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El Foco
Tribuna
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Un plan de choque para la I+D+i

Ae confirma lo que esperábamos, de acuerdo con los datos publicados por el INE, el esfuerzo en I+D+I de nuestro país ha caído al 1,30 % del PIB en 2.012, lo que unido a la caída del PIB en un 1,6 % en el mismo año, indica que el monto total dedicado a I+D+I ha sido significativamente menor que en 2011, concretamente 794 millones de euros menos, lo que se traduce en un descenso del 5,6%.

En la Estrategia Española de Ciencia y Tecnología y de Innovación 2013-2020 (EECTI) se establece como objetivo para 2020 alcanzar un esfuerzo de I+D del 2 % del PIB. Con la disminución de las ayudas en forma de subvenciones y la utilización parcial de los créditos, así como la escasez crediticia a las pymes, no se espera un aumento del esfuerzo de I+D en 2013.

Para analizar el ritmo de cambio de estos índices de esfuerzo es conveniente contemplar la evolución de la serie histórica entre 2003 y 2010 y compararla con el objetivo para el período 2013-2020. El crecimiento del índice de esfuerzo entre 2003 (1,05 % del PIB) y 2010 (1,40 % del PIB) fue del 0,35 % y el crecimiento objetivo entre 2013 (1,30 % del PIB) y 2020 (2 % del PIB) debería ser del 0,70 %, es decir, el doble que en el período precedente.

Por muchas razones es esencial que el sector empresarial ejecute y financie la mayor parte de la inversión en I+D+I. En España, el peso del sector empresarial, por estructura del sistema productivo y la falta de cultura de riesgo, ha sido históricamente débil. De ahí la preocupación por parte de las administraciones públicas de intentar favorecer una mayor participación del sector empresarial privado en la inversión total en I+D+I.

Es esencial que el sector empresarial ejecute y financie la mayor parte de la inversión en I+D+i

Sin embargo, la participación empresarial ha crecido lentamente. Entre los objetivos de la EECTI se encuentra que, del esfuerzo en I+D total a alcanzar en 2020, es decir, el 2 % del PIB, el sector empresarial asuma el 1,2 % del PIB, lo que significaría un aumento del 0,51 % en el período 2013-2020. Si nos fijamos en el período 2003-2010, en el que el período 2003-2008 fue claramente expansivo, se observa que la contribución empresarial al esfuerzo de I+D entre 2003 (0,57 % del PIB) y 2010 (0,72 % del PIB) tuvo un incremento del 0,15 %, lo que indica que fue más de 3 veces menor que el previsto para el período 2013-2020.

Frente a estos formidables retos nos preguntamos: ¿Pueden mantenerse los objetivos que plantea la EECTI 2013-2020?¿Debemos ser más realistas y , una vez más, resignarnos y reconocer que no podemos alcanzar unos objetivos que al inicio del siglo actual parecía podían alcanzarse al comienzo de la segunda década del siglo?

En nuestra opinión solo es posible mantener dichos objetivos y tener una probabilidad mucho mayor de alcanzarlos si, de verdad, nos creemos todos, que la innovación es el motor de la transformación económica, que necesitamos priorizar la I+D+I y convertirla en un verdadero objetivo del país al igual que se ha priorizado la reducción del déficit público en estos tres últimos años. Para priorizar la I+D+I y poder cumplirse los objetivos de la EECTI, en nuestra opinión, es preciso un plan de choque, que debe implicar a todos los agentes políticos y sociales del país, debe convertirse en una prioridad del Estado. Un plan que debe conducir a la mejora de la competitividad basándose en el incremento de Innovación y la Productividad (modelo I&P=C) (Laviña y Molero, descargar en http://foroempresasinnovadoras.com/ ) y a un cambio en la estructura sectorial de nuestro sistema productivo, impulsando el emprendimiento innovador, especialmente en aquellas industrias que son intensivas en innovación como la biotecnología, las industrias del software, las TICs industriales, la industria aeroespacial, etc. fomentando también la innovación en las actividades más tradicionales, en definitiva una Política Industrial que incentive aquellos sectores que pueden tener un efecto multiplicador sobre la economía y la reindustrialización del país.

