millones, quedando pendiente un segundo desembolso de 31,4 millones que no llegaría antes de 2029. Jainaga, que descartó una oferta por el 100% del capital, llega a Talgo junto a las fundaciones bancarias BBK y Vital, y con el fondo público vasco Finkatuz. El objetivo de todos ellos ha sido mantener el arraigo de la empresa ferroviaria con Euskadi.
El primer paso tras el cambio al frente de Talgo va a ser nombrar un consejo de administración que abra paso a los inversores vascos. La semana pasada renunciaron los tres representante de Pegaso y el vicepresidente no ejecutivo José María Oriol. A continuación, Jainaga y sus socios tendrán que presentar un plan industrial al mercado con el que paliar el déficit de producción en las plantas de Rivabellosa (Álava) y Las Matas (Madrid). El ministro de Transportes, Óscar Puente, ha mostrado pública confianza a que se abre una etapa de fortalecimiento para una compañía considerada estratégica. Puente ha tutelado el cambio de control de Talgo y su protección ante inversores extranjeros.
El fondo británico Trilantic, que ya intentó su salida del capital antes de la pandemia y que también quería aceptar la oferta que vino de Hungría, había fijado el pasado viernes como fecha límite para la recepción de ofertas por sus acciones. Precisamente, durante toda la semana pasada se estuvo especulando con la inminente oferta que presentaría el fondo polaco PFR, en el entorno también de los cinco euros que puso sobre la mesa Ganz Mavag en su opa, pero desde el Gobierno español se cerró la puerta más que veladamente a la entrada total de capital extranjero. Otra cosa es que en el medio plazo se pueda reforzar la situación de Talgo con una empresa como Pesa que ofrece capacidad fabril sobrada.
La opción preferida por el Ejecutivo, la de que Talgo siguiera en cualquier caso en manos españolas, ha sido la ganadora, por mucho que los problemas industriales de la firma para hacer frente a su ingente cartera de pedidos, valorada en 4.000 millones, no se resuelva de inmediato. En todo caso, el Gobierno queda en alerta sobre las evoluciones de Talgo y no se descarta que en una segunda fase de esta operación PFR, o más bien su fabricante Pesa, tengan que convertirse en colaboradores necesarios en el medio plazo.