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El Foco
Tribuna
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Los jóvenes olvidados

El desempleo disminuyó (98.265 personas) en el mes de mayo, según el dato conocido a mediados de semana. En los últimos 12 meses, el paro aumentó en más de 176.000 desempleados (3,7%) y la Seguridad Social perdió 629.000 afiliados ocupados (-3,7%).

El plan contra el paro juvenil está dotado con 6.000 millones de euros, el 0,06% del PIB de la zona euro

En este contexto, en España, la tasa de paro total se sitúa en el 26,8%, frente al 11% en la Unión Europea (UE), según los últimos datos de la oficina comunitaria de estadística (Eurostat). El número de desempleados asciende a 26,5 millones en el conjunto de los países miembros europeos, de los que seis millones corresponden a jóvenes menores de 25 años (en nuestra país un millón, es decir, el 18% de la UE). Los jóvenes son víctimas de la degradación del mercado laboral, ya que la tasa de desempleo alcanza cifras récord, al situarse en la UE en el 23,5%, mientras en España es del 56,4%, la mayor entre todos los países miembros, tras Grecia.

Por ello, no es de extrañar que en la UE el desempleo juvenil sea un tema prioritario y de gran preocupación en todos los debates. Ante esta situación, aunque un poco tarde, Alemania y Francia han presentado una iniciativa para combatir el desempleo juvenil denominada New Deal para jóvenes europeos. Un nombre demasiado rimbombante, si tenemos en cuenta la dotación modesta asignada ya que solamente está dotado de 6.000 millones de euros, lo que representa solo el 0,06% del PIB de la zona euro.

La mayoría de expertos toman como ejemplo a Alemania en materia de desempleo juvenil (7,5% tasa paro de jóvenes) y atribuyen a los minijobs su éxito. Pero estos resultados no son debidos exclusivamente a factores económicos.

Primeramente, si comparamos el desempleo de los jóvenes entre Alemania y nuestro país, hay que considerar la estructura laboral que representa un factor determinante en el desempleo. En concreto, en España, se pueden incorporar al mercado de trabajo al cumplir los 16 años del orden de 423.000 jóvenes, donde hay una población empleada en su conjunto de 16,6 millones, mientras en Alemania son casi 700.000 jóvenes los que se pueden incorporar a un mercado laboral mucho más amplio, en concreto, 42 millones de ocupados. Es decir, cada joven, en España, se encuentra con un mercado de trabajo de 39 empleos, mientras que, en Alemania, es de 60 empleos. Por lo tanto, se puede deducir fácilmente que las expectativas son mucho mayores en Alemania. Todo ello, explica, en parte, sus necesidades de mano de obra.

El paro de los jóvenes no es solo un problema económico, es también un problema político

En segundo lugar, si el paro en España de los jóvenes es tan elevado es debido, en parte, a que son las personas menos cualificadas las que entran antes de los 25 años al mercado de trabajo. Casi un 50% (600.000 jóvenes) de quienes han perdido un empleo en el sector de la construcción son jóvenes que decidieron dejar de estudiar para dedicarse a un trabajo que ya no existe. Así, más de un 60% de los jóvenes en paro solo tiene estudios hasta secundaria obligatoria; el resto continúa con sus estudios (49%). Mientras, en Alemania, su inferior tasa de paro de los jóvenes se debe al programa de formación dual (clases prácticas en empresas y teóricas en centros públicos) basada fundamentalmente en el aprendizaje en empresas (más de 50 trabajadores) que son las que pagan una remuneración a los 1,5 millones de aprendices. Por su parte, el Estado financia las escuelas profesionales.

En tercer lugar, hay que considerar, además, factores culturales. En Alemania, la formación está muy valorizada socialmente. Su funcionamiento está asociado al mercado laboral con posibilidades de promoción interna en las empresas, lo que no es el caso de nuestro país. Así, por el sistema dual pasan el 45% de los alemanes para insertarse en el mercado de trabajo.

En este sentido, y, según Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo, “me gusta que se aplique el sistema de aprendizaje mixto alemán. Pero habrá que ver cómo se aplica, porque los modelos socioeconómicos del sur de Europa no se parecen en nada al alemán”. 

La economía alemana está basada en la exportación con empresas de gran tamaño muy especializadas y apropiadas para aplicar el modelo de aprendizaje. Existen ciertas dudas para su aplicación en economías más basadas en el sector servicios, como es el caso de nuestro país. Las empresas españolas, desde el punto de vista del tamaño, medido en número de asalariados, se caracterizan por su reducida dimensión. Según el Instituto Nacional de Estadística, de las 3,2 millones de empresas tan solo el 4,7% del total cuentan con más de 20 trabajadores.

Por último, si queremos disminuir la tasa de paro de los jóvenes la prioridad debe ser disminuir primeramente la tasa de paro del conjunto de la población activa. En todos los países miembros de la UE, la tasa de paro de los jóvenes es siempre el doble que la tasa de desempleo global. En tiempos de crisis, los jóvenes son los primeros perdedores, sobre todo, los menos cualificados.La generalización de medidas de austeridad contribuye a amplificar este fenómeno que tiene costes económicos (seguro desempleo, disminución impuestos sobre la renta y degradación de la capacidad de producción) y políticos (pérdida de cohesión social, emigración). Por lo tanto, el paro de los jóvenes no es solamente un problema económico, es también un problema político y, como tal, debe tratarse.

Señalar, además, que la última edición del Informe sobre el Trabajo en el Mundo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) critica la reforma laboral por suponer “un riesgo añadido de deprimir aún más la demanda agregada y el empleo, dificultando en último término el ajuste fiscal e incrementando la pobreza”. El problema del desempleo juvenil en España solo se podrá solucionar contando con los agentes sociales y económicos y finalizando con la política de austeridad.

Vicente Castelló Roselló es profesor Universidad Jaume I

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