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A fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Cómo compensar el agujero de las arcas de EEUU

Con la reforma fiscal de Trump, el Tesoro dejará de ingresar 1,5 billones de dólares en los próximos 10 años

Donald Trump, presidente de EE UU
Donald Trump, presidente de EE UU
Gema Escribano

El 1 de enero entró en vigor el paquete de medidas fiscales de la Administración Trump, una reforma que ha servido de aliciente a los mercados en 2017. La rebaja de impuestos, la mayor desde los años 80, servirá de impulso a la economía estadounidense y a los beneficios empresariales a la vez que acarreará un agujero en las arcas públicas de 1,5 billones de dólares por la caídas de los ingresos fiscales.

El presidente de EE UU ha vendido la reforma como la palanca que impulsará el crecimiento y el empleo en los próximos años. Su tesis, que toma como punto de partida la rebaja de tasas de Ronald Reagan en 1981, apunta que si se recorta el impuesto a las grandes empresas y fortunas, estas reinvertirán el dinero creando nuevos puestos de trabajo e incrementando los salarios, algo que se traducirá en un aumento de la demanda agregada y de la inversión.

Ni analistas ni políticos estadounidenses se ponen de acuerdo sobre si la medida generará más ventajas que inconvenientes, o sobre cuándo empezará a notarse (si es que lo hubiera) el impulso económico. Pero hay un punto en que sí coinciden la mayoría de los expertos: la rebaja de los impuestos a las empresas y las reducciones en todos los tramos de la renta, incluido el de los más ricos, llevará al Tesoro a dejar de ingresar 1,5 billones de dólares entre 2018 y 2027.Es decir, generará un agujero en las arcas públicas. “La reforma traerá sin duda una menor recaudación que mermará las arcas del Estado y abultará el elevado déficit de la economía americana, actualmente situado en medio billón, como también incrementará la deuda pública que el Gobierno espera compensar con un crecimiento de su economía superior al 3%”, afirma Almudena Semur, gerente del Instituto de Estudios Económicos.

Los démocratas temen que para compensarlo se recorte el gasto público y la inversión o se eleven los impuestos a las clases medias, las verdaderas dinamizadoras de la demanda. Matilde Mas, directora de proyectos internacionales del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, cree que con la expansión fiscal se pone en peligro el plan de infraestructuras, medida esta sí que hubiera ayudado a incrementar la productividad y los salarios, pero de la que no se ha vuelto a hablar.

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El departamento de análisis de Citi ve más riesgos que oportunidades: estima que el impulso que proporcione la rebaja fiscal será transitorio en cuanto a PIB pero con un alto coste. Los menores ingresos fiscales se traducirán en una expansión del déficit del 3,5% en 2017 al 5,2% en 2022. “Es poco probable que el déficit mejore hasta 2026 si los legisladores no acometen recortes en el gasto público”, indica el banco de EE UU. Por su parte, la deuda pública aumentará de manera paulatina, pasando del 76% del PIB en 2017, al 89% en 2022 y el 96% en 2027.

Los detractores coinciden en señalar que con una economía como la estadounidense creciendo a tasas del 2% y con pleno empleo (la tasa de paro se sitúa en el 4,4% y caerá al 4,1% en 2018) la reforma planteada por Trump es innecesaria. Aunque si bien es cierto que EE UU está al final de un ciclo expansivo, los expertos opinan que con la nueva ley se está quemando un cartucho que podría resultar de gran utilidad en momentos de recesión. “El PIB podría aumentar entre un 2,5% y un 2,75% en 2018 sin la reforma”, prevé Citi. En el acumulado de los próximos 10 años, la entidad estima un impulso adicional del 1,5% al crecimiento económico. Igual de escépticos se muestran desde Intermoney, que limita la aportación al PIB al 0,9% los primeros cuatro años.

Semur sostiene que es pronto para conocer con certeza qué impulso que puede dar al PIB la rebaja impositiva, que “incrementará la competitividad de las empresas y por ende la inversión, la creación de empleo, y el crecimiento económico”. Con independencia de la reforma la experta señala que a medio plazo prima en favor de la economía estadounidense “su capacidad de innovación, muy superior a la de la eurozona sobre todo en el campo de la digitalización, lo cual eleva su potencial de crecimiento de una forma sostenible”.

El impacto sobre la competitividad es otro punto de discusión. Matilde Mas defiende que si bien una rebaja de los impuestos se traducirá en un alza de las rentas y de la demanda agregada, esto redundará en nuevas subidas de los tipos y la consiguiente apreciación del dólar, lo que inevitablemente pasará factura al saldo comercial de EE UU. La primera economía del mundo perdería competitividad frente al resto.

Los expertos también cuestionan el efecto de la medida en la inversión de las empresas. Mas sostiene que el alza de la inversión fruto de la rebaja de sociedades (del 35% al 21%) es dudoso, ya que la experiencia anterior no es favorable: la última vez que se llevó a cabo una iniciativa similar –con Reagan– las empresas aprovecharon los mayores beneficios corporativos para elevar el reparto de dividendos a sus accionistas y llevar el dinero a paraísos fiscales.

En la reforma de Trump el recorte al impuesto de sociedades va acompañado de una rebaja a la tasa de repatriación de los beneficios obtenidos en el extranjero por las empresas estadounidenses. El objetivo que se persigue es desalentar la salida de dinero del país y atraer los flujos que las compañías poseen en el exterior. Según cálculos de la Comisión Tributaria del Congreso las corporaciones acumulan 2,5 billones de dólares fuera de EE UU. Siguiendo la doctrina proteccionista del presidente, el proyecto aprobado fija una tasa de entre el 8% y el 15,5% para gravar los capitales que las empresas quieran repatriar.El impuesto, que se aplicará una sola vez, supondrá un ahorro significativo para las multinacionales, especialmente para tecnológicas y farmacéuticas, que generan gran parte de su beneficio fuera de EE UU.

Muchas compañías han optado hasta la fecha por establecer filiales en países con una menor carga fiscal y esquivar, además, la doble imposición: la primera, en el lugar en el que generan las ganancias y la segunda, en EE UU. The Wall Street Journal calcula que regresarán al país entre 200.000 y 400.000 millones de dólares. En este contexto las empresas optarán por vender o convertir en dólares activos que tienen fuera de EE UU para repatriarlos, lo que generará una demanda adicional de la divisa y su consiguiente revalorización.

La rebaja de Sociedades beneficiará sobre todo a las corporaciones que generan sus ingresos o un porcentaje significativo en EE UU. Las estimaciones que maneja el mercado son que el ahorro derivado del recorte elevará hasta en un 10% los beneficios empresariales. Su impacto en la Bolsa se traducirá en una subida adicional del S&P 500 de hasta el 18%. Aunque Wall Street cotiza a precios muy exigentes, la nueva norma servirá de gasolina para repuntes en el medio plazo.Estas subidas estarán sostenidas por un alza de los beneficios y los posibles programas de recompra de acciones derivados de una menor carga fiscal. Además, la reforma deroga la obligación de tener un seguro médico, cuya ausencia estaba castigada con multas, y favorece las prospecciones de crudo, lo cual impulsará a las petroleras.

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Sobre la firma

Gema Escribano
Periodista económica, con 13 años de experiencia como redactora. Formó parte de la web de Cinco Días desde 2010 hasta 2017 cuando pasó a integrar la sección de Mercados. Especializada en información bursátil y mercado de deuda. Estudió periodismo en Universidad Carlos III.

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