Adela&Viki, trajes de baño mágicos para mujeres reales
Bañadores para realzar o disimular e ir a la playa o la piscina cómodas, seguras y libres de complejos La firma 100% española vende online con una atención personalizada y aspira a su internacionalización
Y Dios creó a la mujer. Y casi todos pensamos en Brigitte o nos vienen a la cabeza Naomi, Claudia, Cindy, Gisele, Adriana o Irina. Y luego están las Juanita, Begoña, Bárbara, Arancha, Laura, Carmen o Lola. Las primeras de la lista son mujeres cuasi perfectas –según los cánones de belleza de cada época–, actrices y modelos. Las segundas son las mujeres de Adela y Viki, féminas reales, con sus imperfecciones, que dan nombre a cada uno de los 18 modelos de los mágicos trajes de baño de la colección de A&V.
Iniciales que corresponden a Adela Penedo y Victoria Orgaz, amigas desde la infancia y socias desde hace más de 20 años de la marca Adela&Viki (A&V) de “trajes de baño –ese es el primer mantra– para mujeres reales –y este es el segundo–. Mujeres como tú o como yo, que se puedan poner un bañador –palabra maldita en adelante– y se sientan cómodas, seguras y libres de complejos”, dice contundente Penedo.
¿Por qué hay que pensar que solo las mujeres gordas quieren esconder algo? Adela Penedo, cofundadora de a&V
“Las otras –las actrices y modelos– también los tienen, no creas que no; algunas son clientas nuestras”, pero el Photoshop, los tratamientos de belleza y otras artes ayudan a disimularlos. “Al fin y al cabo, ellas viven de su imagen. No hay que creerse todo lo que se ve en las revistas”, afirma con la seguridad de alguien que sabe mucho de backstages (bastidores).
¿Quién es quién?
Adela Penedo, abogada de formación, es la creativa y diseñadora, se encarga de las compras de la firma de fabricación 100% española, recalca. Un torbellino de ideas y de elocuencia que pasa de un tema a otro de la empresa con la soltura de quien ha vivido todas las vicisitudes de la misma y el éxito, “porque tarde o temprano iba a llegar”.
Junto a Penedo, Victoria Orgaz, economista de formación y de profesión. “Me encargo de los papelitos, las cuentas y de la producción”, añade divertida.
Su historia como mujeres de negocios, expertas en moda baño, se remonta a muchos años atrás en los que hubo éxitos y un gran revés. En 2012 deciden relanzar su proyecto casi por casualidad –“engordé 25 kilos y no encontraba un bañador que me quedara bien. ¡Este problema y otros los sufren tantas mujeres!”, recuerda Penedo–, pero con toda profesionalidad y “aprendiendo de los errores”, añade Orgaz, “hicimos un plan de negocio”.
Revolucionan el mercado de los trajes de baño femenino. “No hacemos baño para mujeres gordas”, insiste Penedo, “ponemos y quitamos para potenciar el cuerpo femenino, el de las mujeres reales con las que nos topamos a diario. Unas tienen poco pecho y quieren realzarlo; otras, mucho y quieren disimularlo; unas tienen demasiadas curvas y quieren taparlas y otras apenas tienen y les gusta insinuarlas, pero también hay mujeres demasiado delgadas que quieren encubrir su aspecto. ¿Por qué hay que pensar que solo las mujeres gordas quieren esconder algo?”. Touchée.
Moldeador de figura
¿Qué tienen de milagrosos sus trajes de baño? Lo primero, su confección, cuidada como un traje a medida para que siente como un guante, “por eso nunca hablamos de bañadores”. Introducen el shapewear (moldeador de figura).
Todos los modelos “incluyen un forro reductor y se diseñan a partir de un patrón de corsetería que estiliza y modela la silueta femenina”, explica Penedo, en función del tipo de cuerpo y las necesidades de cada mujer (ocultar la tripa, realzar o disimular el pecho, elevar el trasero...), sin importar cuál sea su talla. Costuras invisibles y lycra de primera calidad.
Las tallas van desde la XS, equivalente a una 38/40, hasta la XL, equivalente a una 54, y ¿adivine?, las que más se venden son la S y la M. Ningún modelo –entre 50 y 199 euros– sale a la venta sin que Adela, con la minuciosidad de un cirujano, dé su visto bueno.