Dicho Plan debe enfocarse a mejorar el rendimiento del capital humano que permita el cumplimiento de los objetivos. Esto pasa, ineludiblemente, por una cooperación efectiva Universidad- Empresa, incentivando y estimulando el trasvase de talento entre ambos ámbitos, dentro de un sistema de Innovación Abierta. Se ha escrito mucho sobre la inadecuación de la Universidad española a las necesidades de la sociedad y a la falta de calidad investigadora y docente de la misma, incluso se ha sugerido su cierre temporal. Aunque discrepo de este diagnóstico tan negativo, ya que redefiniendo algunas funciones y no proponiendo su eliminación, se pueden obtener importantes logros de forma muy eficiente, como lo demuestran los múltiples ejemplos de docentes que han entendido su función investigadora y de cooperación con el ámbito empresarial, es evidente, que es necesario, dentro del plan de choque, dinamizar la colaboración del sistema productivo con la Universidad, alinearse con las líneas de I+D que se priorizan en el programa H2020, así como cambiar el sistema de Gobierno de la Universidad, de forma que los incentivos puedan establecerse en función de la colaboración con la industria, como por ejemplo, que el trasvase de talento a la industria no penalice la carrera docente universitaria y permitir que las universidades compitan por los mejores profesores, alumnos y proyectos, entre otras muchas medidas que es urgente implementar.

La priorización del I+D+i exige una actualización al alza de los presupuestos en este capítulo

Dentro del Plan de choque deberían incluirse una serie de medidas que incentiven la inversión empresarial en I+D+I, como la promoción de una industria potente de capital emprendedor que apueste por invertir en aquellos proyectos innovadores que podrían salir de los spin-off universitarios, incubadoras empresariales, etc. Igualmente es urgente un tratamiento fiscal más favorable para el capital emprendedor, como dice César Molinas (“Qué hacer con España”): “…. El objetivo sería aplicar a dichas entidades (“capital riesgo” que invierta en I+D) el régimen fiscal de las Uniones Temporales de Empresas (UTE) o Agrupaciones de Interés Económico (AIE)….” con objeto de que se comunicaran directamente a los inversores de la entidad de capital riesgo las bases imponibles negativas que procedan de las compañías participadas.

Finalmente, el Plan debería contemplar la compra pública innovadora y la atracción de inversión extranjera a proyectos de I+D en nuestro país. En los objetivos de la EECTI se establece que la inversión extranjera pase del 6 % actual al 15 % en 2020. Para ello debe ofrecerse estabilidad política y financiera, además de unas condiciones favorables para la inversión como unas mayores deducciones fiscales por proyectos e inversiones en I+D+I totalmente comprobables, así como la disponibilidad de personal formado y preparado, lo que sería una magnífica oportunidad para el regreso del talento que ha emigrado en los últimos años.

Este Plan de choque que se propone no es más que la aceleración temporal y la adaptación a la situación económica actual de una serie de medidas, que deben tener el apoyo de los grupos políticos y de la sociedad española, para poner al país en la senda de la competitividad sostenible y conseguir un mayor equilibrio entre los socios de la UE, así como contribuir a los retos Estrategia Europea 2020. Las medidas propuestas no tienen un efecto inmediato sobre los objetivos de déficit público, pero es obvio que la priorización del I+D+I exige una actualización al alza de los presupuestos en este capítulo, ya que los retos planteados lo exigen. Muchas de estas medidas han sido defendidas en multitud de ocasiones por muchos miembros del FEI y están claramente expuestas en el libro de Jaime Laviña y José Molero.

José María Insenser es Miembro del Foro de Empresas Innovadoras

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