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El Foco
Tribuna
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Salarios y empleo, los grandes retos de Trump

El plan fiscal y el de infraestructuras deberán garantizar el crecimiento y sus efectos en empresas y trabajadores

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el pasado 22 de diciembre en la Casa Blanca, tras firmar su reforma fiscal.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el pasado 22 de diciembre en la Casa Blanca, tras firmar su reforma fiscal.REUTERS

El 2018 será un año de aniversarios en Estados Unidos. En 1968 fueron asesinados Robert Kennedy, en “plena cruzada contra la pobreza”, y Martin Luther King, quien instigó al presidente Johnson a sacar adelante la Civil Rights Act (1964, puso fin legal a la segregación racial) y la Voting Rights Act (1965, dio derecho a voto a los afroamericanos). Hace 50 años, en las Olimpiadas de México, Tommie Smith y John Carlos, negros, levantaron su puño y bajaron la cabeza, haciendo mundialmente famoso el saludo del Black Power. Elvis Presley volvió a los escenarios tras su famoso Comeback Special y, afectado por el asesinato de King, escribió dos canciones número uno, entonces y ahora: If I can dream y In the ghetto.

Todos estos aniversarios tienen su continuidad y repercusión en la América de 2018, a los que tendrá que enfrentarse el presidente Trump. La pobreza sigue rampante, con 48 millones de pobres y ocho millones de muy pobres. Bob Kennedy estaría hoy muy enfadado. Y esto, a pesar de que la economía crecerá al 4% y el desempleo, hoy en el 4,1%, nos dice lo contrario: pleno empleo. Pero no es así. En 2007, la tasa de participación laboral entre varones jóvenes (25-34 años) era del 80%. La Gran Recesión (2007-2009) y la deslocalización de empleos de manufactura a China por parte de las grandes empresas tecnológicas ha hecho que, para el 1 de enero de 2018, esa ratio de población joven masculina no llegue al 60%.

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Algún economista, en broma, culpa a los videojuegos de la falta de empleo para esos jóvenes. La realidad es que les faltan capacidades profesionales para trabajar en Apple o Google y que aún no se ha cumplido la promesa electoral de Trump de repatriar empleos para la industria. Como en noviembre de 2018 hay elecciones legislativas y los republicanos se juegan la Cámara de Representantes y el Senado, el presidente deberá contentar a su enfadado electorado blanco, dándole lo que le prometió: empleos buenos. Curiosamente, la tasa de participación femenina es hoy mayor que antes que estallara la crisis.

Trump empezará 2018 con un gran logro legislativo: la aprobación de la reforma fiscal y de un presupuesto. Tanto la fuerte bajada de impuestos como el mayor endeudamiento del Gobierno para financiar desde programas sociales al plan de infraestructuras deberían espolear el crecimiento y el empleo. Pero Trump —para que no le suceda lo mismo que con la reforma de la Sanidad, que no fue aprobada por su propio partido— necesitará tanto mayoría republicana en el poder legislativo como un partido republicano más afín a él. Si no, tendrá que gobernar como hizo Obama desde noviembre de 2010: por decreto ley, fácilmente revertible.

Predecir con certeza y con 11 meses de antelación qué sucederá en las elecciones legislativas de mitad de mandato puede parecer una temeridad. Hoy, los estudios de Advice Strategic Consultants dan a los republicanos una probabilidad de entre el 52% y el 54% de retener el Congreso. Y entre un 46% y un 48% a los demócratas. Del resultado electoral dependerá la presidencia de Trump. Los demócratas, aún sin líder, quieren acabar judicialmente con el presidente (impeachment) y lo intentarán si consiguen mayorías en la Cámara de Representantes y en el Senado.

Trump lidiará en 2018 con aumentar, al menos en 2,5 millones, la fuerza laboral americana (los jóvenes varones) que le votó, para lo que cuenta con dos activos: la economía crecerá al 3,5-4% y las empresas seguirán dando excelentes beneficios. Eso sí, tras años de contención salarial (subidas del 2,5% anual), es hora de que sus propios electores se lleven alegrías en sus nóminas. En 2017, la Bolsa (Dow-Jones, SP-500, Nasdaq) ha batido récords gracias a las expectativas de crecientes beneficios de las corporaciones, aunque Trump sostiene que la causa es personalmente él.

¿Pueden las empresas seguir creciendo en beneficios un 10% en 2018 y un 11% en 2019? El nobel de Economía Milton Friedman, en plena ebullición bursátil en 1997 aseveró que “los beneficios empresariales no pueden escaparse de la gravedad del crecimiento económico”. Por gravedad, Friedman se refería a la de la tierra, es decir: los beneficios empresariales deben ir de la mano del PIB. Si la Reserva Federal prevé un crecimiento del 4% en 2018, le faltan 6 puntos hasta alcanzar ese 10% de incremento de los beneficios empresariales. Pero según Friedman, la gravedad se impone y los beneficios, más pronto que tarde, habrán de acomodarse al crecimiento del PIB y no al revés.

El plan fiscal y de infraestructuras habrán de garantizar ese crecimiento y alimentar beneficios empresariales y mejoras salariales para los trabajadores. Seguramente, Trump intentará de nuevo “derogar y reemplazar el Obamacare”, aunque no tiene claro si hacerlo antes o después de las elecciones legislativas, ya que hay senadores y congresistas republicanos a quienes conviene la supervivencia de la reforma sanitaria de Obama. Y los 22 millones de personas que pueden quedarse sin seguro médico son un peligroso —por enfadado— segmento del electorado.

Lo mismo sucederá con la reforma de la inmigración, empezando por el casi millón de Dreamers (jóvenes hispanos a quienes Obama permitió quedarse en Estados Unidos dadas condiciones de estudios y cualificaciones profesionales) sujetos a la ley DACA que, aprobada por decreto por Obama, expira el año que viene. Electoralmente es un terreno peligroso para los republicanos. Por no hablar de los 15 millones de hispanos ilegales que Trump quiere expulsar o el muro con México pendiente de construir.

Los retos en política internacional son conocidos: seguirá renegociando tratados de libre comercio (NAFTA); Irán y Corea del Norte pondrán en un aprieto a los asesores de Trump si éste quiere apretar el gatillo; las relaciones con China continuarán siendo ambiguas por necesidad para ambos (amigos y enemigos), y los vínculos con el Kremlin empeorarán conforme la trama rusa —investigada por Robert Mueller— implique más al presidente, su familia y asesores. El grupo terrorista ISIS ya casi no existe, pero surgirán otros y la seguridad nacional será clave.

Los sueños de Martin Luther King, Robert Kennedy y Elvis Presley de igualdad social y racial serán retos en 2018.

Jorge Díaz Cardiel es socio de Advice Strategic Consultants y autor de Clinton vs Trump y Trump, año uno.

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