Alemania ultrarrica, Alemania megapobre
Los hogares españoles son más ricos que los alemanes; siendo la clave la casa propia

En el mundo son 2.769 los requeteafortunados. No son muchos; lo que refleja un planeta socioeconómicamente muy desigual. Son americanos y chinos; pero también hay muchos alemanes. Con un patrimonio de 625.400 millones de euros, Alemania ocupa la cuarta posición en el mundo de los ultrarricos. Si bajamos el listón y lo dejamos solo en ricos, con un patrimonio superior a los 100 millones de euros, Alemania se ubica en tercer lugar (2.900 personas), tras EE UU y China, según datos del Gobierno alemán. Aunque las mayores fortunas germanas asuman un perfil absolutamente discreto y alejado de la exposición mediática, sus nombres son muy conocidos porque suelen estar vinculados a las grandes familias de la economía alemana. Son, por ejemplo, Klaus-Michael Kühne (el propietario del consorcio logístico Kühne + Nagel), con un patrimonio de 39.600 millones de dólares; y Dieter Schwarz, propietario del grupo Schwarz, que cuenta con las cadenas Lidl y Kaufland, con 38.000 millones. Pero Alemania es también modesta: 17,7 millones de personas (21% de la población) es pobre o corre riesgo de pobreza, según Destatis, la oficina federal de estadística. Y la percepción de injusticia social será clave en estas elecciones, en las que también se dirime...¿el triunfo del pesimismo sobre la democracia?
Los ricos han incrementado todavía más su riqueza desde finales de la segunda Guerra Mundial. Tanto el patrimonio global como el alemán están concentrados en pocas manos. De los 41 millones de hogares, unos 4 millones poseen el 60,9% de todo el patrimonio neto del país. Otros 20,5 millones solo disponen del 2,5% del patrimonio total neto. ¿Justo? No, dicen socialdemócratas, verdes y los dos partidos de la izquierda (Die Linke, y Bündnis Sahra Wagenknecht). “Tenemos que recuperar el espíritu del esfuerzo”, defienden los liberales, los dos partidos de la Unión (democristianos y socialcristianos), y la ultraderecha de AfD, quienes apuestan por bajar los impuestos. Un debate clave en estas elecciones, “que decidirán cuánto Estado social queremos y podemos permitirnos”, advierte Christian Dustmann, catedrático y director del Instituto de Economía de la Roockwool Foundation. “Parece que la pérdida de confianza en las democracias está vinculada al miedo al futuro”, apunta Samuel Issacharoff, asesor de Barack Obama y autor de Democracy unmoored. “Y la mayoría no está convencida de que sus hijos prosperen y lo tengan mejor.”
El analista Markus Zydra, de Süddeutsche Zeitung, comenta que en la literatura filosófica se plantea la cuestión del origen del patrimonio y que se suele considerar más justo el patrimonio del hecho(a) a sí mismo que el patrimonio heredado. En Alemania llama la atención que el patrimonio neto privado de los hogares sea inferior al de la media europea. Según datos del BCE, la mediana del patrimonio alemán es de 107.000 euros, mientras el de Luxemburgo asciende a 718.000, el de Irlanda a 194.000, el de Italia a 159.000, el de Austria a 128.000, el de España a 128.000 y el de Francia a 126.000.
La desigualdad de Alemania no es una excepción en el mundo, donde el patrimonio global asciende a 450 billones de dólares, la mitad de los cuales está en manos del 1,1% de la población. Ni la crisis financiera del 2008 ni la pandemia afectaron a los megaricos porque con sus inversiones (en capital e inmuebles, por ejemplo) compensaron la elevada inflación. Para los 17,7 millones de alemanes en riesgo de pobreza esas inversiones son inalcanzables. Casi el 20% de la población activa trabaja en el sector de baja remuneración. En los comedores para pobres se atienden diariamente a dos millones de personas. Y hay una correlación entre paro y nula cualificación. Mientras las personas con formación académica disponen de un patrimonio neto de 130.000 euros, la población apenas formada no supera los 1.700 euros, según Süddeutsche Zeitung.
