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Pilar Aranda: “Acceder a un máster no debería depender del nivel económico”

La rectora de la Universidad de Granada presenta en el Congreso una hoja de ruta para que la educación sea prioritaria en la agenda política

Acaba de presentar, en calidad de vicepresidenta de la CRUE, un documento en el Congreso para pedir a los grupos parlamentarios que pongan la universidad en el centro de la agenda política y dejen de usarla como arma arrojadiza. Pilar Aranda (Zaragoza, 1958), catedrática de Fisiología, es desde 2015 la rectora de la Universidad de Granada (UGR). Atiende a CincoDías aprovechando su viaje a Madrid para intervenir en el parlamento.

R. Han recibido distintos reconocimientos y aparecen bien colocados en distintos rankings de universidades, como referencia en inteligencia artificial e impacto de sus publicaciones. ¿Una universidad se mide por la investigación que desarrolla?
R. También es importante nuestra alta internacionalización, ya que tenemos grupos de investigación en unas 34 áreas de conocimiento y los investigadores son reconocidos en el ámbito de ingeniería e inteligencia artificial. Tenemos un efecto llamada, de hecho muchos investigadores quieren venir porque se está trabajando bien en esa línea.
R. ¿Qué retos y objetivos tiene por delante la universidad española?
R. La universidad hoy es accesible para toda la sociedad, pero el reto es cómo la universidad se adapta a esa sociedad del conocimiento. Tiene que ser con nuestra propia investigación, con aspectos metodológicos para que se pueda discernir y seguir formando no solo profesionales sino personas y ciudadanos. Estamos excesivamente burocratizados: las agencias, que son necesarias para acreditar y verificar los títulos nos están llevando a un estrangulamiento y a perder la visión real de nuestra vocación que es la docente y la investigadora. Tenemos que trabajar en el tema de las plantillas, tanto del profesorado como del personal administrativo y de servicios. Desde 2012 no solo se ha perdido plantilla sino que esta ha envejecido y no se ha podido renovar. En nuestro campus, la edad media de la plantilla es de 56 años. Hay aspectos estructurales que afectan a modelos de gobernanza y otros que van muy ligados a la ciencia y a la tecnología.
R. ¿Qué asignaturas pendientes tienen los rectores, y qué deben aprobar en un futuro inmediato?
R. Hay varios. La innovación de procesos y procedimiento, la metodología de la docencia, formar profesionales con un espíritu crítico, con capacidad de participación, son asuntos prioritarios. Tenemos pendiente además temas de evaluación y de seguimiento, así como trabajar la multidisciplinaridad y que acceder a un máster no debería depender del nivel económico.
R. ¿Por qué las universidades españolas no están entre las más influyentes del mundo?
R. Proporcionalmente somos un país con una gran cantidad de universidades muy bien situadas, unas 40 de 22.000 que hay el mundo están bien posicionadas en los rankings. Siempre dicen que los rectores no hacemos más que pedir y pedir pero también damos resultados. La inversión que se hace en la universidad pública española es muy baja, en proporción a los resultados que se obtienen, por lo tanto, nuestra eficacia y nuestro rendimiento es alto. Entre las 100 primeras universidades de la clasificación de Shanghái no hay ninguna, pero entre las 200 está Barcelona, y entre las 300 entramos Granada, Complutense y Pompeu Fabra, es decir, que estamos ahí… Hay que mirar la financiación de la que disponen las universidades que están por delante, que es mucho mayor que las españolas.
R. El tema de los másteres de Pablo Casado, o de la ministra dimitida, Montón ¿Qué daño han podido causar a la universidad pública?
R. Se ha generado una alarma social que ha llevado a que los grupos políticos usen la universidad como arma de esa contienda política. La CRUE hizo un comunicado en su momento y creo que son casos aislados que no deben trascender. Las universidades tenemos mecanismos de control y garantías de calidad formados por personal muy diverso. Estos hechos, que sucedieron hace unos años, sería difícil que se produjeran ahora.
R. ¿Cómo deben trabajar las universidades las salidas profesionales de sus egresados?
R. Tenemos un problema con la empleabilidad. Hay una sobrecualificacion de nuestros egresados para el trabajo que se les está ofreciendo. Hay un porcentaje muy bajo que ocupa puestos de liderazgo, cargos para los cuales tienen cualificación, y eso está generando una frustración que hace que muchos se quieran ir y tengan que marcharse porque cuando encuentran trabajo no está ajustado al perfil que tienen. Es un trabajo que hay que hacer entre todos, la sociedad, las empresas, las instituciones, las administraciones y la propia universidad. No solo es que haya un porcentaje muy alto de paro juvenil sino que los que trabajan tienen un puesto de baja cualificación.
R. El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, participa en las jornadas de diálogos UGR que comienzan el 1 de octubre. ¿Hasta qué punto es necesario que las empresas se involucren en el tejido formativo y viceversa?
R. Defendemos el principio de autonomía universitaria, tanto de poderes políticos como empresariales, pero entendemos que la formación no podemos hacerla nosotros exclusivamente. De hecho, nuestros estudiantes necesitan una formación práctica que solo se puede dar desde el ámbito empresarial. También tenemos que ser capaces de percibir qué se demanda, y así, hacer ajustes en la empleabilidad.

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