Las empresas españolas se despiden del sostén de las compras de deuda del BCE
El fin de las compras netas traerá un nuevo escenario, tras adquisiciones por más de 30.700 millones El BCE ya ha rebajado al mínimo su intervención en mercado
Inversores y emisores de deuda van a tener que acostumbrarse a un mercado sin la intervención omnipresente del BCE. El Banco Central Europeo ya ha reducido de forma notable sus compras netas de deuda, después de que en marzo se pusiera fin a las correspondientes al programa extraordinario antipandemia y de que en este segundo trimestre haya establecido un límite de 40.000 millones de euros al mes. Pero a partir de julio, esas compras netas desaparecerán por completo y quedará solo la reinversión de los bonos que vayan venciendo, después de haber adquirido durante los últimos seis años deuda corporativa por más de 341.000 millones de euros, según el último dato de mayo.
El BCE ya está dando claras muestras de ese repliegue y su intervención en el mercado de deuda corporativa se está minimizando al máximo. El volumen mensual de compras netas del programa CSPP, en el que el BCE adquiere bonos corporativos, ha menguado en abril a los 5.461 millones, frente a los 8.042 millones de marzo, que fue la cifra más alta desde septiembre de 2020.
Además, la adquisición de bonos en el mercado secundario se ha reducido al nivel más bajo desde el inicio del programa, en junio de 2016. Así, el 76,37% de la deuda corporativa en balance ha sido adquirida en el mercado, el porcentaje más bajo de la serie histórica, lo que da idea de un menor efecto en las cotizaciones por las compras del BCE. La institución ha adquirido directamente en las colocaciones, en el mercado primario, el 23,63% restante. Un porcentaje que queda lejos de los niveles del 40% de algunas emisiones en los momentos de mayor intensidad compradora, según señalan fuentes financieras.
Las empresas españolas se han visto ampliamente beneficiadas de las compras del BCE en los últimos años, con el 9% del total de adquisiciones del programa. Un porcentaje idéntico al de Italia y que supera al 7% que en teoría correspondería a ambos países según el universo disponible de bonos empresariales para comprar. Pero ese apoyo está en franco retroceso y las corporaciones ya prevén su prácticamente completa desaparición.
“Los emisores tienen que considerar que las reglas del mercado ya han cambiado, que hemos entrado en un nuevo ciclo de crédito y que el catalizador del BCE en las emisiones de primario va a desaparecer desde julio como caso base. Volvemos a un escenario en el que las reglas de la oferta y la demanda de mercado son las que definirán el éxito o fracaso de las nuevas emisiones”, advierten desde el área de mercados de capitales de un banco de negocios.
Fuentes del BCE señalan que, una vez finalizadas las compras netas, no habrá limitación para seguir comprando bonos corporativos en el mercado primario en la fase de reinversión de los vencimientos. Bancos colocadores y emisores contemplan ya en todo caso un nuevo horizonte de mínima intervención del banco central.
Jesús Sáez, responsable de mercado de capitales para sector público y financiero en España de Natixis, señala que “los emisores ya tienen asumido que el BCE no va a seguir ahí”. Y añade que el mes de junio “puede ser momento propicio para colocar deuda antes de que llegue el final de las compras netas”, que se prevé para julio, según ha ido adelantando el BCE.
Lo que va de 2022 ha sido en todo caso un ejercicio muy modesto en emisiones corporativas españolas, solo con colocaciones por parte de Telefónica, Cellnex, Iberdrola, Acciona Energía, Prosegur y Amadeus. En esa menor actividad ha influido la creación previa de colchones de liquidez y también la inestabilidad del mercado.
Desde junio de 2016, el BCE habría adquirido más de 30.700 millones de euros de bonos corporativos españoles, de acuerdo con el 9% del total que representa España. Sus compras han apuntado a los bonos de las grandes empresas del Ibex, como Telefónica, Iberdrola, Naturgy, Cellnex, Ferrovial, Abertis, ACS, Enagás, Red Eléctrica, Colonial, Merlin, Mapfre, Abertis, Repsol, ACS, Amadeus e IAG. También a otras corporaciones de menor tamaño, como Prosegur, Prosegur Cash, Lar y Acciona Energía. Y a empresas no cotizadas como Redexis, Madrileña Red de Gas, Nortegas Energía y la única emisión de Werfenlife.
Fuentes de Iberdrola reconocen que la inversión activa aún del BCE en marzo favoreció la colocación de su bono senior por 1.000 millones de euros, sobresuscrito por tres veces. Y añaden que ya contemplan el repliegue del BCE en sus planes de financiación para este año y los siguientes. La eléctrica asegura que “su hoja de ruta en los mercados financieros se mantiene intacta” y añade que dispone de capacidad para “afrontar con seguridad y prudencia potenciales estrecheces de liquidez o dificultades puntuales de acceso a los mercados".