Es la Alemania ultrapobre, aunque los investigadores advierten que hay que considerar diferencias estadísticas. Mientras en Alemania no se incluye en el patrimonio neto los recursos ahorrados en la caja pública de pensiones, otros países como los escandinavos sí que lo hacen. El investigador Maximiliam Stockhausen, del think tank IW, expone que estos recursos implican un ahorro público que sustituye, en parte, al privado. Según el Instituto Ifo, si en los datos del patrimonio de los hogares alemanes se incluyera el importe correspondiente al derecho adquirido de jubilación, el coeficiente de desigualdad Gini sería mejor y la disparidad de patrimonios no resultaría tan elevada. Ese índice Gini, que refleja el reparto de patrimonio, es del 76,6% en Alemania, un país con un bajo porcentaje de vivienda en propiedad. Solo el 47% de los hogares vive en sus cuatro paredes propias.
“El bienestar para todos” fue la promesa del ministro de Economía Ludwig Erhard, quien en su libro (con ese mismo título) presentó en 1957 los pilares de la economía social de mercado y del capitalismo social. La promesa se cumplió hasta la crisis financiera de 2008, que supuso una cesura. Y la policrisis estructural actual implica un golpe a su modelo de negocio industrial. Los investigadores apuntan otros factores específicos, como la Alemania dividida y una RDA en la que apenas se pudo generar patrimonio. Otro factor es la tendencia a residir de alquiler en lugar de apostar, mediante ahorro, por la compra de vivienda propia. En 1952 los refugiados alemanes que fueron desplazados a Alemania tras la guerra accedieron a una compensación financiera por las pérdidas de patrimonio sufridas. Fue un reparto de arriba hacia abajo. Ahora los socialdemócratas del SPD barajan un impuesto de sucesión (grandes fortunas) que beneficiaría a la población más pobre para generar riqueza.
El debate de la desigualdad choca con los datos que llegan de EE UU, en cuyo Gobierno se sientan por lo menos trece personas con un patrimonio superior a los mil millones de dólares. En total disponen de unos 460.000 millones de euros netos. Y ganarán todavía mucho más. Según Oxfam, en 2024 entraron otros 204 afortunados más al club global de los ultrarricos. Mientras el 36% de su patrimonio es heredado; en Alemania ese porcentaje es superior: 71%. Entre ellos, una figura popular es Marlene Engelhorn, la heredera de BASF que ha donado y repartido ya el 90% de su fortuna por considerar que con el 10% que le queda ya es suficientemente rica.
El investigador Achim Truger, del consejo de sabios que asesora al Gobierno, calcula que las promesas de la ultraderecha AfD y de los democristianos y liberales, que quieren aliviar la carga fiscal de los ricos, supondrían un ahorro de 21.000 euros para quienes perciban un sueldo superior a los 250.000 euros anuales. Los socialdemócratas y los Verdes proponen que los trabajadores con ingresos bajos y medios paguen menos impuestos y que quienes más cobran coticen más. La cuestión clave es quién financiará los vacíos provocados por esos obsequios fiscales, porque quienes mayores regalos prometen son los que menos se quieren endeudar. Sí al freno a la deuda, asegura el probable próximo canciller Friedrich Merz.
Otros ultrarricos alemanes son: Reinhold Würth, propietario de tornillos Wurth, con 36.300 millones de dólares de patrimonio; Stefan Quandt, gran accionista de BMW, con 28.400 millones; Susanne Klatten, propietaria del 19% de BMW, con 27.400 millones; Andreas von Bechtolsheim, de varias empresas tecnológicas, con 16.000 millones; Karl Albrecht, de Aldi Sur, con 15.300 millones; Theo Albrecht, de Aldi, con 13.500 millones de dólares; y Hasso Plattner, fundador de SAP, con un patrimonio de 11.800 millones de dólares. Ninguna de las grandes fortunas alemanas forma parte del club de los 10 mega ricos del mundo, según Forbes.
Lidia Conde es periodista y analista de la economía alemana.
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