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Las recetas sanitarias para curar el PIB

Farmaindustria reclama estabilidad regulatoria y más gasto en sanidad

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Denisse Cepeda Minaya

Si hay algo que la pandemia del coronavirus ha puesto de manifiesto es la relevancia que tiene el sector sanitario. No solo en la prevención y cura de las enfermedades, en una sociedad cada vez más envejecida y cronificada como la española, y especialmente en una situación de emergencia sanitaria mundial, con todos los focos puestos en la industria ante la urgencia de encontrar un tratamiento y vacuna contra el Covid.

El sector también es fundamental para la recuperación económica. De hecho, ha sido considerado esencial y estratégico en el dictamen final de la Comisión para la Reconstrucción Social del Congreso de los Diputados, un documento aprobado por el pleno a finales de julio, que incluye una batería de recetas que servirá de inspiración para la elaboración de los Presupuestos, en plena negociación (que va con retraso).

Asebio sugiere apostar por las terapias génicas y la medicina de precisión

“Nuestro sector puede ayudar a crear más empleo de calidad y, en especial, empleo juvenil. El 94% de nuestros puestos de trabajo es indefinido, frente al 73% de la media nacional. Podemos aumentar nuestras inversiones en nuevas plantas de producción [hay un total de 82], modernizando las actuales o ampliando las existentes, y en I+D. Y crear un entorno adecuado para afrontar mejor futuras pandemias”, manifestó Martín Sellés, presidente de Farmaindustria, en el vigésimo encuentro anual del sector a principios de mes.

En 2019, la exportación de medicamentos marcó otro récord, hasta los 12.104 millones de euros; las empresas destinaron 1.100 millones a I+D, el 18,9% del gasto total en innovación de la industria española, y aportó 42.000 empleos directos (210.000 si se incluyen los indirectos e inducidos), datos de la patronal.

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“Estamos ofreciendo respuesta al reto actual de la pandemia, pero también a los que tenemos como sociedad, los futuros derivados del envejecimiento y la cronicidad. Además de los agroalimentarios o medioambientales, que tienen que ver con la salud”, apunta Ana Polanco, presidenta de la patronal biotecnológica Asebio.

Esta actividad –siete de cada diez medicamentos en desarrollo es biotecnológico– invierte el 5,5% de su producción en I+D y aporta 8.200 millones, el 0,7% del PIB, y genera más de 100.000 empleos directos e indirectos. “Hemos visto cómo empresas que estaban dedicándose al diagnóstico, con esa agilidad, flexibilidad y adaptación a una situación tan crítica, han sido capaces de producir más de 750.000 PCR semanales, más de 2 millones de test mensuales”, indica por teléfono.

Fortalecer el tejido productivo

Ambas asociaciones coinciden en que para que la industria sea tractor económico es necesario elevar la inversión pública en salud al 7% del PIB (se sitúa en el 5,9%) y al 2% (desde el 1,24%) en I+D, en línea con otros países europeos. Impulsar políticas para fortalecer el tejido industrial y la colaboración público-privada. En este punto, Polanco, también directora de acceso a mercado y asuntos corporativos de Merck España, sugiere incentivos fiscales a través de la reforma del plan Profarma, de fomento a la competitividad, para que no solo beneficie a la grandes empresas sino también a las pequeñas.

Mientras que Sellés, en dicho encuentro, abogaba por un entorno regulatorio estable y predecible con planes a largo plazo y una estrategia que reconozca la innovación como una inversión y no un gasto, que se garantice el acceso a las terapias y que haya igualdad de competencia entre genéricos y marcas.

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Estas propuestas, entre otras que el sector reclama desde la crisis de 2009, fueron presentadas por ambas patronales en junio en la Comisión para la Reconstrucción y la mayoría de ellas han sido recogidas en el dictamen final “no vinculante”. Es decir, el Gobierno decidirá finalmente qué medidas se llevan a cabo, explica Polanco. Pese al carácter general, sí hubo concreción en cuanto al gasto en I+D: se elevará gradualmente en los próximos cinco años hasta llegar al 2% exigido, recoge.

“Hay que pensar en qué queremos destacar en el futuro. En terapias génicas y medicina de precisión deberíamos hacer una apuesta como país”, considera Polanco, quien añade que la sociedad y el país es hoy más consciente de la necesidad de invertir en ciencia y tecnología de cara al presente y al futuro.

Sobre la firma

Denisse Cepeda Minaya
Periodista especializada en energía, medio ambiente, cambio climático y salud. Máster en Economía verde y circular por el Inesem y Máster en Periodismo por la UAM/El País. Con más de 20 años de experiencia en periodismo económico. Anteriormente trabajó en República Dominicana como reportera de economía en los periódicos El Caribe y Listín Diario.

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