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La resaca electoral en la Bolsa: una subida incierta

Las jornadas alcistas en Wall Street contagian al selectivo español, enemigo de los cambios políticos

Un hombre pasa por delante de Wall Street en Nueva York (EE UU), este martes.
Un hombre pasa por delante de Wall Street en Nueva York (EE UU), este martes. KENA BETANCUR (AFP)
Gabriela López Escalante

El Standard & Poor's 500 está a un 2% de su máximo histórico tras cuatro días de una de las elecciones más ajustadas de Estados Unidos. Aún no se saben los resultados definitivos, pero el escenario que dibujaba el mapa electoral no solo ha impulsado a los mercados estadounidenses, sino que ha contagiado de una tendencia alcista al resto de las Bolsas, incluyendo a índices tan reacios a los cambios políticos como el Ibex 35. A pesar del respiro de este viernes, con un caída del 0,78%, el selectivo español firma su mejor semana desde junio, sumando un 6,48%.

El conteo que auguraban el martes una victoria de Donald Trump avivó un primer impulso del 1,78% del S&P al cierre de la jornada electoral. Pero la expectativa demócrata de conquistar el Congreso y el Senado hizo tambalear la Bolsa. A medida que los votos por correo se fueron agregando a la cuenta, acercando la presidencia a Biden y alejando la Cámara Alta de los demócratas, el índice recuperó el buen tono. Así, Wall Street cerró el miércoles con la mayor subida en una jornada poselectoral en 120 años.

Sin embargo, el Ibex no se anotó inmediantamente en el rally abanderado por el mercado estadounidense. Tras un anuncio apresurado de Donald Trump adjudicándose la presidencia y sus advertencias posteriores de emprender acciones legales para un recuento de votos, el índice español amaneció con un descenso del 2,3% en la jornada poselectoral del miércoles. En la respuesta, predominó la incertidumbre de las empresas del Ibex 35 más susceptibles a sufrir cambios en los próximos cuatro años, correspondientes a los sectores de infraestructura, energía, banca y farmacia.

Ese retroceso inicial, casi involuntario, también es una constante en el Ibex en los días después de las elecciones generales en España. Desde que nació en 1992, el selectivo ha experimentado bajadas que han variado entre un 1,6% (2000) y un 5,2% (1996), salvo en 2008 cuando José Luis Rodríguez Zapatero continuó su mandato y el 28 de abril de 2019, cuando Pedro Sánchez se reafirmó en la presidencia tras la moción de censura a Mariano Rajoy.

Así, la bolsa española muestra su reticencia a los cambios políticos. De hecho, su peor jornada no está asociada a terremotos financieros como la crisis de Lehman Brothers ni al shock económico tras el 11-S. La catástrofe del selectivo se sitúa, en cambio, en el referéndum del Reino Unido en 2016. Horas después de confirmar que los británicos apoyaban con una ajustada mayoría el Brexit, el Ibex 35 cayó un 12,5%, cuatro veces más de lo que sufrió el Ftse 100.

Pero esta vez, el Ibex se ha contagiado de una luna de miel promovida por el parqué estadounidense, que parece difuminar los estragos de la pandemia. El pulso republicano-demócrata en la Casa Blanca poco ha pesado al contemplar la posibilidad de que el Senado permanezca en el poder republicano, lo que impediría la fluidez de medidas como subidas de impuestos y leyes antimoniopolio propuestas por Biden y temidas por las grandes compañías.

La osadía en Wall Street

La ola azul del partido demócrata no se presentó arrolladora el martes y Wall Street respiró. Con Biden a escasos pasos de entrar en la Casa Blanca, su agenda de grandes estímulos fiscales tendrá que enfrentarse a la resistencia de un Senado controlado por los republicanos, a menos de que las segundas vueltas en Georgia en enero cambien el mapa.

Sin embargo, con la Cámara Alta casi prometida para los republicanos y el Congreso en manos de los demócratas, sin importar quién gane la presidencia, las iniciativas más polémicas de ambos partidos no se contemplan, al menos, en los próximos 2 años. Y esto alivia a la Bolsa: las acciones tienden a funcionar mejor en períodos de estancamiento legislativo.

Aun así, en general, Wall Street suele afrontar con optimismo las jornadas electorales. Solo el escenario de una elección impugnada entre Trump y Biden despierta los fantasmas de la batalla Bush-Gore del año 2000. En ese entonces, con un resultado electoral en el aire durante cinco semanas, el S&P 500 se hundió un 7,8% durante el año siguiente a la noche electoral.

Pero, acostumbrada a conteos que superan con mayor rapidez la tensión que se ha vivido esta semana, la bolsa estadounidense confía en la historia de sus mercados en los años electorales. Esta trayectoria sugiere que las acciones pueden mantenerse bien en los últimos dos meses del año, independientemente del ganador. En noviembre de cada año electoral, desde 1944, el S&P ha subido un 0,8% en promedio, según la firma de inversión CFRE. Mientras que en diciembre, sube hasta un 1,5%.

Podría variar este porcentaje con respecto a quién resulte ganador. Los históricos del S&P muestran que de media, desde 1950, los años electorales en los que el partido en el poder fue reelecto el mercado acumuló alzas del 10,96%; mientras que, los años en los que hubo un cambio de gobierno, el mercado ha rendido un promedio del 2,97%. Además, los resultados presidenciales positivos para los republicanos coinciden con mejores rendimientos en noviembre, mientras que las victorias de demócratas aumentan los incrementos del índice en diciembre.

En esa línea de optimismo, el Dow Jones ha celebrado esta semana, cerrando este martes con el segundo mejor resultado de un día electoral, con una ganancia sobre 500 puntos, superando a su vez las pérdidas de la semana previa a las urnas.

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