La aviación es la prueba de fuego para el compromiso ambiental británico
Los nuevos objetivos oficiosos de reducción de emisiones Reino Unido obligarían a dejar de ignorar el sector aéreo
El Comité para el Cambio Climático británico alienta al Gobierno a reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero a cero para 2050, uno de los objetivos nacionales más ambiciosos hasta la fecha. Dado que el objetivo preexistente de recortar el 80% para ese mismo año parece poco sólido, se infiere que o bien es humo, o bien es que el Gobierno está a punto de ponerse serio en áreas como la aviación.
Ahora, lo primero parece más probable. Gran Bretaña podría superar sus emisiones de carbono legalmente permitidas en 2028-32 hasta en un 20%, según datos oficiales. El recorte del 40% desde 1990 se ha logrado a través de medidas en la industria, la generación de electricidad y los residuos, pero el Gobierno se está quedando atrás en el aislamiento de los hogares y el transporte. Los objetivos anteriores han ignorado el CO2 producido porla aviación y el transporte marítimo: Carbon Brief considera que la aviación producirá más emisiones que cualquier otra cosa en 2050.
El informe del Comité no lo deja pasar, ni permite que las aerolíneas compensen sus emisiones con programas de créditos de carbono como plantar árboles en África. También reconoce que la tecnología verde y los biocombustibles no irán al rescate de la aviación. A diferencia de los coches, los aviones de pasajeros eléctricos siguen siendo sueños que no persigue ni Elon Musk, mientras que el CEO de Lufthansa, Carsten Spohr, señaló recientemente que pasarse a los biocombustibles significaría arar un tercio de Alemania.
Esto apunta a una acción más drástica. Los impuestos a los pasajeros son la forma más directa y sencilla de frenar la demanda. El riesgo de un gravamen unilateral es que los británicos que buscan el sol lo eludan cogiendo un tren a Francia y volando desde allí a larga distancia. Pero todavía podría tener sentido elevar las 26 libras por pasajero aéreo de corta distancia en Reino Unido. Los perdedores serían las rutas intraeuropeas de easyJet o Ryanair.
Elevar el coste de unos días en Riga o en la Costa del Sol será políticamente impopular. Si el Gobierno lo hace, demostrará que va en serio.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías