El sueño invernal: el turismo tras la salida del Covid-19
Estamos ante una oportunidad de lanzar nuevas estrategias desde y para los destinos y viajeros locales
El sector del turismo se enfrenta a una situación sin precedentes. Ni la crisis financiera del 2008 ni los ataques terroristas del 11-S tuvieron un impacto que se pueda comparar con la crisis que está ocasionando el Covid-19. La OMT calcula que en 2020 el número de viajeros internacionales se reducirá entre un 20% y un 30% y augura una caída en los ingresos de 300 a 450.000 millones de dólares. El Word Travel and Tourism Council, por su parte, calcula que la actual crisis destruirá 75 millones de empleos en el sector.
El turismo, que ha sido de los primeros sectores en frenar, no podrá plantear su reestructuración hasta el final de la pandemia. Todo dependerá de las medidas que los gobiernos tomen tras la crisis sanitaria y de las posibles oleadas del virus en distintas partes del mundo, pero también del comportamiento de los viajeros. Cuanto más dure la crisis, más difícil será la supervivencia de las empresas del sector turístico, especialmente la de las pequeñas y medianas empresas (pymes), que representan gran parte del tejido empresarial.
La crisis en el sector turístico es, en primer lugar, una crisis de demanda, al verse impedida la movilidad de personas. A diferencia de la industria de bienes, en la industria turística no hay stocks. No es posible almacenar noches de hotel, reservas de mesas de restaurante o billetes de avión no vendidos. Ello significa que el impacto actual sobre la cuenta de explotación de las empresas se podría contrarrestar incrementando el nivel de ventas futuras (por ejemplo, ampliando la temporada) o incrementando el nivel de rentabilidad de cada nuevo servicio turístico vendido. Esta última estrategia resultará complicada en un escenario futuro de comercialización agresiva, con rebajas de precio generalizadas, mayor peso doméstico y un nivel de ventas muy inferior a otros años. Se anticipa por tanto una recuperación lenta. Podríamos afirmar que estamos ante una etapa de hibernación. Sin embargo, no está claro que todas las empresas puedan despertar de este sueño invernal y puede que muchas pymes turísticas no existan cuando amaine el temporal.
Las regiones que dependen en mayor medida de los visitantes extranjeros serán las más afectadas. En España se podría dar una recuperación desigual entre destinos con orientación nacional (espacios rurales y naturales, destinos culturales) y aquellos con orientación internacional (archipiélagos y determinadas ciudades).
Pero debemos evitar ser demasiado negativos. Una vez tengamos suficiente control sobre el Covid-19 como para relajar las restricciones de movimiento, tras semanas de trabajar desde casa, algunas personas podrán gastar el dinero ahorrado durante el confinamiento. Pero también entraremos en un período en que muchas personas habrán perdido y perderán empleos. A medio plazo, el control de la crisis propiciará una lenta recuperación del sector turístico, de la actividad y empleo, al ritmo que marque la demanda de servicios turísticos. Hasta que se desarrolle una vacuna puede que no haya una reactivación significativa de los flujos internacionales. Asimismo, la apertura selectiva de las fronteras puede ocurrir a medida que diferentes países controlen el virus. Idealmente, eso incluiría la reactivación de la actividad entre los mercados europeos, siempre que las autoridades sanitarias lo autoricen. Mientras tanto, la gente probablemente planificará vacaciones cerca de casa y el turismo tendrá que enfrentarse a un mercado que será durante un tiempo 100% puramente local. La recuperación será por zonas e inicialmente muy dependiente del turista doméstico y de proximidad, por lo que los primeros viajes que se reactiven serán aquellos a destinos cercanos, es decir, viajes de un día (excursionismo) o de fin de semana.
Estamos ante una oportunidad de lanzar nuevas estrategias de experiencias turísticas desde y para los locales. Las ofertas de viajes por carretera más asequibles son una oportunidad para que empresas y destinos colaboren. Un tipo de viaje en el que tendrán un valor añadido adicional aquellos que sepan trasladar al turista una imagen de higiene extrema y seguridad. Será necesario conocer mejor al viajero y se hará imprescindible conectar con los turistas en mayor grado. Los procesos de co-creación de los servicios turísticos serán fundamentales si queremos atraer al viajero y ofrecerle confianza y seguridad. Tanto turistas como destinos necesitarán mayor información, deberán estar alerta ante cualquier imprevisto y buscarán alternativas a espacios concurridos y actividades colectivas. La necesidad de viajar no desaparecerá, pero se habrá transformado en una manera de viajar que hoy desconocemos.
En este contexto, la inteligencia artificial y la gestión basada en datos se convierten en aliados para aquellos destinos y empresas que quieran prepararse para un mercado que no volverá a ser el mismo. En este sentido, China ya ha acelerado el desarrollo de su industria cultural y turística digitales para ayudar a la economía a superar la crisis, según dijo el pasado miércoles el departamento de desarrollo industrial del Ministerio de Cultura y Turismo. La cultura digital y el turismo basado en el 5G e inteligencia artificial pueden facilitar el diseño de las pautas para reabrir y promocionar recursos turísticos, como museos. La visita virtual a puntos de interés, así como las aplicaciones que permiten prever horarios y espacios de mayor afluencia, también pueden ayudar en esta nueva etapa.
Generar los puentes y el diálogo entre los viajeros y la industria hacia la reactivación del sector, proteger los derechos de los turistas, los intereses del sector y establecer pautas de servicios inteligentes son acciones que podemos empezar a realizar desde nuestras casas a través de la tecnología. Aprovechemos el momento para conocer nuestro país y para planificar el futuro del turismo.
Aurkene Alzua-Sorzabal/ Francisco Femenia-Serra son miembros del Grupo de investigación Inteligencia Turística e Innovación de la Universidad Nebrija