_
_
_
_
_
Entrevista

Séan Cleary: “La desintegración de la UE no sería una pérdida terrible”

El diplomático y economista cree que los papeles de Panamá no descubren nada

Juan Lázaro
Manuel G. Pascual

Vivió de cerca el derrumbe del sistema del apartheid como miembro del Facilitating & Preparatory Committee del Acuerdo de Paz para Sudáfrica. Tuvo un papel protagonista en el proceso de independencia de Namibia y su carrera diplomática también le llevó por Oriente Medio y EE UU. Séan Cleary (Ciudad del Cabo, Sudáfrica, 1948) está considerado una autoridad mundial en geoestrategia y análisis de riesgos globales, materia de la que asesora, entre otros, al Foro Económico Mundial. Es director general del think tank Center for Advanced Governance, presidente de la consultora Strategic Concept y vicepresidente de FutureWorld Foundation. Cleary atendió a Cinco Días antes de dar una conferencia sobre gobernanza global en la Fundación Rafael del Pino y horas después de que salieran a la luz las primeras informaciones sobre los papeles de Panamá.

¿Ha podido leer algo sobre esta filtración? ¿Qué opina de estos agujeros negros del sistema?

Existe un ejército de asesores legales que durante 40 años han estado hablando a sus clientes de paraísos fiscales. Los papeles prueban, a cualquiera que no lo supiese, que esa forma de evadir impuestos es una realidad. Pero, sinceramente, no me dice nada nuevo, aparte de poner nombres encima de la mesa. Todas y cada una de las corporaciones con actividad en varios países recurren a estos lugares. El problema es más social que legal. Una respuesta a la gran concentración de riqueza y a las desigualdades que ello genera son las protestas del 15-M y Podemos, el movimiento Occupy Wall Street o las protestas de Hong Kong.

La salida de Reino Unido de la UE pondría más presión sobre Berlín, lo que podría provocar su hartazgo”

¿No le parece que la gobernabilidad del sistema económico queda en entredicho, ahora que empezamos a salir de una crisis económica ante la que se reaccionó tarde y mal?

El sistema estaba configurado de tal forma que una crisis era inevitable. Desde 2001, el tamaño agregado de la economía financiera se ha multiplicado por entre 11 y 21 respecto al de la economía real. Cuando generas un sistema como este es cuestión de tiempo que estalle. Las medidas tomadas no iban dirigidas a reflotar la economía real, sino la financiera. La austeridad se convirtió en la norma para los países con déficit fiscal, mientras que Alemania no quiso poner de su parte. Por eso no se hicieron los ajustes fiscales que se necesitaban. Dicho esto, creo que la sobrerregulación del mercado siempre es contraproducente. Creo que es más efectivo reducir el apalancamiento permitido y excluir al capital especulativo de los fondos garantizados, por ejemplo. Algo de eso se ha conseguido. Los bancos están mejor capitalizados.

“El proceso soberanista catalán está ligado a la austeridad”

¿Qué opina del proceso de independencia catalán?

¿Cabría la posibilidad de encajar a Cataluña en un marco federal con amplias competencias culturales? Por supuesto que sí. Es curioso que el establishment escocés, el mismo que inició las revueltas hace siglos, quiera quedarse. Los abanderados de la independencia escocesa son ahora los más perjudicados económicamente. La austeridad ha aumentado la tensión en Cataluña. Si las cosas fuesen bien en España, el independentismo perdería fuerza.

¿Lo ve como un problema económico?

Que alguien me diga cómo se pueden separar la política de la economía. El propósito de los sistemas económicos es crear una sociedad pudiente, mientras que la política trata de asignar los recursos y los bienes de forma adecuada. Lo uno siempre tiene repercusiones en lo otro, adoptando las formas que sea necesario.

Algunos mandatarios europeos llegaron a reabrir el debate sobre aplicar o no la tasa Tobin.

Creo que, al menos en principio, es moralmente deseable. Es una manera sensata de reducir la cantidad de dinero que circula en el sector especulativo. El problema es que ningún Gobierno sabe qué impacto puede tener en sus propias instituciones. Me temo que a corto plazo es poco probable que se implemente en ningún lado.

¿Qué opina de la crisis de los refugiados? ¿Cree que la UE ha reaccionado de forma acertada?

En primer lugar, no sabemos cuántos refugiados llegan a Europa. He visto cifras de todas las fuentes y la proporción fluctúa entre el 35% y el 60% del total de llegadas. El resto, aunque forman parte de la misma oleada, son migrantes económicos. Solemos olvidar que quienes de verdad sostienen el peso de los refugiados son Jordania, Líbano y, hasta cierto punto, Turquía. Dicho esto, no creo que haya habido una reacción de la UE como tal. Si la UE hubiese respondido como Unión frente a la crisis económica entonces se habrían aplicado medidas de austeridad en los países con déficit fiscal, pero los que tenían superávit hubiesen tenido la obligación de aumentar el gasto en el interés del resto. No fue así. En el caso de los refugiados pasa lo mismo. Las fronteras necesitan ser aseguradas y la gestión de los refugiados asumida de forma colectiva. Pero eso no está pasando.

¿Cree que la UE puede sobrevivir sin Reino Unido?

Sí, pero no como la conocemos hoy. Aunque derribar su actual forma tampoco sería una pérdida terrible. Con cada ampliación, la UE se ha hecho más ingobernable. El gran debate de la Unión ha sido siempre profundizar la integración o extenderla a más países. Ceder la soberanía fiscal y monetaria fue una decisión seria. Si lo vemos desde la perspectiva británica, el Banco de Inglaterra decidió bajar los intereses mucho antes que el BCE y le ha ido mejor. Esa ya es por sí sola una razón más para querer quedarse al margen de la UE. ¿Se podría reconstituir la UE tras un brexit? Sí, pero eso requeriría que el resto pusiera más recursos y, por tanto, pondría más presión en Berlín, lo cual podría provocar su hartazgo. Personalmente, no creo que se vaya, pero las encuestas dicen que eso puede suceder.

Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

Archivado En

_
_