“Deben quedar perfectos. Nuestros modelos –cada uno lleva el nombre de una mujer que ha sido o es importante en nuestras vidas o nos han inspirado– son para todo tipo de féminas. Tenemos clientas de 13 a 100 años y de 35 a 100 kilos, y un 99% de fidelización”.
Hoy, venden por internet “con una plataforma muy intuitiva” a mujeres de toda España, México, Suiza, Alemania, Estados Unidos y otros países, con una “atención muy personalizada y un grado de acierto en talla y modelo del 90%”.
¿Su objetivo? “Nos gustaría conseguir socios inversores. Tras siete temporadas con recursos propios, es hora de crecer”, apunta Orgaz, y lo de vender en tienda solo lo “consideraríamos si podemos formar al personal. Para nosotros es más importante la formación que el espacio”. Pruebe, compare y vaya a la playa sin complejos. Ellos lo hacen.
Un mal comienzo con buenos resultados
Adela&Viki (A&V) –Adela Penedo y Victoria Orgaz–, llevan más de dos décadas dedicadas a la moda baño. Unas precursoras que vieron que el wonderbra, el icónico y revolucionario sujetador de los noventa, podía tener un sitio entre bikinis y bañadores.
Y dicho y hecho. “Nos fuimos a Londres, nos trajimos el Wonderbra, lo destripamos para ver cómo estaba diseñado y cosido y empezamos a producir wonderkinis. “Un éxito”, recuerda Penedo, pero habían asumido demasiados riesgos y eso en los negocios se paga. “Vendimos mucho..., pero el sector textil entró en crisis, los proveedores dejaron de pagarnos y nos arruinamos”. Corría el año 97 y tuvieron que liquidar la sociedad.
En 2012 retoman su proyecto. “Aprendiendo de los errores, hicimos un plan de negocio, desechamos riesgos como vender a tiendas o fabricar bikinis, utilizamos nuestros propios patrones y contratamos directamente con las fábricas. Algunas con las que ya habíamos trabajado tuvieron que echar el cierre con la crisis”, añade Orgaz.
Arrancan con los “3.000 euros que cuesta constituir una empresa y un aval personal de otros 14.000”. Lanzan su primera colección, formada por cuatro modelos de trajes de baño, el 15 de junio de 2013 a un precio de entre 75 y 85 euros y arrasan.
De las 800 unidades que ponen en el mercado, “vendimos casi todas: unas 700 y pico”. Y lo que es mejor, continúa Orgaz, “a los 13 meses de empezar, ya no necesitábamos financiación”.
Para ahorrar costes, apuestan por modelos de lycra lisos; diseñan, fabrican y venden directamente sin intermediarios; alquilan un local durante un mes y medio ,“hasta el 31 de agosto, bajo el concepto ahora tan de moda de pop up store” (tiendas temporales) en la calle Ayala de Madrid, en el corazón del barrio de Salamanca, “y el boca a boca hace el resto. Teníamos colas desde las ocho de la mañana y los domingos no cerrábamos antes de las doce”, recuerda Penedo. Todo made in Spain y todavía no había llegado el fenómeno curvy.
Los números, sin prisa pero sin pausa
Plantilla. El personal de Adela&Viki se reduce a cuatro trabajadores, incluidas las dos socias, aunque confían en que la fórmula y el éxito de su negocio les permita realizar contrataciones.
Facturación. Alcanzaron su punto máximo de facturación en la temporada 2016 con 106.914 euros. El año pasado, la cifra de negocio se redujo drásticamente a 19.866 euros, debido a tres causas: la reestructuración del negocio, la desaparición de los puntos de venta físicos dejando paso a la venta online exclusivamente y la falta de una nueva colección en el mercado. Pero son optimistas. Solo en lo que va de año –entre enero y julio– ya han facturado un 27% más que en todo 2017.
Best sellers. La cifra de bañadores vendidos en los últimos años supera las 20.000 unidades. El modelo Arancha es el superventas de todas las colecciones, con más de 8.000 trajes de baño entregados sumando la primera y la segunda temporada, y se sigue demandando. En el segundo año, durante dos meses y un punto de venta, se vendieron más de 3.000 unidades de este modelo.