Vídeos, fotos y reformas laborales
El 10 de febrero de 2012, el Gobierno aprobó el Real Decreto Ley 3/2012 de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral. No entraré en esta tribuna en el análisis detallado de las principales medidas contenidas en dicho instrumento normativo, ampliamente debatidas tras su promulgación y posteriormente modificadas en parte durante el trámite parlamentario hasta la definitiva aprobación de la Ley 3/2012 de 6 de julio de 2012 homónima, pero sí las resumiré en lo esencial para poder referirme con fundamento a lo .
Los 4,53 millones de parados registrados en enero son muchos, pero son 289.000 menos que hace un año
Hay dos planos en los que me gustaría situar la discusión de este proceso: el de las medidas en sí y su potencialidad para lograr los objetivos que se proponían y el de los perfiles más fácilmente discernibles de la evolución observada hasta el presente en los principales indicadores del mercado de trabajo español.
Para concluir en qué medida la reforma de 2012 ha cumplido sus objetivos, o parte de ellos dado el corto plazo transcurrido desde su aprobación, es importante disciplinar un poco la argumentación. De ahí el título que he elegido: vídeos y fotos. El vídeo es el de la evolución de los indicadores del mercado de trabajo, es decir, cómo han cambiado la ocupación, el paro, los contratos y las características más relevantes de estos tres indicadores clave en el periodo. La foto es la situación dada que presentan dichos indicadores en este momento o en cualquier otro momento en el que queramos situar el análisis.
Obviamente, el vídeo es una sucesión de fotos y, en lo que se refiere al mercado de trabajo español, me sorprende mucho que haya tanta gente que se resiste a admitir que aunque la foto sea mala el vídeo es bueno. He aquí pues, mi primera conclusión que fundamentaré a continuación.
Naturalmente que los 4,53 millones de parados registrados en enero pasado (o los 5,46 millones de parados de la EPA del IV trimestre de 2014) son muchísimos, pero son 289.000 parados registrados menos que los 4,82 millones de enero de 2014 (478.000 parados menos que los 5,94 millones de la EPA del IV trimestre de 2013), una caída anual del 6% (del 8% en la EPA).
Puede que prefieran quedarse con la foto, pero creo que es más sensato quedarse con el vídeo procurando que este siga rodando, de ser posible a mayor número de revoluciones.
Lo mismo sucede con la afiliación a la Seguridad Social o los ocupados EPA. Los 16,59 millones de afiliados de enero pasado (o los 17,57 millones de ocupados de la EPA) son muy pocos, pero son 488.000 más que los afiliados de enero de 2014 (434.000 ocupados más de la EPA), un aumento anual del 3% (del 2,5% en la EPA). De nuevo, prefiero el vídeo que la foto.
El crecimiento del PIB de los últimos trimestres tiene un elevado contenido de creación de empleo
Podríamos seguir así también en lo que se refiere a los contratos, especialmente el avance de los contratos indefinidos, o las crecientes conversiones de contratos temporales a indefinidos, o de jornadas parciales a jornadas completas. Siempre en la tónica de mejoras en el tiempo frente a niveles estáticos todavía insatisfactorios. ¿Quién puede negar lo segundo? ¿Por qué se niega también lo primero?
Puede que cueste ver la influencia de la reforma del mercado de trabajo en esta dinámica. Sin duda, es difícil discernir lo que se debe al mero cambio de ciclo (por las causas que sea, entre ellas la propia reforma laboral) de lo que se debe a las nuevas condiciones de flexibilidad interna que han traído consigo las reformas laborales. Pero pueden hacerse estimaciones cuantitativas que permiten aclarar algunos efectos que sí cabe atribuir directamente a la reforma de 2012.
Cuando se estima la tasa de crecimiento del PIB necesaria para que crezca el empleo antes y después de la crisis se obtienen inmediatamente resultados muy contrastados. Así, hasta 2008, se creaba empleo neto si el PIB crecía ligeramente por debajo del 1%. Como el PIB estaba creciendo muy rápidamente hasta ese año el empleo crecía también de manera espectacular, incluso más que el PIB en trimestres puntuales.
El periodo de crisis es más complicado de analizar, ya que entre finales de 2008 y este inicio de 2015, casi en la mitad, ha intervenido la reforma de 2012. Pero puede establecerse que el intenso deterioro del mercado de trabajo y la equivalente caída del PIB en la primera mitad del periodo de crisis justifican estadísticamente la estimación de que el PIB tenía que crecer al rededor del 2,5% para que se crease empleo. En realidad estaba sucediendo justamente el proceso inverso, coherente, sin embargo, con dicha estimación: la fuerte caída del PIB venía acompañada de una caída mucho más fuerte del empleo (ese diferencial de 2,5 puntos porcentuales).
En la segunda mitad de la crisis, tras la adopción de la reforma del mercado de trabajo, la relación entre el crecimiento del PIB y la creación de empleo se restablece de manera equivalente a la que se daba antes de la crisis. De nuevo, pues, es posible crear empleo neto creciendo el PIB incluso por debajo del 1%. El crecimiento del PIB que estamos experimentando en los últimos trimestres tiene pues un elevado contenido de creación de empleo.
No basta, pues no deja de verse que abundan los contratos temporales, las jornadas a tiempo parcial y los empleos de escasa productividad, aunque avancen más los casos contrarios. Desgraciadamente, estos atributos del mercado de trabajo son viejos conocidos nuestros. Por eso hay que perseverar en las reformas del mercado de trabajo en España.
José A. Herce es profesor de Economía en la UCM y director asociado de Afi.